Carlos Mazón junto a su vicepresidenta segunda, Susana Camarero.

Carlos Mazón junto a su vicepresidenta segunda, Susana Camarero.

Política COMUNIDAD VALENCIANA

Camarero y Merino, dos mujeres de centro y perfil liberal, los pesos pesados del Gobierno valenciano

Carlos Mazón sitúa como su mano derecha a una experta en igualdad y nombra por primera vez a una mujer 'consellera' de Hacienda.

20 julio, 2023 02:11
Juan Nieto Dani Valero

Los nueve consellers que acompañaran Carlos Mazón en el Gobierno valenciano tras el pacto entre PP y Vox ya han tomado posesión del cargo. Serán dos representantes menos que los que tenía el expresidente socialista Ximo Puig para cumplir con la promera electoral de reducir "el gasto político".

Carlos Mazón ha confeccionado un gobierno en femenino plural. Se trata de un ejecutivo paritario, con experiencia técnica y en política, que recupera a figuras históricas de la política valenciana y confía el peso de la gestión a las mujeres, fundamentalmente a dos de ellas.

Había muchísima expectación por conocer los nombres del nuevo Consell y el organigrama de la nueva Generalitat. La mano derecha del presidente será Susana Camarero, una dirigente de largo recorrido del PP que fue secretaria de Estado de Asuntos Sociales e Igualdad en el gobierno de Mariano Rajoy.

[Camarero, impulsora del primer pacto de Estado contra el machismo, vicepresidenta de Mazón]

Camarero entró en política de la mano de Eduardo Zaplana y, tras varios años alejada de representación pública, vuelve a la primera línea tras ser designada vicepresidenta segunda, consellera de Igualdad, Servicios Sociales y Vivienda, así como secretaria del Consell.

La segunda mujer que acumula más poder en el nuevo Gobierno valenciano es Ruth Merino, portavoz de Ciudadanos en las Cortes Valencianas hasta el pasado mes de enero. Merino, licenciada en Economía, renunció a su escaño para incorporarse al PP y asume la cartera de Hacienda. El nombramiento la convierte en la primera mujer que dirigirá las cuentas de la Administración valenciana.

Además, Merino también será la responsable del área de Economía, Administración Pública y portavoz de la Generalitat Valenciana. Es decir, todos los viernes será la encargada de anunciar los acuerdos semanales del Gobierno y responderá por las polémicas que puedan surgir a medida que vaya avanzando la legislatura.

La elección de estos dos perfiles no es casual. Mazón ha optado por dos mujeres de centro, con un marcado perfil liberal y moderado. El barón valenciano del PP quiere alejarse del ruido generado por los nombramientos de la derecha radical y contener las críticas por no incluir el término "violencia de género" en el pacto con Vox.

Experta en igualdad

Susana Camarero nació en Madrid y tiene 53 años, pero ha desarrollado casi toda su carrera política en Valencia. Abogada y experta en igualdad, acumula 25 años de experiencia en la gestión pública y conoce la legislación actual en la materia tras haber sido ponente de varias normas como portavoz de en el Congreso de los Diputados y responsable como secretaria de Estado de Servicios Sociales e Igualdad.

El primer dirigente en confiar en su potencial fue Eduardo Zaplana. Tras las elecciones autonómicas celebradas en 1995, Camarero se convirtió por primera vez en diputada autonómica con tan solo 25 años. Con la llegada de Francisco Camps al Palau de la Generalitat, Camarero fue perdiendo peso en la política valenciana y se trasladó a Madrid.

Su nombre estaba entre las quinielas después de que Mazón anunciara que mantendría las competencias en Igualdad con rango de vicepresidencia. Ambos mantienen una amistad desde hace años y su perfil encaja como un guante en los planes de Mazón. 

Camarero fue secretaria de Estado de Servicios Sociales e Igualdad entre los años 2014 y 2016, y cuenta con una dilatada trayectoria parlamentaria. Ha ocupado escaño en el Congreso de los Diputados, en el Senado y también tiene experiencia autonómica, como secretaria primera de la Mesa de las Cortes Valencianas y como secretaria general del PP en Valencia.

La vicepresidente segunda también fue ponente de la Ley 1/2004 Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género y de la Ley Orgánica 3/2007 para la Igualdad efectiva de mujeres y hombres.

Actualmente, estaba dedicada a asesorar a empresas, administraciones y entidades en la aplicación de políticas de igualdad y diversidad como directora senior Contexto Político en Llorente y Cuenca. Desde 2021, es la presidenta de la Confederación Nacional de Mujeres en Igualdad, una organización sin ánimo de lucro vinculada al PP y que defiende un feminismo liberal.

Camarero puso fin a su carrera política en 2019 tras perder su escaño en el Senado. No obstante, ha seguido la actualidad y ha criticado en redes sociales la política desarrollada por el Ministerio de Igualdad y la polémica aplicación de la ley del sólo sí es sí.

