ERC y Junts convierten la financiación autonómica en un debate sobre quién se vende más barato al PSOE

Estas son las cifras calculadas por el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, más centrado en su pulso particular contra Junts que en la defensa del acuerdo fiscal o en interpelar a la ministra de Hacienda, que era el sentido del Pleno. En lo que respecta a "la izquierda y la derecha catalana", como él las cataloga, lo único que se puede sacar en claro este jueves del Congreso es que "al PSOE se le puede obligar a mejorar las cosas".

"Quieren transmitir la idea de que lo votemos todo a cambio de nada. Daré dos datos: después de negociarlo todo, principalmente las medidas sociales, hemos votado el 89% de las medidas del Gobierno español. Ustedes, sin negociar absolutamente nada, dicho por ustedes, el 86%. Son datos. ¿Quién ha votado a cambio de nada?", señaló.

El portavoz de ERC empleó sus 10 minutos de turno de palabra en atacar los argumentos no del PP y de Vox —los más beligerantes contra el acuerdo— sino a los siete diputados de Carles Puigdemont. "¿Por qué no aceptan una quita de la deuda que consiguió ERC? ¿Por qué no aceptan un pacto que alivia a una Cataluña que está infrafinanciada?", preguntó. Ninguna pregunta dirigida al Gobierno.

Los dos partidos que representan el independentismo catalán se acusan mutuamente de venderse "por unas lentejas", recordando una sonada expresión de Míriam Nogueras hace una semana en el Congreso. El portavoz de Junts en este debate, su compañero Josep Maria Cruset, tomó la misma senda.

"[Los de Esquerra] enmascaran la realidad", arrancó el diputado. "Llenan los noticieros y establecen marcos mentales [...] pero han vendido una legislatura de estabilidad a cambio de nada. Nos hacen ver que han acordado lo que no han acordado", acusó, poniendo en duda que el acuerdo de financiación singular llegue a ponerse en práctica.

El portavoz terminó su intervención haciendo tres preguntas a la vicepresidenta y ministra de Hacienda, María Jesús Montero: si el acuerdo es un concierto económico, si representará el final del déficit fiscal en Cataluña y si es una financiación singular. A su homólogo de ERC no le hizo ninguna.

El choque llega después de que Junts obligara al Gobierno a retirar la votación de la senda de estabilidad que debía tener lugar este jueves. Puigdemont, que negoció el tema la semana pasada con el número 3 del PSOE en Suiza a cambio de un aluvión de "guiños y gestos" parlamentarios que no tienen nada que ver con el déficit, como la reactivación de las comisiones sobre los atentados del 17-A y la Operación Cataluña. En respuesta, ERC también ha tirado todos los puentes y reclama su parte del pastel.

Porque lo de Rufián y Cruset, Cruset y Rufián, nunca fue un debate económico. Fue un debate sobre quién negocia mejor con el PSOE, a quién engañan menos los socialistas y quién vende sus principios por el plato más barato. En esencia, quién de los dos es menos "pagafantas", según el portavoz de ERC.