María San Gil: "No puede ser que las minorías determinen las leyes para las mayorías"
La histórica dirigente del PP presenta NEOS, una plataforma para "proponer una alternativa al proyecto sectario y totalitario del Frente Popular".
29 noviembre, 2021 05:59Noticias relacionadas
María San Gil (San Sebastián, 1965) dice haber abandonado la política. Aunque es una afirmación discutible si por esta -la política- se entiende la participación activa en la búsqueda de soluciones a los problemas de la sociedad. Ya no lo hace desde un partido, eso sí, sino desde la sociedad civil, a la que pide "despertar" y "alzar la voz".
En este empeño, la histórica dirigente del PP Vasco (2004-08), así como destacada activista de los valores católicos, acaba de presentar, junto a Jaime Mayor Oreja (su "padrino ideológico") Neos (acrónimo de Norte, Este, Oeste, Sur), una plataforma que nace con la vocación de "dar la batalla cultural" y "plantear una alternativa al proyecto sectario y totalitario" que en su opinión encarnan Pedro Sánchez y sus socios.
Por ahora, Neos aglutina a asociaciones como la Fundación Villacisneros, Valores y Sociedad, la Asociación Católica de Propagandistas (AcdP) o la Fundación Cultural Ángel Herrera Oria. Juntos, pretenden ser la "brújula" para una España "desnortada".
¿De dónde surge la necesidad de lanzar Neos?
Nos dimos cuenta de que, más allá de las conferencias que hacíamos, teníamos que dar un paso. El ataque de leyes ideológicas de este Gobierno está siendo de tal magnitud que no bastaba con conferencias mensuales en las que habláramos de una alternativa cultural, sino que había que despertar las conciencias de la gente. Cada ley es peor que la anterior y nos estamos empezando a acostumbrar a todo. Un día nos sublevamos contra la ley educativa, pero como al día siguiente aparece una nueva ley peor que la anterior nos vamos adormeciendo.
Queremos que la gente se dé cuenta de la batalla ideológica que está librando este Gobierno y ser una voz que se escuche. Hay que reaccionar, tenemos que movilizarnos y proponer una alternativa al proyecto sectario y totalitario del Frente Popular. Se nos tiene que escuchar.
¿Por qué ahora?
Consideramos que ahora es el momento, aunque llevamos más de un año trabajando en siete pilares fundamentales para la sociedad y que están siendo atacados: la vida, la verdad, la dignidad de la persona, la familia tradicional, la libertad -especialmente la religiosa-, la nación y la Corona.
¿Ha faltado una sociedad civil activa para reaccionar ante los desmanes del Gobierno?
Está un poco adormecida, pero nada ayuda a despertarla. Los medios de comunicación en general, con honrosas excepciones, reman en favor del Gobierno y son políticamente correctos. El Gobierno tiene un frente mediático que acapara una parte importante de la sociedad. Es necesaria una voz discordante, que aglutine a todas las asociaciones de ideología conservadora y que sea políticamente incorrecta.
Más allá de la labor de los medios de comunicación, ¿por qué considera que la izquierda ha ganado prácticamente todas las batallas ideológicas relevantes en los últimos años?
Los medios influyen mucho, pero todo esto nace del pacto Zapatero-ETA en 2004. Un cambio de la sociedad no se produce en 24 meses por mucha pandemia que suframos. ETA y Zapatero pactan en 2004 un intercambio: ETA deja de matar y Zapatero acomete un cambio terrible de la sociedad. Se termina con la sociedad basada en los principios del humanismo cristiano y se comienza poco a poco. Con la ley del matrimonio homosexual o con la ley de memoria histórica empiezan las leyes ideológicas y sectarias.
Pedro Sánchez solo incide en ese proyecto de ruptura y de división social: más que restaurar heridas o trabajar por la convivencia, quieren dividir la sociedad en buenos, que son los que se alinean con el Gobierno, y los fachas, reaccionarios y crispadores, que son los que no estamos con ellos.
Volviendo a lo que me decía sobre la falta de una sociedad activa... Yo creo que la gente bastante tiene con llegar a fin de mes, con sus problemas personales, laborales. No se pretende que todos sean activistas. Lo que hacen falta son líderes y referentes en la sociedad civil a los que se pueda seguir.
También ha habido una deserción ideológica de la derecha política.
Es cierto que no se da la batalla cultural como queremos, pero no siempre se puede dejar todo en manos de los políticos. Si te limitas a votar cada cuatro años, poca incidencia tienes en la política. La sociedad civil tiene que asumir la responsabilidad que le compete, y nosotros queremos dar voz a una parte que está callada, queremos defender la fe y los fundamentos del humanismo cristiano, que son los pilares de la sociedad actual y los quieren tumbar, arramblar.
