El PSOE advierte de que nada de lo negociado por Yolanda Díaz es "creíble" hasta que Calviño dé su ok
El comisario de Economía Gentiloni marcó el protocolo de su visita: una sola comparecencia pública y junto a su interlocutora, la vicepresidenta primera.
26 octubre, 2021 06:01Noticias relacionadas
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A Pedro Sánchez le quedan apenas dos meses para pasar el ecuador de su legislatura. Y si lo rebasa será que ha cumplido con la mayor prueba política hasta el momento y, probablemente, en lo que le resta de mandato.
De aquí a que acabe el mes de diciembre, tendrá que haber negociado y tramitado los Presupuestos Generales del Estado, haberse inventado el contenido del "mecanismo de solidaridad intergeneracional" para la reforma de las pensiones y lograr la cuadratura del círculo de la reforma laboral.
Tras el fracaso de la reunión entre PSOE y Unidas Podemos, nada anuncia que vaya a haber éxito. Porque socialistas y morados no están de acuerdo en ninguno de los dos pilares legislativos comprometidos con Bruselas que harían útil el primero de ellos.
La Comisión Europea los exige para seguir mandando el dinero comprometido de los fondos de recuperación Next Generation EU. De los 27.000 millones presupuestados para 2021, hasta el momento sólo han llegado 9.000; en breve deben librarse otros 10.000 millones y entre diciembre y enero, se recibirá el resto... pero sin esos tres hitos cumplidos, Bruselas ya advierte de que los más de 25.000 millones del año 2022 no se activarán.
Y a eso vino, entre otras cosas, Paolo Gentiloni este lunes a Madrid. El comisario económico europeo se vio con el presidente Sánchez, con el ministro José Luis Escrivá, con la vicepresidenta segunda, y con la primera. Para evitar verse envuelto en la polémica y para mandar el mensaje claro de que su interlocutora es sólo una, el equipo de asesores de Gentiloni se aseguró de que la única comparecencia pública fuese junto a Calviño.
Al comisario económico europeo la vicepresidenta económica le dijo -como ya ha hecho llegar a los agentes sociales y a las Comunidades Autónomas- que nada de lo negociado hasta ahora será "creíble" hasta que el Gobierno haya cerrado "una postura común". Es decir, que todo lo avanzado por Yolanda Díaz hasta la fecha necesita el refrendo de la vicepresidenta primera.
¿Por celos, por personalismo, por egos? "No, porque hay al menos cinco ministerios afectados directamente en este proceso y ella es la coordinadora de la política económica del Gobierno"... ya fuera éste de coalición o monocolor. Así lo explicaban fuentes gubernamentales a este periódico mientras se celebraba la reunión de seguimiento del pacto de coalición.
El espacio confederal de Unidas Podemos solicita una reunión urgente de la mesa de seguimiento del acuerdo de coalición entre el PSOE y UP.
— Ione Belarra (@ionebelarra) October 22, 2021
Necesitamos abordar la gestión y ejecución de los compromisos de coalición.
La reunión la reclamó con "urgencia" la líder de Podemos, Ione Belarra, el pasado viernes. Pero en realidad quien la estaba forzando de fondo era el PSOE, con la vicepresidenta primera a la cabeza.
Este lunes, entre las 19.38 y las 21.18 horas, se sentaban en una sala de reuniones del Congreso representantes socialistas y morados para "abordar la gestión y ejecución de los compromisos de coalición". Es decir, para tratar las "injerencias" de Calviño "en las competencias de Trabajo", el Ministerio de Díaz, vicepresidenta segunda.
"No hay consenso"
Y a la salida, la montaña parió un ratón: "Constructiva y con buen tono", señalaban fuentes del PSOE. "Será necesario seguir negociando dado que por el momento no hay un consenso sobre la reforma laboral", matizaban desde Unidas Podemos. Es decir, nada de nada, y la disputa entre vicepresidentas, por el contrario, más a la vista.
Ninguna de las dos se sentó a la mesa. Aunque la presencia de María Jesús Montero -"mi hermana"- en la delegación del PSOE era la cuota de "la coordinadora de la política económica" del Gobierno. Lo mismo que Josep Vendrell, su jefe de gabinete, representaba los intereses de la líder de Unidas Podemos en el Ejecutivo.
Por el lado socialista, además, participaron la vicesecretaria general, Adriana Lastra; el ministro de Presidencia, Félix Bolaños; y Héctor Gómez, portavoz parlamentario. Del lado morado estaban, también, Joaquín Pérez, secretario de Estado de Empleo; Enrique Santiago, secretario de estado para la Agenda 2030; la propia Belarra; Irene Montero, ministra de Igualdad; y Pablo Echenique, portavoz en el Congreso.
Sólo uno de los negociadores presentes se mostró algo más optimista con el resultado de la negociación y, en conversación con este diario, calificó de "positivo" el encuentro. Del lado socialista se aclaró que todo lo avanzado hasta ahora por Díaz se consideran meras "prospecciones". Y que ahora toca afrontar el momento de las "decisiones".
Idiomas distintos
Por eso es por lo que el PSOE quiere "participar", que fue el elegante verbo que había elegido Felipe Sicilia, portavoz de su Ejecutiva, por la mañana. "Para hacer una nueva ley del mercado de trabajo, acorde a los nuevos tiempos, que combine seguridad para los trabajadores con la flexibilidad necesaria para un empleo competitivo". Luego añadió las palabras mágicas del Plan de Recuperación: transición ecológica, transformación digital, cohesión social y territorial...
Lo cierto es que los cuatro socialistas y los seis representantes de Unidas Podemos sentados frente a frente en el Congreso hablaron idiomas distintos.
El PSOE recordó que no sólo Trabajo está implicado en la reforma laboral, "también lo están Inclusión, Hacienda, Educación y, claro, Economía". Es decir, que hay un pack completo que reúne la reforma de las pensiones, la de la Formación Profesional y, por ejemplo, los nuevos ERTE de formación. Por eso, antes de entrar en contenidos, los socialistas quisieron diseñar los equipos para cada comisión de discusión.
Sin embargo, Unidas Podemos se empeñó en hablar de puntos concretos para "la fase decisiva" en la que ya está la reforma laboral, "tras meses de trabajo por parte del equipo" del Ministerio de Díaz. Los morados reclamaron una "aclaración" a sus socios sobre "los aspectos más lesivos" de la ley que aprobó el PP en 2012 y quedó claro que su líder necesita que el verbo que use el Gobierno sea el de "derogar" aquella reforma laboral.
¿Ruptura a la vista?
En respuesta, se encontraron con el plan de trabajo diseñado por Calviño: primero, la fijación de una postura común; luego, ir con ella al diálogo social; y finalmente, llevarla a Bruselas para conseguir el visto bueno.
La réplica morada fue que no se pueden cambiar las reglas del juego a mitad de la partida. Que Trabajo ya ha llegado al momento del desenlace y que lo que pretende el PSOE desandaría todo lo andado.
Y a todo esto, ¿se puede atisbar una ruptura de la coalición? Los socialistas dicen que no, que "el Gobierno tiene buena salud" y "agotará la legislatura". Pero que los morados tienen que aceptar el liderazgo de Economía en este punto, "como ha ocurrido en otras reformas".
Sin embargo, en Unidas Podemos el malestar es evidente, se vuelve a hablar de Calviño como "la funcionaria de Bruselas" y se desliza que todo esto ocurre precisamente cuando las encuestas dicen, por primera vez, que Yolanda Díaz es más popular que Pedro Sánchez. "Es evidente que no le quieren dar esa medalla ante unas posibles elecciones"... ¿Posibles?