Hay una frase de Gabriel Rufián que define bien la noticia: "No participamos de burbujas mediáticas de la ultraderecha". Utiliza esa retahíla como respuesta cuando, en la sala de prensa del Congreso, escucha las preguntas de determinados medios de comunicación que asocia a la órbita de Vox.
Esa actitud quedó refrendada la tarde de este miércoles por PSOE, Unidas Podemos, PNV, Junts, EH Bildu, BNG, CUP, Más País, Compromís, Nueva Canarias y PDeCAT. Los partidos mencionados dirigieron un documento redactado conjuntamente a la secretaría general del Congreso para que la Cámara "tome medidas" contra los periodistas que, a su juicio, "ponen en riesgo la libertad de información y el buen clima que se venía produciendo".
Los dirigentes de la oposición no daban crédito. Consideran el documento "una falta de respeto a la democracia" y un alegato de "aparentes buenas palabras" que no es otra cosa que un intento de "secuestrar la libertad de prensa".
"Los políticos no deciden qué periodistas deben entrar o no en el Congreso", dijo Inés Arrimadas al conocer la noticia. "Defenderemos la libertad de prensa y de información como derecho fundamental frente a los ataques de este Gobierno radical", opinó Pablo Casado. El portavoz nacional del PP, José Luis Martínez-Almeida, fue rotundo en Twitter: "Lo que llaman clima de cordialidad es el secuestro de nuestras libertades".
Más allá de los titulares que dieron sus líderes, el gesto del PSOE –ya era conocida, por ejemplo, la postura de Esquerra Republicana en relación a medios como Estado de Alarma o 7NN– ha sorprendido a los equipos de PP y Ciudadanos.
Pese a ser habitual la unión del PSOE con la llamada mayoría de la investidura, en PP y Ciudadanos han visto con sorpresa cómo los socialistas reeditaban esa alianza... para "atacar" a los medios de comunicación que les resultan "incómodos".
Dice el comunicado de PSOE, Podemos y los nacionalistas: "Observamos con preocupación el comportamiento de algunas personas acreditadas en la Sala de Prensa (...) Desvirtúa las ruedas de prensa y genera un clima de tensión que dificulta el trabajo del resto de periodistas que realizan su labor con profesionalidad".
"Consideramos intolerables las faltas de respeto que se han producido hacia el personal de algunos grupos parlamentarios que rompen el clima de cordialidad y decoro entre periodistas, políticos y personal de los grupos. Este modo de actuación no se corresponde con el código deontológico ni con los principios de actuación acordados por los y las profesionales del ramo", sigue.
La "cobardía" del documento
El documento resulta inconcreto, ya que no señala a ningún medio ni reprueba hechos o actitudes. Se habla del "clima", pero no se denuncian esas "faltas de respeto" que supuestamente han dinamitado la cordialidad.
De ahí que en PP y Ciudadanos hablen de un acto de "cobardía". Con ese alegato, realmente, no se puede deducir "nada más allá de que están incómodos con las preguntas de los medios que no les gustan".
"Pero, ¿qué iban a señalar? Son tan laxos los motivos que podían escribir que habrían quedado muy señalados. Habría sido sonrojante", señala una de las fuentes de la oposición consultadas por este diario.
"No nos cabe en la cabeza. ¡Es un escándalo! ¿Qué medidas quieren que se tomen? ¿Que expulsen a los periodistas que no les gustan? ¿Qué democracia sería esta? Jamás debe ser la política quien regule el periodismo", apunta otra.
A tenor de lo sabido por este diario, también se ofreció firmar el documento a otros partidos como Ciudadanos, que lo rechazaron de plano: "No quisimos saber nada. Es como si el PP, en su día, nos hubiera pedido apoyo para expulsar de la Cámara a periodistas del Gara, que nos guste o no, estaban allí haciendo su trabajo".
A las pocas horas de conocerse el documento, entró en liza la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), con un "llamamiento tanto a periodistas como a políticos para que sus relaciones se desarrollen en un clima de respeto mutuo".
La APM recordó el derecho de los periodistas a hacer preguntas y el de los políticos a no contestarlas, aunque recordó que estos últimos no pueden aprovechar esa facultad para "descalificar" a medios de comunicación. Ese "respeto" también se lo pidió a los informadores.
"La APM considera que los ciudadanos no desean que las comparecencias de los políticos ante los periodistas se conviertan en noticias en sí mismas, sino que sirvan para disponer de una mayor información sobre lo que sucede en el país", concluía la respuesta de la asociación.
Lejos de calmar el debate, PP y Ciudadanos consideraron las palabra de la APM como "un ejercicio de equidistancia": "Es decepcionante. No puede haber matices a la hora de defender la libertad de prensa frente al poder político que trata de interferir en ella".