Precisamente Vox nace como una escisión del Partido Popular descontenta por la "tecnocratización" del partido con Mariano Rajoy y que considera que sus ideas conservadoras ya no se encuentran defendidas por esas siglas. ¿Se identifican con ellos?
Nosotros no entramos en política, somos una organización que forma parte de la sociedad civil aunque sí queremos influir en la política. Si los políticos no llevan a cabo las acciones que pretendemos, nuestra labor no habrá tenido éxito. Nosotros hemos sido muy batalladores con la ley de eutanasia. Conseguimos reunir en el Congreso de los Diputados al PP, Vox, UPN y Foro Asturias, que se comprometieron a derogar la ley una vez lleguen al Gobierno. Eso fue un éxito, porque creemos que lo que tenemos que hacer es propiciar puntos de encuentro entre esos partidos que pueden defender lo mismo que nosotros.
Es decir, que van a trabajar desde la "prepolítica" para que los partidos de derechas se encuentren.
Vamos a buscar un terreno de juego en el que los partidos políticos que compartan nuestros valores se sientan cómodos. Vamos a trabajar la verdadera alternativa cultural frente al proyecto de destrucción social que quiere el Gobierno de Pedro Sánchez. Es una realidad y no podemos darle la espalda.
No podemos ser ingenuos. Yo tengo dos hijos y quiero que vivan en una sociedad, al menos, como la viví yo: con valores, donde existen la verdad y la mentira, donde hay cosas que son buenas y malas… A partir de ahí los partidos políticos podrán nutrirse. No queremos estar en política, pero sí influir, ser determinantes.
"Me parece alucinante que un menor se pueda autodeterminar sexualmente cuando no puede fumar, no puede beber, no puede votar"
Acusan al Gobierno de actuar como "un Frente Popular que pretende la destrucción del orden social". ¿De verdad creen que el Ejecutivo tiene un proyecto articulado que va en ese sentido?
Decimos eso basándonos en las leyes ideológicas y sectarias que están poniendo encima de la mesa. Tampoco sé si son del todo conscientes, porque no les otorgo tal capacidad intelectual, pero sí sé que quieren un modelo de sociedad distinto al que hemos tenido hasta ahora, donde la vida ya no tiene ningún valor, y ahí están la ley de eutanasia, la ley del aborto… La dignidad de la persona ha pasado a un segundo plano y ahí la ley trans, las leyes LGTB... la persona es otra cosa totalmente distinta.
También hay factores significativos como el ataque a la nación. Tenemos un presidente del Gobierno que se sustenta en dos partidos [ERC y Bildu] que quieren la destrucción de la nación para erigirse en dos países independientes. O el ataque a la Corona, por todo lo que representa: están enarbolando la república como el mejor de los modelos, cuando la Historia desmiente este mito. Estas cosas hay que denunciarlas y alzar la voz.
Como histórica dirigente del Partido Popular, ¿se encuentra representada por los valores del PP de Pablo Casado?
Como estoy fuera de la política, solo me siento representada por Neos y la Fundación Villacisneros. Ellos quizá han decidido que es mejor no enarbolar la bandera de la fe, que eso quita votos. Como nosotros no estamos en política no tenemos que hacer esos cálculos. Entendemos que hay un sector importante de la sociedad que vive la fe con naturalidad y que lo quiere hacer de forma pública.
Da la sensación de que la derecha es más compleja, y tiene más enfrentamientos internos que la izquierda española: entre Cs, PP y Vox hay matices e incluso abismos que no son tales entre PSOE, UP, ERC y Bildu, que son capaces de actuar como socios de legislatura.
Somos más éticos y morales, a la izquierda le da todo igual. Vivimos en un Gobierno de la mentira que no tiene ningún principio. Ayer tuvimos que escuchar a Odón Elorza en el Congreso de los Diputados. Yo lo he padecido durante 20 años en el Ayuntamiento de San Sebastián y me parece lamentable que venga a decir que ETA ya no existe cuando tienen a Mertxe Aizpurua, condenada por exaltación del terrorismo, sentada a escasos escaños suyos y defendiendo lo mismo que defendía ETA. Han renunciado a las armas, pero ni han pedido perdón ni han renunciado a su proyecto ideológico. La izquierda parlamentaria actual no tiene vergüenza, ha perdido el norte.
