Vladímir Putin saluda al periodista Pablo González, a su llegada al aeropuerto de Moscú, gracias al intercambio de prisioneros.

Vladímir Putin saluda al periodista Pablo González, a su llegada al aeropuerto de Moscú, gracias al intercambio de prisioneros.

Política INDEPENDENTISMO

La Fiscalía polaca ofreció a Pablo González quedar libre si acreditaba la trama rusa del 'procés'

El servicio secreto polaco interrogó más de 30 veces al periodista hispano-ruso, acusado de espionaje, usando informes del CNI español.

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La Fiscalía polaca "se quedó con tres palmos de narices" cuando supo que, en pocas horas, tenía que liberar a Pablo González. Así lo relata uno de los hombres implicados en la negociación del mayor intercambio de presos y prisioneros desde el fin de la Guerra Fría.

El 1 de agosto, después de dos años entre rejas, el periodista español era liberado y se procedía a ese intercambio, con la mediación de Turquía, en las inmediaciones del aeropuerto de Ankara. Sólo una semana antes, el jueves 25 de julio, González había rechazado la última oferta de la Fiscalía polaca: quedar libre si firmaba un documento en el que acreditara la trama rusa del procés independentista de Cataluña, en 2017.

¿Qué tiene que ver Pablo (o Pavel Rubtsov, el nombre que consta en su otro pasaporte, el ruso) con eso? Por un lado, que en Polonia había sido arrestado en 2022 acusado de espionaje a favor de Rusia.

Por otro, que gracias a su profesión de periodista (o bajo esa tapadera) se había convertido en un español con "enorme expertise en las relaciones (y tensiones) entre Moscú, la Unión Europea y los diversos países que separan ambos mundos".

Y finalmente, que su abogado es Gonzalo Boye, el mismo que asesora a Carles Puigdemont. Un letrado de origen chileno, condenado en su momento por colaboración con banda armada e implicado como intermediario con el Kremlin, según el juez Joaquín Aguirre, en el delito de "alta traición" del que aún se acusa al expresident catalán por la llamada "trama rusa" del procés.

Puigdemont regresó a España el pasado jueves, y volvió a huir. Pablo González, que se sepa, aún no lo ha hecho. En los más de dos años que pasó recluido en Polonia, nunca se judicializó su caso, fue interrogado por la Fiscalía y los servicios secretos polacos la ABW, que se encarga de la contravigilancia interior y la AW, que es la agencia de espías en el exterior en decenas de ocasiones.

En ese tiempo, no se le permitió ver a su familia más que en contadas ocasiones. Y en España, movimientos sociales de izquierdas, asociaciones de periodistas y, entre otros partidos políticos, Podemos más que ninguno, exigió su liberación. Fuentes del Ministerio de Exteriores han explicado a este diario que "siempre ha estado atendido por el servicio consular" y que "se han hecho todas las gestiones" con los Gobiernos polacos "para que se le garantizaran sus derechos".

El periodista Pablo González (Pavel Rubtsov, según su pasaporte ruso) actuó como corresponsal de guerra en Ucrania para la Sexta y el diario 'Público'.

El periodista Pablo González (Pavel Rubtsov, según su pasaporte ruso) actuó como corresponsal de guerra en Ucrania para la Sexta y el diario 'Público'. Europa Press

Pero desde que fue anunciada su liberación, el departamento de José Manuel Albares ha guardado silencio, a pesar de numerosos intentos por parte de este diario. Sin embargo, el equipo legal de González, sí que ha querido confirmar que "la puesta en libertad es fruto de larguísimas negociaciones", y que en ellas, "nada ha tenido que ver el Gobierno de España". 

Otras personas del entorno del presunto espía hispano-ruso confirman a este periódico que "en muchas de aquellas sesiones de interrogatorio, los funcionarios de la Fiscalía polaca le decían que no se quejase porque ellos estaban haciendo lo que en su país, España, no podían hacer".

