Miriam González: 'Sánchez debe culparse por no crear reglas éticas que hubieran protegido a Begoña Gómez'
La abogada, casada con quien fuera viceprimer ministro inglés Nick Clegg, aboga por implantar en España un sistema de normas éticas en el Gobierno similar al británico.
29 abril, 2024 00:47Los controles éticos no sólo protegen a los ciudadanos ante el abuso de poder de los políticos, sino que también sirven para velar por el futuro de los propios políticos y de su entorno. Esa es la conclusión a la que llega Miriam González Durántez, una abogada y asesora española colaboradora habitual de medios británicos y esposa del exvicepresidente Nick Clegg, en su última reflexión.
En un artículo publicado este domingo en el diario Financial Times, González repasa los eventos que han llevado a Pedro Sánchez a tomarse cinco días de reflexión para valorar si "merece la pena" seguir en el Gobierno, dadas las diversas informaciones que vinculan a su mujer, Begoña Gómez, con un posible tráfico de influencias y corrupción en los negocios.
Miriam González incide en que "en España no existe un sistema efectivo para manejar los conflictos de interés de las familias y cónyuges de los políticos", por lo que considera "inevitable que este problema termine siendo jugado en el ámbito político y judicial". Es el caso de Begoña Gómez, contra la que ya se han querellado dos organizaciones ultras. Por su parte, el PP ha sugerido en varias ocasiones la posibilidad de obligarla a declarar en la comisión de investigación en el Senado.
Aunque González apunta que las acusaciones contra Begoña Gómez "son tenues" a pesar de la "apariencia de impropiedad" en sus actuaciones -como por las cartas de aval a empresas luego adjudicatarias de contratos públicos-, subraya que en Reino Unido las mujeres de los políticos "están sujetas al escrutinio constante y al acoso de los medios británicos, y sólo sobreviven si tienen la piel de rinoceronte".
La mujer de quien fuera viceprimer ministro británico destaca que en aquel país "las acusaciones se habrían resuelto fácilmente mediante la Oficina de Propiedad y Ética", quien habría establecido "un sistema preventivo para apartar al primer ministro de decisiones que pudieran estar directa o indirectamente relacionadas con el trabajo de su esposa".
"Ante las acusaciones contra Gómez, habrían emitido una declaración clara garantizando que no había habido conflicto", señala, al tiempo que carga contra la "desactualizada" Oficina de Conflictos de Intereses española "cuya falta de independencia y autonomía es criticada por la UE y el Consejo de Europa año tras año".
Pero no es el único aspecto que critica Miriam González sobre las reglas éticas en la política española. Recuerda que los ministros están habilitados para "mentir deliberadamente" en el Parlamento, para "llenar la administración de asesores políticos" y que no hay limitación al "uso de aviones oficiales", entre otras cuestiones.
Por ello, afea a Sánchez que, a pesar de llegar a La Moncloa como consecuencia de la corrupción en el seno del PP que le costó una moción de censura a Mariano Rajoy, no haya desarrollado normativas éticas en sus casi seis años de Gobierno. "Sánchez culpa a la oposición y a la extrema derecha por la presión pública sobre su esposa, pero también debería culparse a sí mismo por no haber establecido un sistema que la hubiera protegido", indica González.
"Como demuestra el caso de Gómez, tener un marco de reglas éticas en su lugar no solo es bueno para la sociedad, también protege a los políticos y sus familias", sentencia el artículo publicado en Financial Times.
Hija y esposa de políticos
Miriam González habla en el artículo desde el conocimiento que otorga la propia experiencia. Hija de quien fuera alcalde de Olmedo durante la dictadura franquista y, posteriormente, alcalde por Alianza Popular y senador por el Partido Popular (1989-1996), vivió de cerca desde su juventud lo que suponen los sacrificios de la vida política.
Tras años de noviazgo con el liberal Nick Clegg, le acompañó cuando este logró su primer cargo de relevancia pública al ser elegido eurodiputado en 1999. Un año después se casaron. Y aunque en 2005 Clegg pasó al parlamento británico, su verdadero salto a la fama llegó al ser nombrado viceprimer ministro por David Cameron en la coalición que conservadores y liberales mantuvieron hasta 2015. Clegg pasó entonces a la oposición hasta 2017, cuando perdió su asiento y se alejó de la política activa.
Sin embargo, durante todos los años de estar en el foco, Miriam González se negó a cumplir con el rol tradicional de la pareja de un político de alto nivel en aquel país y mantuvo sus actividades profesionales. Durante la etapa de su marido como eurodiputado, ella asesoró a dos comisarios de la Unión Europea. Su carrera siguió ligada a la consultoría en el bloque comunitario o al Gobierno británico hasta que en 2010 pasó a ser miembro no ejecutivo del Consejo de Acciona.
También trabajó como abogada en las firmas Dechert y DLA Piper mientras que su marido era ya viceprimer ministro. Además, desde 2013 ejerce como presidenta honoraria de Canning House. Ha escrito varios libros desde entonces.
Pese a todo, durante la campaña de 2010 tras la que su marido pasó a ser el 'número 2' del Ejecutivo, González indicó que "si Nick fuera primer ministro y yo tuviera que dejar mi trabajo para apoyar el país, no tendría problema en hacerlo".