Me parece un absurdo, tan carente de razonamiento, que no tiene sentido ni rebatirlo. Entiendo la vergüenza que tiene que sentir en su fuero interno al ver que Arnaldo Otegi, que Bildu, está apoyando los Presupuestos del Gobierno de España. Sus muertos se están revolviendo en las tumbas. Allá él con su conciencia.
Recientemente se celebraron diez años desde el final de ETA. La izquierda ha celebrado que fue "derrotada" pero Jaime Mayor Oreja o Fernando Savater aseguran que ETA, como movimiento político, está "más viva que nunca".
ETA no está derrotada, tal y como recoge el magnífico libro de Rogelio Alonso La derrota del vencedor. ETA deja de matar en el año 2011 y adquiere un protagonismo político más fuerte que nunca. Tienen presencia en las instituciones y su proyecto político de autodeterminación y de ruptura es clarísimo. Ahora quieren que ETB3 llegue en vasco a todos los niños navarros. Están ideologizando a la sociedad navarra desde la más tierna infancia. La culpa es de quienes han abandonado sus principios y han desaparecido, como el constitucionalismo en el País Vasco.
Ellos siguen en el camino que tienen trazado, pero el PP y el PSOE, que fueron la alternativa al nacionalismo, ahora mismo no están. El problema del PP ahora es que es insignificante, pero el PSOE gobierna con el PNV y su secretario general en Euskadi dice claramente que gobernar con Bildu le parece bien. Entiendo que el PNV esté preocupado porque el siguiente Gobierno vasco puede ser fácilmente un tripartido entre PSOE, Podemos y Bildu. Y eso es lo que al PNV le preocupa. Es lo que pasa cuando los constitucionalistas abandonamos la batalla.
¿Puede seguir hablándose del PSOE como un partido constitucionalista?
No, el PSOE está echado en las manos del nacionalismo en el País Vasco.
A nivel nacional, digo.
Pedro Sánchez está para gobernar y para mantenerse en el poder. El PSOE es el partido de Pedro Sánchez. Yo en su momento me marché del PP. Es muy digno irse de la política cuando no estás de acuerdo, y yo no entiendo cómo muchos compañeros y amigos que tengo el partido socialista no abandonan un partido con el que ya no comparten nada.
Rosa Díez y Santiago Abascal son dos ejemplos clarísimos de gente honesta consigo misma: cuando ven que su partido se desdibuja, montan otro. Eso me parece encomiable, yo me fui a mi casa [ríe]. Entiendo que mucha gente del PSOE no está de acuerdo con lo que está haciendo Pedro Sánchez, y es el momento de que den el portazo.
"Lo que este Gobierno quiere claramente no es restaurar heridas, no es propiciar la convivencia, sino hacer una España de buenos y malos"
¿Y por qué nadie lo da?
Porque el poder es una toxina, lo corrompe todo. Y frente al poder es muy difícil alzar la voz. Pesa el puesto, pesa el cargo, el sueldo. Están en lo políticamente correcto, en la moda dominante, en la vida fácil. Oponerse es incómodo. Entre lo fácil y lo correcto hay que hacer lo correcto, aunque sea mucho más difícil.
El PSOE es un partido que no reconozco. Sánchez gobierna con Podemos, con quien no podría dormir, y pacta con Bildu, con quien dijo que no pactaría nunca. Esto hay que recordarlo continuamente.
¿Cuáles son las "leyes ideológicas" de este Gobierno que tanto denuncian?
Por ejemplo, la ley de eutanasia o la ley del aborto. En un futuro se nos juzgará como una sociedad animal, salvaje, por abortar 90.000 niños al año.
La izquierda arguye que son avances sociales a las que la derecha se terminará sumando con el tiempo, como sucedió con el matrimonio homosexual.
No son avances sociales, son retrocesos. El aborto es un retroceso. ¿Es un avance que la única solución para la gente mayor, en vez de los cuidados paliativos, sea matarlos? Es de sociedades poco avanzadas. Lo progresista es defender la vida, el cuidado, el mimo, la atención médica. Ayudar a una mujer que por lo que sea se ha quedado embarazada a que pueda tener el niño y darlo en adopción. Darle todas las ayudas necesarias para sacar adelante ese embarazo. Lo contrario es un retroceso, es salvaje.
Y luego está la ley trans. ¿Cómo que ya no existe el sexo? ¡Pero si es un tema científico! ¿Qué es eso del género fluido? Uno no se puede despertar por la mañana y decidir lo que es. Me parece alucinante que un menor se pueda autodeterminar sexualmente cuando no puede fumar, no puede beber, no puede votar. ¿Somos conscientes del daño que eso puede hacer? No puede ser que las minorías determinen las leyes para las mayorías. Debemos regular para todos, teniendo respeto para casuísticas particulares.
