El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, este sábado durante el Comité Federal del PSOE.

El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, este sábado durante el Comité Federal del PSOE. EP

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Sánchez anuncia al PSOE que está dispuesto a gobernar 3 años "sin el concurso del Legislativo"

  • El presidente elude explicar el concierto catalán y cómo piensa aprobarlo en el Congreso, entre las críticas de, al menos, cinco barones regionales.
  • El PP clama contra la amenaza de "silenciar" al Parlamento: "En sus palabras y actos hay poca ética democrática y mucho tic autoritario".
8 septiembre, 2024 02:42

Que la política española pivota al rededor de Cataluña no es novedad. Y que Pedro Sánchez, ha convocado un congreso del PSOE, adelantándolo un año, a causa de ello, por tanto, no sorprende. Lo que sí sorprendió es que el discurso del secretario general socialista no diera un solo detalle sobre el acuerdo que hizo president a Salvador Illa, pero sí lanzara la advertencia, como mínimo inquietante de que está dispuesto a gobernar "tres años" más "con o sin un concurso del Poder Legislativo".

Es cierto que lleva ya casi un año de legislatura con apenas una ley publicada en el BOE, la de Amnistía. Y que la debilidad de la "mayoría de investidura" le ha llevado a sufrir ya más de una decena de derrotas en el Parlamento.

También es real que Sánchez nunca ha gobernado con mayorías estables, y que eso le ha llevado a batir el récord de reales decretos sobre cualquier otro gobernante de la democracia. De hecho, el 54% de las iniciativas legislativas aprobadas desde que llegó al poder, en junio de 2018, son han salido del Consejo de Ministros, no de las Cortes.

Pero la frase resonó en el discurso del presidente ante el órgano más importante del PSOE entre congresos: el jefe del Ejecutivo advertía, ante los líderes orgánicos y electos de su partido, que está dispuesto a gobernar hasta el final de la legislatura sin tomar en cuenta al Legislativo, si continúa siento más "restrictivo" que "constructivo".

Aun escondida dentro de un párrafo cualquiera de la intervención del presidente del Gobierno, la advertencia no pasó inadvertida para la oposición. Fuentes oficiales de la dirección del Partido Popular detectan "un nuevo ejemplo de los tics autoritarios de Sánchez". En Génova no salieron de su asombro, explican estas fuentes, ante el "lamentable espectáculo de ver a todo el PSOE aplaudiendo este anuncio". 

Según el PP, "querer suplantar al Legislativo desde el Ejecutivo tiene nombre", ya que en el presidente ven "poco de ética democrática y mucho de deriva autoritaria". "También ha querido controlar al Judicial cambiando leyes y no ha podido. Se lo impediremos también con todos los resortes a nuestro alcance, porque en democracia, si no tienes respaldo parlamentario, sólo hay un camino: convocar elecciones".

Más allá de que la legitimidad como presidente le viene del Congreso, él mismo armó la mayoría del "somos más" para conquistar el poder... y ahora que parte de ella le da la espalda, opta por orillarla. Y aunque no dedicó un minuto al cupo catalán, sí dejó claro que sus "seis prioridades" durante los próximos tres años las pretende sacar adelante sin atender a las Cortes, si hace falta.

"En lugar de ofrecer diálogo a la oposición, lo que busca es su sometimiento", continúa este portavoz del partido de Alberto Núñez Feijóo. "En lugar de escuchar al Parlamento busca amordazarlo, y en lugar de concitar la cooperación de las CCAA lo que hace es insultar a las del PP y no reunirlas".

Quién amenaza más

Consultadas por este diario, fuentes de la dirección socialista explicaron que se trataba de "un aviso a Junts". Es decir, que "por mucho que aprieten, no van a cambiar nuestra hoja de ruta" de transformar y modernizar España.

En todo caso, fuentes de los postconvergentes consultadas por este periódico, dicen no tener ningún interés en "amenazas de Madrid". Para Junts, la gobernabilidad de España es un activo con el que juega para ir avanzando en su estrategia de negociación en Suiza. Además, recuerda este portavoz consultado, "de aquí nuestro congreso, a finales de octubre, pondremos en revisión nuestra relación con el PSOE".

