Puigdemont comunica a Sánchez que no aceptará "el 3-0" por el que PSOE y PSC gobiernan en Moncloa, la Generalitat y Barcelona
El líder de Junts se considera "excluido de la política institucional" y descarta que sus diputados vayan a apoyar los Presupuestos de 2025.
13 agosto, 2024 02:05Desde hace un tiempo, prácticamente toda la comunicación entre el Gobierno y Carles Puigdemont se reduce al expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, según fuentes próximas al líder de Junts.
El ex jefe del Ejecutivo se ha convertido en el encargado de pulsar la posición del líder independentista y de trasladar, en ambas direcciones, las versiones sobre la situación del pacto que llevó de nuevo a la Moncloa a Pedro Sánchez, en noviembre del año pasado.
Como consecuencia de este intercambio, ambas partes coinciden en valorar que será muy difícil que ese pacto pueda mantenerse o extenderse hacia los Presupuestos Generales del Estado de 2025, que en teoría se empezarán a tramitar a finales de septiembre.
Ese mensaje de Puigdemont al Gobierno se transmitió hace unas semanas, dentro del paquete del rechazo en el pleno del Congreso de Junts al objetivo de déficit, que frustró el primer paso de esos Presupuestos.
En el lado de Junts, interlocutores directos de Puigdemont aseguran que el expresident de la Generalitat está muy molesto con el Gobierno, entre otras cosas por el pacto del PSC y ERC para investir a Salvador Illa. Y también, por el retraso en aplicarle la amnistía, o por la inclusión de nacionalistas moderados en el nuevo Gobierno de Illa.
Tanto que se asegura que Puigdemont explica estos días que se siente "expulsado de la política, excluido del sistema" y, por eso, rechaza seguir manteniendo a Sánchez o pactando con el PSOE.
También se plantea seguir participando en la actividad parlamentaria normal en el Congreso, dentro del bloque de investidura. Gran parte del relato del Gobierno para defender la amnistía ha sido siempre el de la reincorporación de los independentistas a la política institucional.
Para el líder de Junts, es inasumible lo que llama "el 3-0", entendiendo por tal que los socialistas gobiernen en el Ayuntamiento de Barcelona, en la Generalitat y en el Estado. Y en los tres ámbitos, gracias a pactos de los socialistas con ERC, a pesar de que la representación política de Junts es mayor, especialmente, en el Ayuntamiento y el Parlament de Cataluña.
Entiende el prófugo que Sánchez ha orillado a Junts, que sólo recurre a ellos cuando necesita los votos de sus diputados en el Congreso. Y no parece dispuesto a mantener esa situación, según ha trasladado al Gobierno.
Puigdemont considera que hay una operación desde las tres instituciones para acabar con el independentismo y, especialmente, con Junts y con él mismo.
A la espera
Desde el Gobierno, de hecho, se explica abiertamente que debido a la posición de Junts, no hay problema en prorrogar las cuentas a la espera de una situación más propicia dentro de un año, aunque públicamente los ministros, con María Jesús Montero a la cabeza, mantengan la retórica del propósito de sacar adelante los Presupuestos.
Las cuentas de 2023 en vigor, según dicen, son suficientemente expansivas.
La única esperanza de la Moncloa es que Junts inicie un proceso interno similar al de ERC y que terminen por imponerse los del sector más pragmático, que prefieran una vía como la que mantuvo Convergència cuando pactaba con el Estado. Y que, además, están muy molestos con la actuación de Puigdemont, especialmente, la de su rocambolesca fuga.
Moncloa ve con esperanza ese proceso interno en Junts, procurará no interferir para que siga su curso y está dispuesto a esperar con Presupuestos prorrogados hasta que se resuelva. Confían en la presión de sectores empresariales que prefieran la normalidad que Illa pretende devolver a Cataluña, tras el procés.
El momento esencial será el 27 de octubre, cuando se celebre el congreso de Junts, según se ha conocido este lunes. De hecho, los socialistas entienden que Puigdemont ha precipitado esa convocatoria como estrategia defensiva para evitar que se armen y organicen los movimientos en su contra dentro de Junts.
Consideran también que el expresident de la Generalitat busca celebrar el congreso cuando aún no se haya resuelto en el Tribunal Constitucional la aplicación de la Ley de Amnistía y, por tanto, pueda explotarlo en el proceso interno.
ERC, socio de los socialistas en ese "3-0 institucional", está también inmersa en un cruento proceso interno que terminará, en principio, en un congreso el 30 de noviembre. Es decir, los dos partidos catalanes que han de apoyar los Presupuestos estarán en sus batallas internas, justo en el momento en el que haya que negociar las cuentas del Estado.
Ese calendario interno no ayuda nada a ese acuerdo porque, según explican los socialistas, no será fácil ganar esos congresos con el acuerdo con Sánchez, más aún si tienen que ejercer a la vez la oposición en Cataluña y si está en marcha ya la difícil negociación y tramitación del concierto catalán.
Para algunos ministros, será mejor esperar a 2025, cuando las aguas estén más calmadas y, además, haya terminado ya el proceso de aplicación de la Ley de Amnistía. La incertidumbre sobre esa ley no ayuda tampoco al acuerdo.