Marta Rovira, secretaria general de ERC, el pasado sábado, en un mitin desde su refugio en Suiza.

Marta Rovira, secretaria general de ERC, el pasado sábado, en un mitin desde su refugio en Suiza. EP

Política CATALUÑA

Marta Rovira aparta a Junqueras y negocia con Junts que ERC apoye investir a Puigdemont

La secretaria general margina al presidente del partido por su mala relación con el líder de Junts y para pilotar el partido hasta el congreso de noviembre.

4 junio, 2024 02:39

Se van decantando las posiciones en la política catalana, porque ERC confirma que su opción "menos mala" es un Govern de Carles Puigdemont. La secretaria general de Esquerra, Marta Rovira, trata personalmente con el candidato de Junts desde su refugio en Suiza. Tanto es así que el todavía presidente de los republicanos ha quedado apartado y sin información del curso de la negociación, tal como confirman fuentes de la dirección de ERC.

Ella, fugada de la Justicia desde marzo de 2018, y él, huido a Bélgica desde octubre de 2017, están controlando los pasos. Aprovechando la ausencia de foco que provoca la campaña de las elecciones europeas y el hecho de que ambos residen lejos de España, ya tienen muy avanzada la apuesta.

Tanto se ha avanzado entre las dos formaciones separatistas, como para que este lunes, la portavoz del partido de izquierda independentista haya descartado categóricamente un pacto con el PSC para la conformación de la Mesa del Parlament. 

Raquel Sans, aseguró que el objetivo de los republicanos es configurar un órgano "antirrepresivo", la misma expresión que usó la CUP la semana pasada, cuando se ofreció a ejercer de broker entre Junts y ERC, hasta ahora irreconciliables.

Lo cierto es que se mezclan las narrativas. Por un lado, la necesidad de sacar cabeza y atraer la atención en la última semana de campaña del 9-J, después del descalabro del 12-M. Y por otro, que los socialistas necesitan a ERC, de todas todas, para asegurarse la presidencia del Parlament... y con ella, que Salvador Illa sea el primer candidato que se proponga para una investidura.

Por primera vez desde 1980, los partidos nacionalistas no suman mayoría absoluta en el Parlament. Pero si todo el independentismo logra ponerse de acuerdo -Junts (35), ERC (20), CUP (4) y AC (2)- sumarían 61 votos. Y el PSC (42) sólo puede superarlos si además de a los Comuns (6) logra embarcar al PP (15). Y eso, de momento, está "muy lejos", según fuentes populares. 

'Bloqueo españolista'

Puigdemont tiene muchas posibilidades de lograr uno de sus dos objetivos: el mayor sería asegurar para el separatismo el control de la Mesa, y ser él quien sea el primer candidato propuesto. El menor, bastaría con demostrar que siguen existiendo dos bloques diferenciados entre "los españolistas" y los indepes.

Nada se decidirá hasta última hora, precisamente por la interferencia de las europeas. Pero de momento, la rota y enfrentada dirección de ERC sólo coincide en un mismo diagnóstico:

"Acostarse con Illa es morir cada semana, con Junts machacando contra la traición". Y apostar por Puigdemont, "una manera de forzarle a que demuestre que es verdad que él es capaz de 'terminar el trabajo' de 2017... o que quede claro que negocia con el estado, igual que nosotros".

Por eso, ya se está pactando una Mesa de mayoría separatista. Porque juntos "respetan los derechos políticos de los exiliados" y porque eso permitiría que en la Cámara catalana "se pueda hablar de todo". Es decir, impulsar la agenda independentista, pase lo que pase luego en la (o las) investidura(s).

Por qué marginado

La decisión de apartar a Junqueras la tomó Rovira en los días siguientes al domingo fatídico de las elecciones.

La debacle desde la Generalitat y los 33 escaños hasta los 20 diputados hizo concluir a todo ERC que había que pasar "a la oposición". Así lo expresaron tanto Pere Aragonès como el presidente de la formación. Y así lo confirmó Rovira en un encuentro privado con periodistas la semana pasada, del que ni informó a Junqueras. 

El presidente de ERC ha quedado marginado de la negociación por decisión de Rovira. Primero, porque su desprecio recíproco con Puigdemont habría hecho inviable no ya el acuerdo, sino el diálogo. El aún presidente de Esquerra sigue guardándose la fuga del expresident mientras él sufría la cárcel, y que ahora el de Junts se pueda beneficiar de la amnistía mientras Junqueras sigue inhabilitado.  

Y además, porque él mismo, en la semana siguiente dio muestras de cierta vacilación, cuando escribió una carta a la militancia en la que se mostraba con "fuerza y corazón" para seguir al frente y, al día siguiente, ante un motín en su Ejecutiva, se vio obligado a anunciar su dimisión... para el 10 de junio.

Pretendía "no dejar el partido descabezado en la campaña europea", y por eso lo de la dimisión en diferido.

Pero esto le dio la excusa a Rovira -que ya había anunciado que no repetirá en el cargo, pero sí permanecerá hasta el congreso de noviembre como secretaria general- para tomar el poder definitivamente en ERC. Y pilotar ella las decisiones que marcarán el futuro de un partido que hoy duda de qué quiere ser: si más de izquierdas o más independentista; si más pactista o más unilateral.

Unas cuentas endiabladas

La secretaria general se queda al frente de la estructura política de Esquerra, y lo que acabe pactando con Puigdemont se someterá a la decisión de la militancia. Pero "ella es la que manda de verdad, la que marca la estrategia y la que lideró la negociación para la investidura de Sánchez", apunta un dirigente del partido, confiando en que las bases no terminen de reventar la estrategia.

En todo caso, a pesar de la aritmética parlamentaria endiablada que salió de las elecciones autonómicas del pasado 12 de mayo, la llave del cerrojo, en poder de ERC, se va acercando más a Puigdemont que a Illa.

Aunque ni siquiera dando por cerrado ese acuerdo -que no lo está- al independentismo le saldrían las cuentas.

Para la Mesa, el PP podría avenirse a hacerle un favor al PSC a cambio de un asiento en el órgano de gobierno de la Cámara y otras concesiones. Pero eso nadie lo imagina antes de que se haya votado este domingo. Y nunca se traduciría en un  a la investidura del socialista.

Y si finalmente sí presidiera la Mesa el independentismo y lograsen cuatro asientos de los siete que la conforman, tampoco es muy factible que Puigdemont lograra ganar su debate de investidura. El máximo de 61 escaños separatistas es fácil de superar en noes con el PSC, el PP y los Comuns... salvo que el soberanismo de estos últimos [el "derecho a decidir" sigue en su programa] les impida votar lo mismo que el PP.

Y entonces a Puigdemont sólo lo podrían parar los 11 de Vox. Habría bloqueo, probablemente repetición electoral, y el independentismo podría hacer campaña "contra el bloque españolista".