El candidato socialista, Salvador Illa, durante el Pleno de investidura de este jueves en el Parlament.

El candidato socialista, Salvador Illa, durante el Pleno de investidura de este jueves en el Parlament. Alberto Estevez EFE

Política INVESTIDURA DE SALVADOR ILLA

Desconcierto en el Parlament: el fantasma de Puigdemont se apodera de la investidura de Illa

Junts se mofa de la actuación policial: "Buscan a Puigdemont de la misma manera que la Policía Nacional y la Guardia Civil buscaban las urnas y las papeletas el 1-O".

8 agosto, 2024 14:33
Barcelona

Carles Puigdemont estaba decidido a reventar la investidura de Salvador Illa y, en parte, lo ha logrado. El fantasma del líder independentista huido de la Justicia, por segunda vez consecutiva, se ha apoderado del Pleno que esta tarde culminará, salvo sorpresa -todo puede pasar-, con la elección del candidato socialista como próximo presidente de la Generalitat. 

El discurso de Illa, sorprendentemente breve, no es que quedara relegado a un segundo plano, es que en la mañana de este jueves fue lo menos comentado en el Parlament, donde toda la atención se fijó en una verja: la que del Parc de la Ciutadella. En su interior se encuentra la cámara autonómica. Todas las puertas estaban cerradas, salvo una: la que da a la estatua del general Prim, por donde fueron entrando políticos y periodistas desde primera hora de la mañana. 

A los pocos minutos de finalizar Puigdemont la arenga de su reaparición en el Arco del Triunfo, la multitud que le acompañaba empezó a desplazarse hasta ese punto, donde la expectación era máxima. Decenas y decenas de agentes de los Mossos d'Esquadra, algunos de ellos con pasamontaña negro, aguardaban para proceder a la detención del expresident, dando por hecho que intentaría acceder al Parlament por esa verja. 

Pero el sol empezó a coger forma y todo lo que hicieron los Mossos fue disuadir con gas pimienta a algunos manifestantes que se congregaron a las puertas de la Ciutadella y que intentaron entrar a los aledaños del Parlament a las bravas. A un lado, estaban los españolistas, con consignas como: "Yo soy español, español, español"; o "Puigdemont a prisión". Al otro, los secesionistas, al grito de "independencia". 

En los alrededores, ni rastro de Puigdemont. 

VÍDEO | Salvador Illa pide la aplicación de la Ley de Amnistía en su discurso de investidura para "la normalización plena en Cataluña" Edición: Jose Verdugo

Pocos minutos antes de empezar el Pleno, llegó la delegación de Junts, que accedió por la puerta principal, como si nada. Estaba encabezada por el presidente del Parlament, Josep Rull. Le seguían algunos de los rostros más reconocidos: Quim Torra, Laura Borràs, Míriam Nogueras o Gonzalo Boye, el abogado que instantes atrás había agarrado a Puigdemont por el brazo para bajarlo del escenario. Boye, con su gorra en la cabeza, se quedó un buen rato en el exterior del Parlament, charlando con dos personas.

Ante la cohorte de Junts, los allí presentes se frotaban los ojos, en busca del protagonista del día. Pero nada: "No está, no está". Algunos reporteros incluso hicieron guardia en otras puertas del parque que estaban cerradas. Por si acaso. Todos querían llevarse a la retina una imagen que lleva siete años esfumándose, la de Puigdemont con los grilletes en las manos. 

Justo al entrar los miembros de Junts en el Parlament, un helicóptero sobrevolaba la Ciutadella. Entonces, dos mossos alzaban su mirada. "¿Será él?", se preguntaban casi vacunados ante la posibilidad de un nuevo giro de guion peliculero. 

La incógnita de su paradero, que sigue sin resolverse, se convirtió en el monotema de la sesión matutina de investidura en cada recodo del Parlament. Hasta en los cuartos de baño se sucedían las tesis. "Ha huido", primera teoría. "Está escondido y se entregará antes de la votación, para boicotear la investidura", segunda teoría. "En realidad, ya está dentro del Parlament", tercera teoría. A cada cual más estrambótica. Lo demás, daba igual. 

Satisfecho Junts, indignado el PP

En los pasillos del Parlament, los dirigentes de Junts llevaban en el rostro una media sonrisa, como de cierta satisfacción. En un primer receso, algunos de ellos, caso de Laura Borràs, aprovecharon la ocasión para atender a corresponsales extranjeros acreditados en la cámara autonómica. 

En las filas de Partido Popular y Vox, sus cuadros se mostraban atónitos y apuntaban a un único responsable: Pedro Sánchez. La tesis que manejan los de Alberto Núñez Feijóo es que la performance de Puigdemont sólo se entiende desde la lógica de un pacto previo y oculto con el Gobierno, que implica a Interior y al CNI. "Hay que pedir, desde ya, la cabeza de Marlaska", enfatizaba a EL ESPAÑOL, con indignación, la portavoz del PP en el Parlamento Europeo, Dolors Montserrat, que siguió la primera parte del debate desde un despacho del Parlament. 

En el Hemiciclo, la primera alusión al hito de la jornada la hizo el propio Salvador Illa. En los compases iniciales de su discurso recalcó que la ley de amnistía debía beneficiar a todos. También al omnipresente Puigdemont. "Quiero expresar mi voluntad de trabajar para restablecer los derechos políticos de todas las formaciones políticas. Es decir, la aplicación de la ley de amnistía". 

A partir de ahí, el futuro president trató de desgranar su programa de gobierno. Lo hizo con la brocha gorda, porque evitó entrar en pormenores. Apenas estuvo cuarenta minutos en la Tribuna, cuando se especulaba con una alocución de hora y media. Es decir, lo habitual en estos casos. 

Luego, llegó el turno del resto de grupos. De mayor a menor. Albert Batet, diputado de Junts, centró buena parte de su intervención en Puigdemont. Mofa incluida a sus dotes escapistas o, más bien, a la absoluta ineficacia de las fuerzas de seguridad. Lo "buscan", ironizó, "de la misma manera que la Policía Nacional y la Guardia Civil buscaban las urnas y las papeletas el 1-O".

Batet celebró la bienvenida que unos tres o cuatro mil catalanes le habían brindado horas antes a Puigdemont en el paseo de Lluis Companys. Y arrojó más dudas sobre su posibie irrupción en el Pleno a lo largo del día: "Esperemos que antes de que acabe pueda ejercer sus derechos como electo y como diputado de este Parlament". 

El diputado de ERC, Josep María Jové, admitió los costes de pactar con el PSC la investidura de Illa, por eso recordó que el 'sí' llevaba aparejado una serie de "condiciones" y que su grupo estará "vigilante". Luego, clamó por la "independencia" de Cataluña. "Es el momento de rehacer el independentismo y el referéndum", subrayó. 

Finalmente, el presidente del PP catalán, Alejandro Fernández, culpó a Illa de "resucitar un nuevo procés" con el que, advirtió, se profundizará en la "decadencia" de la región y en el "conflicto permanente" entre españoles.