Pedro Sánchez y María Jesús Montero (PSOE) firman con Andoni Ortuzar y Aitor Esteban (PNV) el acuerdo para la investidura.

Pedro Sánchez y María Jesús Montero (PSOE) firman con Andoni Ortuzar y Aitor Esteban (PNV) el acuerdo para la investidura. Efe

Política INVESTIDURA

Sánchez pide a Hacienda cerrar los Presupuestos para aprobarlos en marzo y blindar media legislatura

Da la orden de elaborar los PGE para aprobarlos en primavera. Cuenta con una prórroga de los actuales y tener los nuevos a principios de 2024.

11 noviembre, 2023 03:22
Javier Corbacho Alberto D. Prieto

Todavía no sabe si seguirá al frente de Hacienda, pero María Jesús Montero una de los apenas seis ministros que sobreviven desde el primer Gobierno de Pedro Sánchez ya tiene a sus funcionarios a pleno rendimiento. "Haciendo números, echando cuentas", según ha confirmado este diario en fuentes oficiales. Sánchez sigue en funciones, pero el presidente ya gobierna para blindar su estancia en Moncloa hasta el año 2026.

El calendario de Hacienda pasa por finalizar este año con las cuentas públicas encauzadas. Y que se aprueben a principios de 2024. Los Presupuestos de 2023 serán prorrogados el 1 de enero.

El pacto de Sánchez con Sumar, la formación que capitanea Yolanda Díaz, permite acelerar, porque este acuerdo ya contempla ciertos gastos. Y ambos partidos ya trabajaron al alimón para calcular las asignaciones a determinadas partidas. "Nos están poniendo a trabajar a todos", citan fuentes de Hacienda.

[El Gobierno prevé elevar la recaudación por impuestos un 7,5% y que la presión fiscal llegue al 38,6% del PIB en 2024]

De hecho, las fuentes consultadas por EL ESPAÑOL desvelan que el departamento que encabeza María Jesús Montero ya ha solicitado a otros ministerios que redacten la parte normativa del texto de las Cuentas. Y que remitan su previsión de gastos e ingresos. La Secretaría de Estado de Presupuestos y Gastos, que coordina la labor,  "está trabajando ya con toda la maquinaria".

Negociación

Durante estos meses de negociación con los aliados parlamentarios de la pasada legislatura a los que ha sumado ahora el Junts del prófugo Carles Puigdemont el equipo de Sánchez incluyó una cláusula de obligado cumplimiento para todos ellos: la aprobación de, al menos, las primeras cuentas públicas.

"Ése es el compromiso", apuntan fuentes del PNV. "Y seremos cumplidores, como siempre", avanzan. Pero no van más allá de este ejercicio. Los siguientes se los tendrá que ganar Sánchez. Lo mismo confirma un portavoz de Esquerra Republicana y una fuente cercana al círculo de Puigdemont en Warterloo. 

A todos les convenía, en todo caso, en la eventualidad de llegar a un acuerdo político. Al líder del PSOE, porque le da "estabilidad", una palabra que Sánchez repite y repite y que aparece en todos los documentos que se han hecho públicos.

Pedro Sánchez y María Jesús Montero, presidente del Gobierno y ministra de Hacienda y Función Pública y en funciones, respectivamente.

Pedro Sánchez y María Jesús Montero, presidente del Gobierno y ministra de Hacienda y Función Pública y en funciones, respectivamente.

Es llamativo que un líder que jamás ha pasado de 123 escaños —es decir, que esté a más de 50 de la mayoría absoluta haya logrado sacar adelante más del 95% de las votaciones en el Congreso. En la pasada legislatura podía jugar con la "geometría variable", un concepto acuñado por los gobiernos en minoría del también socialista José Luis Rodríguez Zapatero.

Pero en ésta no podrá. "Antes podía jugar con Ciudadanos, como hizo en la reforma laboral o en la Ley Trans", recuerda una fuente de la dirección de ERC. "Ahora necesita los votos de todos nosotros... y en todas las ocasiones". Y como todos lo saben, en los acuerdos también aparece que esa "estabilidad" estará supeditada al "avance en el cumplimiento de los compromisos".

Pero de inicio, si quieres un Gobierno al que extraerle todas tus peticiones, éste tiene que durar. Y con los Presupuestos de 2024, Sánchez podría incluso prorrogarlos en 2025, si no consigue los apoyos necesarios. Ello le permitiría agotar el curso y, en el peor escenario, convocar elecciones anticipadas para inicios de 2026.

De hecho, el PNV en su pacto lo deja por escrito. Le da "dos años" de margen para cumplir con los traspasos y transferencias, la financiación adicional y, sobre todo, el "reconocimiento nacional" de la hasta ahora comunidad autónoma. 

El presidente en funciones ha transmitido la orden, entretanto, al resto de departamentos para que vayan elaborando su parte del texto legislativo y contabilizando prioridades.

Dos meses o más

En Hacienda se lleva meses trabajando, confirman un portavoz del Ministerio, "como todos los años". Sin embargo, es cierto que se ha pisado el acelerador en las últimas semanas, para que las cuentas estén "cuanto antes". Si puede ser en enero, mejor que en febrero. "Lo que es seguro, es que habrá prórroga de los Presupuestos de 2023" y que el trámite parlamentario los demorará, calculan, un par de meses.

Eso un ritmo más lento del habitual en los últimos años con Sánchez en Moncloa. Pero se da la circunstancia de que, en esta ocasión, el Partido Popular cuenta con mayoría absoluta en el Senado, y que la Cámara Alta tiene un derecho de veto sobre unos objetivos presupuestarios que el Congreso no se puede saltar, como sí ocurre en todas las demás leyes.

La Ley de Estabilidad Presupuestaria que elaboró Cristóbal Montoro en 2012, durante el primer Gobierno de Mariano Rajoy, establece, en su artículo 15.6, que el acuerdo de objetivos de estabilidad que parte del Consejo de Ministros tiene que ser ratificado por las Cortes Generales, el Congreso y el Senado.

"Si el Congreso de los Diputados o el Senado rechazan los objetivos, el Gobierno, en el plazo máximo de un mes, remitirá un nuevo acuerdo que se someterá al mismo procedimiento", establece la norma. 

En Hacienda cuentan con ello, y confirman que eso será un problema "que habrá que solucionar". Como ya informó este diario hace un mes, otras fuentes del Gobierno apuntan a que, simplemente, el Congreso tramitará una reforma de la Ley Montoro para eliminar ese poder del Senado, "que no se corresponde con la tradición democrática de nuestro país". Así, Sánchez salvaría este escollo.