Las ministras de Podemos intentan convertir el 8-M en una marcha anti PSOE como 'partido de la guerra'
Belarra y Montero aprovechan los actos de las vísperas del Día Internacional de la Mujer para utilizar el feminismo como ariete contra Sánchez.
7 marzo, 2022 02:15¿Cuál es el tema de este martes, el feminismo y el Día Internacional de la Mujer o la invasión de Ucrania alimentada por "los partidos de la guerra"? ¿Por qué unas ministras tratan de utilizar una marcha unitaria como un ariete contra alguien? ¿El feminismo no era un movimiento para integrar, "que implica a mujeres, hombres y otros géneros"? Entonces, ¿cuál es el motivo de que desde el Ministerio de Igualdad se tuerza el mensaje y se trate de convertir la marcha del 8-M en un remedo de aquéllas del "OTAN no, bases fuera" en los años 80?
¿No es una guerra un tema sensible, suficientemente grave como para mantener la unidad del Gobierno a toda costa? Y si no es así, ¿qué lo es? Si Ione Belarra, líder del partido principal del conglomerado que arma al socio minoritario del Ejecutivo, brama en un acto público que su socio y presidente, Pedro Sánchez, lidera uno de "los partidos de la guerra", ¿hasta dónde va a llevar el desacuerdo?
Y en ese punto agresivo, beligerante y hasta de oposición, ¿está también la líder de esa ala del Ejecutivo, Yolanda Díaz? Porque si opina lo mismo, ¿acaso no dice lo contrario y, además, aplaude al presidente? Y si no está de acuerdo con sus compañeras, ¿peligra el "proceso de escucha" de la vicepresidenta segunda para "generar una alternativa de país", al menos de la mano de Podemos?
El año pasado no hubo marcha del 8-M, por la pandemia. Y a la manifestación de la polémica, sólo días antes del estado de alarma en 2020, la entonces sólo ministra de Trabajo no fue. Alegó que estaba fuera de Madrid... pero no sólo hay manifestaciones en la capital. También explicó que ella, el día 4 de marzo, ya había alertado de "lo que se nos venía encima" y que "nadie" la escuchó.
¿Irá este martes? ¿A la marcha que Belarra e Irene Montero quieren tornar en un canto pacifista? ¿O se mantendrá al margen de esta enmienda a la totalidad contra la posición del Gobierno del que todas ellas forman parte?
En los últimos días, desde la comparecencia de Sánchez en el Congreso en la que anunció el envío bilateral de "armas letales" a Ucrania, se han desatado en alto las críticas internas dentro del Ejecutivo de coalición. Podemos contra el PSOE, por "romper un acuerdo" alcanzado sólo cinco días antes en Moncloa. PSOE contra Podemos, porque "la situación es muy grave y deben saber que no estamos para juegos".
...y, curiosamente, Podemos contra Unidas Podemos -si así podemos llamar a lo que lidera Díaz-, porque la vicepresidenta segunda dijo estar "en todo, con lo que proponga el presidente", cuando ya sabía que iba a romper en directo el pacto de no entregar armas a Kiev... y sin que Podemos -al menos, no su secretaria general, Belarra- hubiera sido convenientemente informada. "Sabía más Pablo Casado, líder caído del PP, que una ministra que dirige el partido principal del socio del PSOE".
Más división
Hay más luchas internas en el 8-M que ya anticipaban una marcha "más desunida que nunca". Las conocidas como "feministas abolicionistas" han propiciado la ruptura de la hegemonía en el Día de la Mujer y se han desmarcado de la manifestación oficial, de la que no formarán parte.
Acudirán al 8-M, pero en una marcha separada de la organizada por la Comisión 8M. Esencialmente, porque sus demandas son distintas: mientras la marcha a la que acudirá la ministra Montero reclama "¡Derecho para todas, todos los días!", las feministas clásicas, piden la erradicación del consumo de pornografía, la prostitución, la gestación subrogada y que la Ley Trans, impulsada por el Ministerio de Igualdad, no entre en vigor. La critican duramente porque ampara la autodeterminación de género. Y eso, dicen, "socava los derechos de las mujeres".
Este domingo, Ione Belarra presentaba el embrión de un "movimiento por la paz" que trata de articular junto al líder de la izquierda insumisa francesa, Jean-Luc Mélénchon, y el antiguo presidente del Partido Laborista británico, Jeremy Corbyn.
En un acto llamado Feminismo para cambiarlo todo organizado por su partido, la ministra avivó la brecha con Sánchez al espetar "a los partidos de la guerra que envían armas", que la paz en Ucrania pasa por la diplomacia. Belarra se preguntó qué hacen las delegaciones rusa y ucraniana "negociando sin supervisión", sugiriendo que presidentes como Pedro Sánchez no apoyan los esfuerzos por la paz, cediendo "a los intereses económicos".
"Intereses económicos"
¿Los de quién? No lo dijo. Pero sí culpó a esos "intereses" de "estar detrás de las guerras" y de "no dejar trabajar a la diplomacia".
Entonces, ¿la invasión que ordenó Putin es por intereses económicos? Y si es así, ¿es él quien no deja trabajar a la diplomacia? Siguiendo ese razonamiento, ya podría estar más de acuerdo la ministra con su presidente.
En el mitin de vísperas del Día Internacional de la Mujer, Belarra consideró urgente "hacer algo en Ucrania". De hecho, remarcó que no se está haciendo todo lo posible: "¿Qué hacen dos delegaciones negociando solas, sin supervisión de Naciones Unidas o de la OSCE que permita sacar a la gente de Ucrania? No hay derecho a que los intereses económicos que están detrás de las guerras no dejen trabajar a la diplomacia".
Belarra insistió en que Ucrania está viviendo una invasión "injustificada e injustificable" y recordó que España es "un país solidario, el país del no a la guerra, que se conmueve con el sufrimiento de otros pueblos". Pero a continuación enlazó con que ésta es "una lección muy fácil: o una guerra de dimensiones mundiales o una apuesta seria por la diplomacia. Esa es la pregunta clave que hay que hacer y que tiene que responder la ciudadanía española".
En la misma línea intervino la ministra de Igualdad y secretaria de Acción de Gobierno de Podemos. Irene Montero encontró otro referente pasado para intentar meter cuña en el PSOE: "La única forma efectiva y real de pararle los pies a Putin es defender la diplomacia de precisión, la altísima política como decía el expresidente Rodríguez Zapatero".
Después de un largo discurso sobre la guerra en Ucrania, por fin, bajó al 8-M, el auténtico motivo que llamaba al acto. Montero aseguró que las feministas trabajarán para garantizar vidas libres de violencia, planes de corresponsabilidad, de un sistema de cuidados fuertes, del derecho a la vivienda para las mujeres... pero también por una reforma fiscal.
Las ministras lograron su objetivo, en parte, de convertir el evento feminista en un "no a la guerra", que se coreó entre la concurrencia. Falta saber qué ocurrirá el martes, en las calles de Madrid. Un día, por cierto, de Consejo de Ministros... el primero desde que Sánchez las traicionó.