Anatomía de una ruptura: los 10 conflictos que llevaron a Podemos a abandonar a Yolanda Díaz
Este martes, los cinco diputados afines a Ione Belarra abandonaron el grupo parlamentario de Sumar en el Congreso y se adscribieron al Grupo Mixto.
10 diciembre, 2023 02:41El espacio político a la izquierda del PSOE ni se crea ni se destruye, sólo se transforma. Y en esas transformaciones hay edificios que se derrumban, matrimonios que se divorcian al poco de conocerse y reconciliaciones entre hermanos que llevaban mucho tiempo enfrentados.
Poco a poco, la ruptura entre Podemos y Sumar está empezando a descoser todas las opciones de unión para ese espacio. El último síntoma se vivió el mismo martes por la tarde, cuando el PSOE transmitió que le hubiese gustado contar con Ione Belarra como ministra, y siguió en las horas siguientes, con Yolanda Díaz expulsando a los morados de todas las comisiones de trabajo.
Con todos los ojos puestos en el ciclo electoral de 2024, cabe echar la vista atrás y recordar el largo proceso por el cual la líder de Sumar pasó de ser la heredera soñada por Podemos a convertirse en un zepelín ingobernable cansado de las tutelas de los líderes anteriores. Estos fueron los 10 conflictos que lo precipitaron todo.
1. La sucesión
Pablo Iglesias señaló a Yolanda Díaz como su sucesora al frente de Unidas Podemos (que no de Podemos) el 15 de marzo de 2021, el mismo día en que anunció su dimisión como vicepresidente del Gobierno para presentarse a las elecciones de la Comunidad de Madrid. Casi dos meses más tarde, tras el batacazo en las urnas, abandonó finalmente la primera línea de la política y dejó los mandos a la gallega.
Fuentes del entorno de Yolanda Díaz aseguran que la líder de Sumar se enteró por la prensa del dedazo. Desde entonces, la inminente vicepresidenta segunda empezó a desandar la hoja de ruta que Iglesias había trazado para ella, en parte para responder a su "muestra de machismo [y] de falta de respeto" y en parte porque consideraba que su responsabilidad era "refundar" el espacio político, no anquilosarlo.
Esa refundación se basaba, según la tesis de Iglesias, en que la ministra de Trabajo reunía el mayor capital político de la coalición. Las alarmas ya estaban ahí, y apenas un año antes Díaz había intentado aprobar los primeros Presupuestos Generales del Estado con los votos de Ciudadanos y no con ERC y Bildu, como finalmente ocurrió. Iglesias la frenó en seco.
A pesar de ello, confió. Hay que recordar que Díaz fue la descubridora de Iglesias y que de ella se llegó a decir que era "más pablista que Pablo", una frase que sólo se ha utilizado para ella y para Irene Montero. "Antes de que existiera el pablismo, yo ya era pablista", decía entonces. Cosas veredes.
2. 'Otras políticas'
Suele decirse que este fue el momento clave para entender la relación entre el espacio que Díaz heredó y el que quería construir. Fue un 13 de noviembre de 2021, en Valencia, durante un acto que reunió a la entonces alcaldesa de Barcelona, Ada Colau; la vicepresidenta de la Generalitat Valenciana, Mónica Oltra; la líder de Más Madrid, Mónica García, y la portavoz del Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía en Ceuta, Fátima Hamed Hossain.
La ausencia más notoria fue la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, que se había enterado por la prensa de la organización del acto. Nadie del partido fue invitado a la que a la postre fue conocida como La Foto de Valencia u Otras políticas. Y empezaron a hacer memoria.
Meses antes, la recién nombrada vicepresidenta había rehecho su gabinete con dos fichajes: Josep Vendrell (ex ICV) como jefe de gabinete y Rodrigo Amírola (antiguo colaborador de Íñigo Errejón) como jefe de discurso. Podemos interpretó a posteriori estos movimientos como una declaración de intenciones de que Díaz ya no contaba con ellos para el futuro, sino que aspiraba a un paraguas más grande. Uno con toda la izquierda sin rastro de morados.