¿El qué, concretamente? Tratar de confirmar lo que el servicio secreto polaco aseguraba tener confirmado, a falta de pruebas legales con las que llevarlo a juicio: que Pablo González estaba relacionado con la vía rusa del procés según acreditaban informes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) español.

Y así lo confirman a EL ESPAÑOL fuentes de la seguridad nacional y del Gobierno. Las pesquisas del servicio polaco tenían confirmación de la participación, de una u otra forma, de González (o Rubtsov) en los contactos de Puigdemont con los funcionarios la Unidad 29155 del GRU, siglas en ruso del Departamento Central de Inteligencia de Moscú.

Miembros de asociaciones de la prensa exigen la puesta en libertad de Pablo González, celebrada el pasado  a 26 de junio en Madrid.

Miembros de asociaciones de la prensa exigen la puesta en libertad de Pablo González, celebrada el pasado a 26 de junio en Madrid. Europa Press

El entonces president y líder del golpe independentista se reunió con emisarios de Vladímir Putin en el Casal dels Canonges, su residencia oficial, para pedirle a Moscú su apoyo a la independencia. Así lo recogen las conclusiones de dos comisiones especiales sobre injerencias extranjeras del Parlamento Europeo y el documento El Caso Pegasus. Una revisión crítica del informe 'CatalanGate' de Citizen Lab.

Así lo corrobora con datos y pruebas gráficas la investigación independiente del OCCRP (Organized Crime and Corruption Reporting Project) titulada Impulsando la secesión y prometiendo Bitcoins: cómo un operador ruso instó a los líderes catalanes a romper con Madrid

Y así lo sostienen los citados documentos que el CNI español le hizo llegar a las agencias secretas de seguridad polacas. 

La OCCRP le puso nombre al enviado de Moscú que se citó con Puigdemont en las vísperas del referéndum ilegal: Nikolai Sadovnikov. Y a los agentes que prepararon el terreno, la citada Unidad 29155 del GRU.

La información proporcionada por España aludía a datos relativos al abogado del agente ruso Rubtsov. Su abogado, Gonzalo Boye, no es individuo cualquiera a ojos del CNI y la Policía Nacional en relación con Rusia: es uno de los nexos clave que conectaron la oficina de Puigdemont con personajes de la órbita de Moscú.

El hecho de que Boye defienda a un tipo acusado de espía ruso, al que recibe Putin con honores tras liberarlo, muestra un vínculo claro, a ojos de la seguridad nacional. La elección de este individuo como letrado no resulta casual. Su cometido, señalan las fuentes consultadas, iba más allá de defenderle. Este caso, al igual que las investigaciones judiciales en marcha, demuestran a las fuentes consultadas en el Gobierno y en la seguridad nacional que los vínculos entre el procés y Rusia son ya difíciles de negar.

La trama rusa

Han pasado más de 10 días desde el intercambio de espías, desinformadores, periodistas y activistas. Han corrido ríos de tinta, se han llenado horas de radio y televisión, y habrá cientos si no miles de interacciones en las redes. Pero nunca ha quedado del todo claro quién intercambiaba con quién: si eran sólo EEUU y Rusia, usando de peones a sus aliados respectivos; o si de verdad fue una operación a varias bandas.

Quizás es lo mismo una cosa y la otra, y así lo afirman los más conspiranoicos de cada bando, dando por hecho que no han cambiado tanto las cosas desde los años en que Reagan se enfrentó con Breznev, Andropov y Chernenko, hasta que llegó el joven Mijail Gorbachov y la URSS se acabó desmoronando. "La mayor tragedia del siglo XX", para el zar actual, Vladímir Putin.

El presidente de Rusia demostró su poderío recibiendo en la escalerilla del avión a sus peones, admitiendo públicamente que, entre ellos, había al menos tres a los que se puede calificar sin ambages de espías, y anunciando la condecoración de todos ellos... incluido el español Pablo González, allí presentado como "el compatriota Pavel Rubtsov". 

