Cuando el catedrático de Sociología Manuel Castells llegó al Gobierno de España para ocupar la cartera de Universidades cubría lo que se vino a llamar la "cuota de los Comunes", dentro de la "cuota de Podemos". A su sucesor, Joan Subirats, exconcejal de Cultura e ideólogo del proyecto de Ada Colau en la Ciudad Condal, tampoco lo nombra en realidad el presidente, Pedro Sánchez, porque pertenece a la cuota de la alcaldesa en el Gobierno de coalición.
Subirats será el ministro al que se le encomendará la reforma de la ley orgánica de Universidades que Castells no pudo culminar. El catalán, con un perfil académico, como también lo tenía su antecesor, está mucho más politizado. Votó en el referéndum ilegal del 1-O y su entrada en el Gobierno de España contribuirá a radicalizarlo.
Ada Colau le considera "un referente, un amigo y un maestro" y así se despidió de él en su último pleno en el Ayuntamiento de Barcelona.
Pese a que en un primer momento (2014) emergió en política como respaldo intelectual de Colau en su proyecto para la ciudad, Subirats ha terminado ocupando puestos de gestión e incluso se ha avenido a ir en las listas electorales.
Si el exministro Castells fue nombrado por su prestigio internacional y a su predecesor, Pedro Duque, le avalaba su carrera como astronauta, a Joan Subirats se le conoce fuera de los círculos catalanes por su trayectoria política ligada a Ada Colau y por su defensa del referéndum de autodeterminación de Cataluña.
Antes de su marcha del Gobierno, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha agradecido este viernes a Castells su trabajo destacando su "buen tono" y "el talante reflexivo". Sánchez ha destacado de Castells su "visión cosmopolita de la universidad y su amplia experiencia internacional han enriquecido sin duda la política universitaria" y ha puesto en valor su "admiración" por él.
Perfil de Joan Subirats
Doctorado en Economía por la Universidad de Barcelona, el nuevo ministro tiene, por tanto, un perfil mucho más político que el del Castells, que ha preferido apartarse de los focos mediáticos, aunque esto le haya costado más de una crítica.
Como confirman fuentes de su propio departamento, el ministro saliente prefería tomar una posición más distante respecto a la opinión pública y trabajar en las reformas legislativas que se puso como objetivo: la nueva Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU), el Real Decreto de Creación de Universidades, el de convivencia universitaria (novatadas) o la eliminación del modelo 3+2 del exministro del PP José Ignacio Wert.
Subirats, por el contrario, sí ha sido más activo políticamente. De hecho, su nacimiento como figura pública está ligado a la aplicación del artículo 155 de la Constitución a Cataluña, puesto que, hasta entonces, no tenía ningún puesto en el Ayuntamiento de Barcelona.
Bien es cierto que, durante el procés, el ideólogo de los Comunes prefirió mantenerse equidistante y no posicionarse en ningún bando. Pero, al aplicarse el 155, Subirats salió de su neutralidad asegurando que el Gobierno había creado un conflicto entre "democracia y autoritarismo".
Su nombramiento se puede interpretar como un paso más de Yolanda Díaz hacia su candidatura desligada de Podemos. La vicepresidenta y Ada Cola han decidido unir fuerzas para un proyecto "de país". La alianza entre ambas en Valencia, dejando de lado a Podemos, se ve reforzada con la presencia del nuevo ministro.
De hecho, y según han confirmado fuentes del Gobierno a EL ESPAÑOL, Castells comunicó primero su marcha al presidente del Gobierno y a la vicepresidenta, Yolanda Díaz, en ningún momento a la líder de la facción morada: Ione Belarra.
Paralelismos con Castells
Aunque las diferencias como figura pública les hacen parecer lejanos, los dos exministros tienen aspectos en común. Ambos estuvieron afiliados al PSUC y a Bandera Roja, un partido marxista-leninista formado por universitarios catalanes. También ambos están ligados a la vida en el campus y han sido defensores de los estudiantes aunque, estos últimos, han terminado montándole una huelga a Castells por la LOSU.
Ambos también tienen reconocimiento internacional por su trabajo como académicos. En el caso de Subirats es fundador y director del Institut de Govern i Polítiques Públiques (IGOP) de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y ha realizado estancias en la Universidad de Georgetown, Roma-La Sapienza, Berkeley, Nueva York y la Universidad Nacional Autónoma de México.
Subirats dejó su puesto hace medio año con una legado: la bienal barcelonesa de pensamiento, filosofía y artes vivas. Pero su éxito con este encuentro que imita los modelos italianos se oscurece pues, para muchos, será recordado como el edil que rechazó la puesta en marcha de una nueva sede del museo Hermitage en Barcelona.