Otro dato importante. Ese 13 de junio se acababa de celebrar la IV Asamblea Ciudadana Estatal de Podemos, que fue el colofón para designar a Belarra como secretaria general y a Díaz como candidata a las elecciones, si es que aceptaba. Díaz no apareció ni a ese encuentro ni a la Uni de Otoño meses después.
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3. Las autonómicas de 2022
Entre las elecciones de Castilla y León y las de Andalucía pasaron 125 días. Las primeras fueron el 13 de febrero de 2022 y son recordadas por la ausencia de Díaz en la campaña de Unidas Podemos. La vicepresidenta, que puso como excusa la negociación de la reforma laboral, sólo visitó un pueblo de poco más de 800 habitantes en el que además se las ingenió para no coincidir con ningún líder morado. La coalición sólo sacó un escaño.
Las andaluzas se celebraron el 19 de junio, y lo importante no fue tanto la campaña sino su preparación. Desde antes de configurar la coalición, Díaz apoyo sin ambages la candidatura de Inma Nieto (IU) por encima de la de Juan Antonio Delgado (Podemos), y miembros del gabinete de la vicepresidenta se personaron para incluir a Más País en la candidatura unitaria, a pesar de no tener implantación territorial.
Al final, Izquierda Unida se unió a Más País —con quien siempre habían mantenido una pésima relación— para dejar a Podemos sin acceso a los fondos de la coalición. El acuerdo económico se había cerrado al filo de las 00.00 horas del 7 de mayo y el encargado de inscribir la marca de los morados no pudo llegar a tiempo al registro.
Un adelanto simbólico de todo esto se había visto en la Feria de Abril de aquel año, cuando Juan Antonio Delgado fue simbólicamente vetado de la foto de familia de la izquierda. "Una premonición", dijeron desde su equipo meses después.
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4. Proceso de escucha
Se le llamó "proceso de escucha", pero en realidad fue el (primer) acto de presentación de Sumar. Ocurrió el 8 de julio de 2022 en el Matadero de Madrid, coincidiendo con el bronco Congreso del PCE que estuvo a punto de arrebatarle el control del Partido a Enrique Santiago, urdidor de los pactos de Andalucía que, precisamente, salvó los papeles como secretario general gracias a los votos de esa federación.
El plan de Díaz era iniciar una gira por España para sumar voluntades a su entonces movimiento ciudadano, nada que ver con los partidos, y recuperar el ambiente de unidad popular que se había perdido tras el 15M. También cambia la forma de afrontar los pactos dentro del Gobierno de coalición con el PSOE, optando más por la mano tendida que por los titulares incendiarios de la época Iglesias.
Podemos se resiste a perder relevancia en el proyecto, reivindicándose como la "nave nodriza" de la izquierda y acusando a Díaz de desleal por construir el espacio sin ellos. En paralelo, estos meses coinciden con los primeros choques dentro del Gobierno, donde la vicepresidenta empieza a obrar por su cuenta y a desatender la coalición. Los morados recuerdan con especial dolor su silencio ante la ley del sólo sí es sí de Irene Montero.
Con la apertura del curso político en septiembre de 2022, todos los ojos estaban puestos en las elecciones de mayo del año siguiente. Así, Díaz empieza a movilizar apoyos y a mostrarse mucho más afín a los proyectos de Joan Baldoví en Valencia y de Mónica García en Madrid, ambos competidores de Podemos e Izquierda Unida.
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5. Magariños
Con la izquierda a punto de estallar en una guerra civil, Yolanda Díaz y Ione Belarra se citaron el 29 de mayo (un día después de las elecciones) para retomar las negociaciones de la coalición. La razón, argumentó la vicepresidenta, era que ella no podía dar la cara por Podemos si los morados competían con otras fuerzas del espacio, como Más Madrid o Compromís.
Sin embargo, el 2 de abril de 2023 Yolanda Díaz entró en el deportivo de Magariños para despejar las (escasas) dudas que había y presentarse a las elecciones como candidata de Sumar. En su discurso los mencionó a todos, a todos, menos a Podemos, y dio a entender que todas las formaciones que estaban allí con ella serían a las que apoyaría el 28 de mayo.
