El líder de Junts, Carles Puigdemont, este domingo en la rueda de prensa ofrecida en el sur de Francia tras el escrutinio.

El líder de Junts, Carles Puigdemont, este domingo en la rueda de prensa ofrecida en el sur de Francia tras el escrutinio. Efe

Política elecciones catalanas

Puigdemont no se rinde: quiere ser 'president' con la ayuda de Illa a cambio de sostener a Sánchez

El líder de Junts ha enfatizado que un "tripartito es una mala opción" y que su alternativa pasa por un Gobierno "de obediencia catalana".

12 mayo, 2024 23:17
Mario Díaz M.A. Ruiz Coll

En un tono muy alejado del triunfalismo que exhibió en los mítines de campaña, Carles Puigdemont dejó entrever en la noche del domingo que intentará ser presidente de la Generalitat (para lo que precisaría la abstención de los 42 diputados del PSC), a cambio de mantener a Pedro Sánchez en la Moncloa.

Durante una breve rueda de prensa en Argelès-sur-Mer (Francia), en la que compareció acompañado por la plana mayor de Junts, Puigdemont anunció su intención de a "tender puentes" con ERC y se mostró convencido de que "estamos en condiciones de construir un Govern sólido de obediencia netamente catalana".

Pero los números no dan. Aunque en la recta final de la campaña Puigdemont presumió de su remontada y auguró que lograría empatar con Illa, su resultado final estuvo lejos de esta expectativa: Junts ha crecido sólo en tres escaños y se ha quedado con 35, siete menos que Illa.

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Aunque pretendiera incorporar a la Aliança Catalana de la alcaldesa xenófoba Sílvia Orriols, el bloque independentista (configurado Junts, ERC y la CUP) sólo suma 61 escaños, lejos de los 68 en los que está fijada la mayoría absoluta.

De este modo, Carles Puigdemont sólo podría presidir la Generalitat si lograra que los 42 diputados del PSC se abstuvieran. Y el único instrumento que tiene en su mano para conseguirlo son los siete diputados de Junts en el Congreso, que garantizan la gobernabilidad de Pedro Sánchez.

En su rueda de prensa de anoche, Puigdemont dejó entrever esta posibilidad al indicar que la distancia que le separa del PSC de Illa "no es diferente de la que existe entre PP y PSOE" en el Congreso de los Diputados.

Es decir, sugirió que, del mismo modo que Sánchez preside el Gobierno de la nación pese a que quedó segundo en las elecciones generales del 23-J, él puede presidir la Generalitat en las mismas condiciones.

EL ESPAÑOL ya informó el pasado 4 de mayo del mensaje nítido lanzado por Puigdemont, en conversación con este diario en Estrasburgo: la única opción que Sánchez tiene de seguir en Moncloa es que Illa no sea president.

La investidura de Illa como presidente de la Generalitat, advirtió, "lo haría caer todo" y llevaría a Junts a retirar el apoyo de sus siete diputados nacionales al Gobierno de Pedro Sánchez.

Es el último cartucho que le queda al prófugo de la Justicia, pues antes de las elecciones anunció, desde el sur de Francia, que en ningún caso se quedará en la oposición: si no logra ser presidente de la Generalitat, abandonará la vida política, aseguró.

En su rueda de prensa de la noche del domingo apuntó otra posibilidad: el bloqueo a la investidura de Salvador Illa, lo que llevaría a una repetición electoral que "sería una mala opción para el país", objetó.

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Aunque le permitiría volver a competir en la carrera electoral para intentar movilizar con más fuerza el voto separatista, en unas condiciones muy distintas: haciendo campaña desde Cataluña, tras su regreso a España gracias a la amnistía, en lugar de hacerlo en distintas poblaciones del sur de Francia, la "Cataluña norte" (en el imaginario de los independentistas), como ha ocurrido esta vez.

Ya en su mitin de cierre de campaña del viernes, Puigdemont jugó con la expectativa de su regreso a España y advirtió a "los señores de Madrid", en tono amenazador: "¡Se acabó la fiesta!"

Pero aún no está despejada la incógnita sobre la fecha de su regreso. El Pleno del Senado aprobará el próximo martes el veto a la ley de amnistía, que regresará al Congreso de los Diputados, donde la norma podría quedar aprobada definitivamente el próximo 30 de mayo, según las previsiones de los socialistas.

Aunque la ley entrará en vigor el día de su publicación en el BOE, todo indica que el Tribunal Supremo presentará una cuestión prejudicial ante el Tribunal de Justicia de la UE (TJUE), que previsiblemente tardará varios meses en resolver.

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En su comparecencia del domingo más allá de las 11 de la noche, Puigdemont felicitó a los socialistas por su victoria, pero advirtió que un tripartito presidido por Salvador Illa, "con mayoría tan justa que tiene", sería "una mala opción para Cataluña".

"Es una mala opción para el Govern", insistió Puigdemont, "y menos liderado por un partido que hoy, con este caso inexplicable de Rodalies que ha tenido afectación en los derechos electorales, ya ha demostrado su incapacidad de buen gobierno", dijo sobre la avería de los trenes de cercanías que quedaron paralizados durante toda la jornada electoral.

Puigdemont culpó del fracaso del soberanismo a "la caída de votos y escaños sufridas por las otras dos fuerzas independentistas", dijo en referencia a ERC y CUP, a pesar de que Junts se ha quedado muy lejos de las expectativas que había creado en campaña.

"Ha habido una movilización del electorado unionista como consecuencia de la estrategia de la españolización, que hemos denunciado que ha sido promovida por el PSC, mientras una parte significativa del electorado independentista sigue sin movilizarse y en la abstención", argumentó.

Todo ello, según Puigdemont, obliga a los independentistas a una reflexión que, a su juicio, han pospuesto demasiado tiempo, "sobre los efectos de la desunión y la falta de estrategia compartida".