¿Alguna otra ley entraría dentro de esta consideración?
Las tengo apuntadas [se levanta y toma unos papeles de la mesa de su despacho]. Están la ley trans, la ley de libertad sexual, la ley de protección de la infancia, la ley de ideología de género, la ley de diversidad familiar o la modificación del Código Penal para penalizar a las mujeres que rezan en las puertas de los abortorios.
Hay muchas asociaciones, como 40 Días por la vida, que rezan en la puerta de los abortorios. Rezan y si alguna mujer les pide ayuda, se la ofrecen. ¿Van a darles penas de cárcel por esto? ¿Por ayudar a las mujeres para que no aborten?
¿Qué opinión le merece la llamada Ley de Memoria Democrática?
A mí me parece aberrante que estemos hablando todo el día de Franco cuando hay 350 asesinatos de ETA que están por resolver.
379.
Lo que este Gobierno quiere claramente no es restaurar heridas, no es propiciar la convivencia, no es que sumemos todos y progresemos juntos, sino hacer una España de buenos y malos. Los buenos son quienes están con ellos y los malos, el resto. Quieren reescribir la Historia, pero los políticos no están para eso. La Historia es la que es. Los políticos lo que pueden hacer es mejorar el presente.
Este Gobierno tiene una vocación clara por abrir heridas cerradas, por cargarse el espíritu de la Transición, y eso forma parte del proyecto de ruptura con todo lo anterior. Quieren una sociedad anestesiada, subvencionada y mansa.
Volviendo a lo que llaman "leyes ideológicas". Ustedes se constituyen expresando su más vehemente rechazo a la ley de eutanasia. Esta, sin embargo, parece contar con un importante respaldo de la opinión pública.
Sí, pero no ha habido debate social. No se ha escuchado la opinión de los técnicos ni de los científicos. Queremos que haya debate, que los medicos puedan explicar por qué su objeción de conciencia. Los médicos tienen que poder objetar. El médico tiene un código deontológico por el que tiene que salvar la vida del paciente. No está para matarlo.
Y sin embargo son los que no quieren eutanasiar a los pacientes los que se tienen que inscribir en una lista. Debería ser al revés: que hubiera una lista con los que sí quieren hacerlo. No ha habido debate, no hemos sido capaces de reaccionar y no somos conscientes de la pendiente resbaladiza por la que nos despeñamos. Hay circunstancias dramáticas y personales que hay que estudiar detenidamente, pero para acabar con el sufrimiento del paciente no se puede plantear directamente la muerte. ¿Por qué no se habla de una ley de cuidados paliativos? Hemos ido directamente a por la solución fácil.
¿Se sienten respetados los cristianos por el actual Gobierno de España?
El Gobierno desprecia a los cristianos porque representamos todo aquello que no quieren: la vida, la familia tradicional, la nación, la dignidad de la persona y creemos en Dios. Les parecemos lo peor, pero no nos importa nada.
Según datos del CIS, el porcentaje de españoles que se reclaman católicos ha bajado del 90,5% en mayo de 1978 al 55,4% en octubre de 2021. ¿A qué lo atribuye?
En el año 78 veníamos de 40 años de dictadura donde la religión estaba muy presente y la sociedad se ha transformado mucho desde entonces. Es la famosa teoría del péndulo, pasas de un extremo a otro. El País Vasco, por ejemplo, era una de las comunidades más católicas y practicantes, y ahora mismo es una de las que menos. Hay que buscar el intermedio.
La fe es una cuestión personal, pero quienes somos creyentes y practicantes lo que tenemos que hacer es alardear de ella. A muchos jóvenes ya no se les educa ni se les ofrece la posibilidad de conocer la religión, así que creo que es bueno que tengan la posibilidad de conocerla.
¿Por qué es importante, en su opinión, la pervivencia de los valores cristianos?
Nuestra civilización se basa en la filosofía griega, en el derecho romano y en el cristianismo. Y hemos llegado hasta el siglo XXI con valores como el esfuerzo, el sacrificio, el respeto, la ayuda, la piedad, la misericordia, la verdad, la vida… Esos son los cimientos sólidos de esta sociedad y hay que ponerlos en valor.
Estos valores se pueden defender desde la fe, pero también desde una determinada visión de la ética. No todo el mundo tiene que ser creyente, pero la mayoría creemos en que tiene que haber un orden social, y estamos viviendo en un desorden absoluto. Frente al desorden, reclamamos los fundamentos del cristianismo y la fe. Nos dirigimos hacia el caos y el desorden absoluto, pero estamos a tiempo de recuperar la razón.