Quien estuvo ahí recuerda sobre todo dos cosas: la sonorísima ausencia de Podemos —y algún grito de "unidad" por parte de espontáneos que acabaron expulsados— y los reencuentros de antiguos camaradas de izquierdas que, enfrentados en el pasado, se habían reencontrado bajo el paraguas de Sumar. Belarra y Montero rehusaron asistir si Díaz no convocaba primarias para elegir a sus diputados.
Fueron días de muchísima tensión entre ambos, con informaciones contradictorias y enfrentamientos continuos; al día siguiente del acto, Yolanda Díaz aseguró que Sumar "en absoluto sería un fracaso" si no incluía a Podemos en su coalición. Podemos, en respuesta, decide mantener su pulso.
6. Elecciones del 28-M
La campaña para preparar las elecciones del 28 de mayo dejó claras las bases para lo que estaba por venir. Díaz organizó una tournée muy intensa por todas las formaciones de lo que luego sería Sumar, más de 15, pero con una clara frialdad ante los candidatos de Podemos. De las 13 plazas que visitó, 11 retrocedieron respecto a 2019.
En plena refundación del espacio más allá del PSOE, la vicepresidenta segunda del Gobierno puso toda la carne en el asador en la Alcaldía de Barcelona de Ada Colau, a la que visitó dos veces durante la campaña y otra más en precampaña, y en las candidaturas de Héctor Illueca (Valencia) y Mónica García (Madrid). Ninguno lograron sus objetivos.
Podemos, por su parte, tampoco se quedó quieto, y pasó buena parte de la campaña arremetiendo contra la "izquierda cuqui" que intentaba usurpar su espacio con el beneplácito del PSOE y los medios de comunicación. Entre esas dos izquierdas, Díaz tomó partido por la cuqui, y así lo dejó claro en eventos simbólicos como en la celebración de San Isidro el 15 de mayo, cuando abandonó a los morados para pasear con Más Madrid.
Los efectos fueron evidentes. Los morados sufrieron un varapalo sin precedentes, empeoraron sus resultados en todos los territorios y pasaron a la irrelevancia en Madrid, Canarias Aragón, Valencia y Baleares, entre otros. De los 47 diputados que mantenían en los parlamentos autonómicos se quedaron con 15.
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7. El veto a Irene Montero
Los malos resultados para la izquierda obligaron a Pedro Sánchez a adelantar elecciones justo al día siguiente, 29 de mayo, para lo antes posible, el 23 de julio. La consecuencia más inmediata era que obligaba a Podemos y a Sumar a ponerse de acuerdo para preparar la campaña y elaborar unas listas electorales comunes cuanto antes.
Las prisas eran enormes y una negociación que tenía que haber durado de meses se tuvo que liquidar a toda prisa en semanas, ya que el 18 de junio vencía el plazo para presentar coaliciones. Lo primero que hizo Yolanda Díaz, el 30 de mayo, fue registrar Sumar como partido político por si acaso se presentaba en solitario.
Aquellas conversaciones estuvieron marcadas por dos hechos. El primero es que Podemos quería organizar primarias para que fuesen los electores quienes eligieran a sus diputados, mientras que Díaz optó porque fueran los diferentes partidos y ella misma quienes aportasen los nombres. El segundo fue la condición de vetar a Irene Montero, Pablo Echenique y otros dirigentes morados de las listas.
Todo se llevó al límite hasta el punto de que el papel no se cerró hasta un día antes de presentar los registros, y Podemos tragó con todo. Ione Belarra coincidió en sólo dos actos de campaña con Yolanda Díaz y, después de conocer los resultados del 23-J, tardó apenas un día en acusar a la vicepresidenta de humillar a su partido y "renunciar al feminismo".