Entre los recibidos en Moscú, junto a González, figuraban sicarios, algunos de los 'hackers' más peligrosos del mundo, empresarios acusados de conseguir y difundir información confidencial en Estados Unidos, agentes encubiertos del GRU... e incluso contrabandistas involucrados en la exportación ilegal de equipos de alta tecnología desde Estados Unidos a empresas estatales rusas a través de la Unión Europea.

Ése es el nivel en el que Moscú sitúa a Pablo González, junto a algunos de sus más importantes efectivos de inteligencia en poder de las potencias occidentales.

Que Boye sea su abogado tampoco es casualidad, explican las citadas fuentes de la seguridad española. Este letrado figura como acusado junto a Puigdemont en el sumario que en Barcelona instruye el juez Aguirre.

El delito de traición es uno de los excluidos de la amnistía, según el artículo 2 de la Ley Orgánica. Y tanto el expresident como su letrado están acusados de negociar con espías rusos y buscar en ellos la financiación exterior necesaria para conseguir la independencia de Cataluña.

Así consta en un auto del magistrado titular del juzgado de instrucción número 1 de Barcelona, de hace apenas unas semanas. Este magistrado investiga la trama rusa del procés, el desvío de subvenciones públicas y otros delitos, insistiendo en las conexiones y las reuniones entre el Kremlin y el círculo próximo al líder de Junts.

Hace pocos días se ha sabido que Aguirre está dispuesto a jubilarse. Y con ello, podría decaer una investigación que el entorno de Waterloo siempre ha calificado de "ensoñación de un juez que no está en sus cabales". Eso, junto con la liberación de Pablo (Pavel) González (Rubtsov) podría terminar de diluir una de las patas principales de la injerencia rusa contra la estabilidad de la UE.

Según las fuentes de la negociación para el intercambio, citadas más arriba, la Fiscalía polaca llegó a ofrecer "diversos acuerdos, con condena suspendida, a cambio de reconocerse culpable" al equipo de abogados de González, que rechazó todos.

Casi 30 meses recluido

Ni el Gobierno de España dice saber cuándo volverá González, ni sus abogados lo revelan, ni las fuentes de la negociación lo quieren aclarar.

Será entonces cuando se sepa la versión del periodista/espía español/ruso, que fue expulsado de Ucrania en los días de la invasión ordenada por Putin, en febrero de 2022. Que pisó suelo de Polonia cuando la Inteligencia de Volodímir Zelenski ya había avisado a Varsovia de quién era. Y que permaneció recluido en Polonia desde entonces hasta el 1 de agosto...

...incluso mientras se celebraba la cumbre hispano-polaca en la que Sánchez visitó a Mateusz Morawiecki. O cuando aquel Gobierno, acusado de autoritario y poco respetuoso de las libertades fundamentales, fue derrotado por el "demócrata" Donald Tusk, a finales del año pasado.

En estos "dos años y cinco meses de detención ilegal" que denuncia Boye, González fue interrogado más de 30 veces por las agencias AW y ABW de la Inteligencia polaca, bajo la supervisión de la Fiscalía.

Era en ese contexto en el que, durante estos 30 meses recluido, se le esgrimían los informes del CNI como prueba de su implicación en la trama rusa del procés. Y después, los fiscales ofrecían el acuerdo, nunca aceptado por los colaboradores de Boye.

El también abogado de Puigdemont critica, como es lógico, al Gobierno de Pedro Sánchez, al que acusa de estar "mirando a otro lado" con la "inaplicación de la amnistía por los jueces prevaricadores del Supremo".

En el mismo tono se ha expresado su entorno, al atender a este periódico para este reportaje: "Exteriores nunca ha hecho nada, así de simple, más allá las visitas protocolarias del anterior cónsul, las declaraciones del ministro... y las filtraciones de Albares con periodistas para darles a entender que Pablo era culpable".

Y las fuentes de la negociación añaden: "El Gobierno español, el CNI y la Fiscalía polaca tienen un ataque de cuernos... se enteraron por la prensa, unos de la liberación y los otros de que se quedaban sin caso".