Y si va de advertencias, el partido de Carles Puigdemont es creíble. Sánchez ha vivido ya dos experiencias especialmente duras en el Congreso en lo que va de legislatura.

En enero, Junts sometió al PSOE a un chantaje político para poder sacar convalidar tres decretos. La formación separatista arrancó el compromiso de que el Gobierno transferiría "íntegramente las competencias en inmigración" a la Generalitat, la publicación de las balanzas fiscales -que sirvieron para justificar el cupo catalán- y una reforma de la Ley de Enjuiciamiento Civil para "facilitar la aplicabilidad de la amnistía".

Y en el último pleno de julio, los siete diputados de la formación de derecha independentista hicieron decaer la primera votación hacia los Presupuestos, la senda de déficit. Sánchez no se someterá más, es el mensaje, porque el próximo martes, de hecho, el Consejo de Ministros volverá a aprobar de nuevo ese techo de gasto.

Y cuando la votación llegue al Congreso, habrá un cambio sustancial de las circunstancias respecto a julio. Illa ya es president en Cataluña, lo que enfada a Puigdemont, por un lado, pero que lo compromete por otro. El acuerdo que ha llevado al líder socialista catalán a la Generalitat incluye, como pata principal, el concierto fiscal para Cataluña, que precisa de los Presupuestos de 2025 para empezar a crear las estructuras legales que lo soporten.

"¿Y cómo va a votar Junts en contra de lo que llevan años reivindicando?", se preguntaba una alta fuente socialista a la salida del Comité Federal.

Varias estrategias

Ésa puede ser una de las estrategias a las que acuda Sánchez para poder mantener su advertencia a Junts y al conjunto del Congreso de que gobernará "con o sin el concurso del Legislativo". Es decir, lograr imbricar las iniciativas a votación de una manera que acabe obligando a sus socios de investidura a serlo también de gobernanza.

De hecho, como ya informó este periódico, en el asunto del llamado cupo catalán el presidente ya tiene trazada esa estrategia. Por mucho que Puigdemont "saque las garras", cuenta con que acabará apoyando las reformas legislativas necesarias, como la de la LOFCA.

Pero para no perder al resto de sus socios (Compromís, Chunta, IU...), el Gobierno prevé vincular este proceso no sólo con la reforma de la financiación autonómica, sino con la reforma fiscal que comprometió con Bruselas.

Al Gobierno le hace falta llevarle esos deberes hechos a la Comisión Europea para poder optar al quinto desembolso de los fondos de recuperación, que ya lleva nueve meses de retraso. Y como para poder transferir más fondos a las Comunidades Autónomas hacen falta nuevos ingresos, el presidente ya anunció el pasado miércoles que habrá "más impuestos a los ricos"

Si una cosa no se puede hacer sin la otra, aunque la primera beneficie sólo a unos, Moncloa confía en que la segunda la compense. Y todos los socios se "alineen", ellos también, en sacar adelante el proyecto del PSOE.

Porque la otra opción es que el Gobierno acabe cayendo... y cojan el turno "el PP y la internacional ultraderechista". Otro de los fantasmas sacados a pasear, al menos en cuatro ocasiones, en el discurso de Sánchez, este sábado en la sede de Ferraz. 

Otra opción que maneja el Gobierno para mantener su amenaza de soslayar el Legislativo, explican fuentes oficiales socialistas, es recurrir con más asiduidad (aún) al real decreto como vía normativa.

La Constitución exige, en su artículo 86, que sólo se legisle por esta vía "en caso de extraordinaria y urgente necesidad". Pero la costumbre ha sido otra.

"Somos el partido del diálogo. Por necesidad, claro, y también por convicción", remata otra fuente del PSOE. "Pero el diálogo, la negociación y el acuerdo es una carretera de dos vías. Si no, ejerceremos nuestra responsabilidad gobernando", añade.