"El feminismo y la lucha contra la violencia de género es todo menos reírse de las víctimas. Esto no es política es una vergüenza, es un drama lo q está pasando. A la mayoría nos duelen las víctimas, a ellas les provocan bromas y risas. Vergonzoso", publicó en Twitter después de que la secretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodriguez, bromeara con la rebaja de penas a delincuentes sexuales.

Camarero y Mazón este miércoles en el Palau tras el nombramiento.

Camarero y Mazón este miércoles en el Palau tras el nombramiento. EUROPA PRESS

Su entorno destaca su experiencia en el ámbito social y fue portavoz adjunta del PP en la Comisión de Igualdad, así como la voz del partido en asuntos relacionados con la dependencia. Su buena relación con dirigentes del zaplanismo y su experiencia en asuntos de igualdad la ha catapultado a la vicepresidencia segunda.

"Conoce muy bien el sector", insisten fuentes del PP. Camarero fue la impulsora del primer pacto de Estado contra la violencia de género que se firmó en España.

Su misión ahora pasa por gestionar todos los recursos asistenciales que la Generalitat ofrece a las víctimas, recomponer la gestión de los menores tutelados y promover que las políticas de igualdad sean trasversales en todo el ejecutivo, incluidas las áreas bajo el control de Vox.

Nuevo destino

Ruth Merino ha experimentado una trepidante escalada política en poco más de dos años. Era una más en un grupo parlamentario con un claro liderazgo, el de Ciudadanos en las Cortes Valencianas, que logró 18 diputados en 2019 -solo uno menos que el PP- con Toni Cantó de portavoz en la cámara.

Todo se desmoronó en la formación naranja con las mociones de censura impulsadas en Murcia. Cantó dejó el partido y entregó su acta, y Merino fue la escogida por Inés Arrimadas para lograr la imposible tarea de enderezar el rumbo de un barco que se hundía. La entonces líder nacional decía en aquellas fechas que Merino sería la candidata naranja a las elecciones de 2023.

Pero Ciudadanos se desmoronó mucho antes, sin solución posible. Ocurrió en el mejor momento de Merino como portavoz. Había crecido mucho. Pasó de ser una líder atípica, con un discurso sin las cautelas propias de la política, a controlar su mensaje y ejercer una oposición a Ximo Puig contundente pero constructiva.

Reemplazar a Cantó era imposible, así que optó por ser ella misma. Su tono era muy valorado, pero le costaba hacerse un hueco en la escena pública, como a cualquiera en la formación. El partido cotizaba a la baja.

Ruth Merino toma posesión del cargo.

Ruth Merino toma posesión del cargo.

La dirigente perdió la ilusión con la caída de Arrimadas. Se encontró ante unas primarias en las que debía de escoger entre una opción de centro o incluso "progresista", como ella decía: la candidatura de Edmundo Bal o la de Patricia Guasp. Esta última era más próxima a sus ideales liberales, pero con ella carecía de afinidad personal.

Merino dimitió con duras críticas al partido por no haber contado en ningún momento con la estructura existente en la Comunidad Valenciana, según denunció. Lloró con franqueza ante los medios que asistieron a su despedida, y dejó abierta la puerta a acabar dando el salto al PP.

En efecto, el PP fue su destino. Solo tres semanas después se incorporó al equipo económico de Carlos Mazón para elaborar el programa electoral. La suspicacia invita a pensar que todo formaba parte de un plan pactado, aunque ambos lo niegan. Atrás quedaban las duras críticas de Merino a los populares por los casos de corrupción vinculados al partido.

Sea como fuere, Mazón ha decidido pagar con creces los favores prestados, para sorpresa de los propios militantes del PP. El entorno del presidente difundió este miércoles que tuvo claro desde el principio que Ruth Merino sería consellera y portavoz en su Gobierno, pero muchos en la formación han tratado de impedirlo.

Su nombre sonaba con fuerza desde la victoria electoral, y en la formación se impulsaron consellers alternativos con el objetivo de descabalgarla. Muchos no han visto con buenos ojos que un puesto tan relevante acabe en manos de quien hasta hace poco era una adversaria, en detrimento de quienes llevan años haciendo méritos para ocupar ahora el área económica del Gobierno del PP, como el diputado Rubén Ibáñez.

Pero Carlos Mazón ha antepuesto en este caso la estrategia a los equilibrios internos. El enorme ruido tras el pacto de Gobierno con Vox y su negación de la violencia machista requería mujeres con peso político y de perfil moderado para contrarrestar a la extrema derecha. Y Merino, de talante conciliador y procedente de Ciudadanos, era una imagen ideal para la rueda de prensa semanal tras el pleno del Consell.

Se trata, sin embargo, de un reto mayúsculo. Es quizá el puesto de mayor desgaste tras la Presidencia. Será la persona que tenga que responder cada semana por las venturas y desventuras de todos sus compañeros de Ejecutivo, incluidos los de Vox.

Además, su cartera, Hacienda, es un habitual foco de conflicto, por ser la que asigna o niega fondos al resto de departamentos. Por ello deberá ser cuidadosa para afianzar su figura y no convertirse en una dirigente efímera, más al tratarse de una mandataria ajena al partido que le ha brindado un cargo tan relevante.