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8. Portavoces del Congreso
Podemos quedó totalmente relegado y subyugado a un partido, Sumar, que acababa de nacer. De los 23 diputados que Podemos reunía en el grupo parlamentario se quedó con 5; semanas más tarde, pasó de dos ministras (Belarra y Montero) a ninguna. Más sobre eso en el punto siguiente.
A lo largo del verano se empieza a intuir cuál será el tono de la legislatura. El Grupo Plurinacional de Sumar en el Congreso tiene 31 diputados, siete menos de los que el mismo espacio consiguió hace cuatro años, cuando competía con Más Madrid. Podemos, por su parte, consiguió sólo 5 representantes, los mismos que Izquierda Unida (antes les superaban 23 a 3) y la mitad que los de Movimiento Sumar, el partido instrumental de la vicepresidenta.
Díaz no concedió a los morados ni portavocías (repartió cuatro) ni puestos en la Mesa del Congreso (le correspondían dos); tampoco a Izquierda Unida y Más Madrid, aunque sí les prometió ministerios, que finalmente consiguieron. Durante los 110 días desde la apertura de las Cortes el 17 de agosto, Podemos ha sido el único partido del grupo al que no se le ha permitido tomar la palabra en el Congreso.
Sintiéndose humillada y desplazada dentro de su propio espacio político, la militancia morada votó emanciparse política y estratégicamente de Sumar. El documento que abría la puerta a dejar de presentarse en coalición y "no aceptar vetos" de ningún tipo obtuvo un 86,59% de apoyos el 4 de noviembre, todavía con el Gobierno por formar.
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9. Expulsión del Gobierno
Podemos intentó hasta el final que Irene Montero repitiera en el Ministerio de Igualdad, algo que en Sumar veían imposible. A menos de 72 horas de cerrar el Gobierno, Yolanda Díaz aprovechó un viaje al extranjero de Ione Belarra para proponer como ministro a Nacho Álvarez, miembro de Podemos, y acallar así los rumores de que no quería compartir Gobierno con ellos.
Pero había truco. Álvarez había sido durante toda la legislatura el número 2 del Ministerio de Derechos Sociales, primero con Pablo Iglesias y luego con Ione Belarra; era miembro de la Ejecutiva de Podemos. No obstante, durante las elecciones había cambiado su filiación para convertirse en portavoz económico y negociador de Sumar. Los morados lo veían como un traidor y rechazaron la manzana envenenada.
En aquellas últimas horas de negociación, Pedro Sánchez sugirió a Yolanda Díaz que aflojase el lazo sobre Podemos y le concediera un ministerio a Ione Belarra. El razonamiento era atar a los cinco diputados de Podemos al bloque de investidura y acallar a los morados, que se encontraban en estado de rebeldía parlamentaria.
Según las fuentes consultadas, cuando Podemos anunció su ruptura este pasado martes, el ministro de Presidencia y Justicia, Félix Bolaños, habló por teléfono con Ione Belarra y le preguntó por qué se habían negado a entrar en el Ejecutivo. Fue entonces cuando supo que Díaz nunca había llegado a transmitir la oferta del PSOE.
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10. Coaliciones fallidas
El divorcio definitivo ocurrió el martes, pero la situación se llevaba armando desde hacía semanas, cuando las delegaciones territoriales de Sumar y Podemos en Galicia y País Vasco empezaron a urdir un plan con el que presentarse juntos a las elecciones.
Apenas unos minutos después de que Ione Belarra abandonara el grupo parlamentario, la cúpula de Sumar llamó a sus delegaciones gallega y vasca y ordenó paralizar todas las negociaciones con Podemos, con quienes estaban intentando formar una lista única. Esta misma semana, los morados ofrecieron repartir la candidatura en tres (un 33% para cada uno y otro 33% para IU) y Yolanda Díaz lo rechazó.
Sumar estaba pendiente de aprobar un restrictivo reglamento interno del grupo parlamentario que amenazaba con expulsar a los diputados de Podemos cada vez que rompieran la disciplina de voto y, antes de llegar a este extremo, sancionarles económicamente a cada sesión plenaria. Ellos decidieron anticiparse y en esas estamos.