Rodríguez de la Borbolla continúa siendo afiliado del PSOE, pero dice que nunca en su vida había estado tan alejado del partido

Rodríguez de la Borbolla continúa siendo afiliado del PSOE, pero dice que nunca en su vida había estado tan alejado del partido

Política HABLANDO SOBRE ESPAÑA

Rodríguez de la Borbolla: "Voté a Sánchez y ahora me doy golpes en el pecho. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa"

  • "El PSOE, el partido de mi vida, está desmontando España".
  • "El cupo catalán me indigna especialmente porque vulnera la igualdad entre ciudadanos".
  • José Rodríguez de la Borbolla, popularmente conocido como Pepote, fue presidente de Andalucía entre 1984 y 1990. Lideró a los socialistas andaluces y es afiliado desde los tiempos de la clandestinidad.
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Fundaron el Partido Socialista del Interior porque leían libros marxistas, porque querían acabar con la dictadura... y porque la secretaria de Tierno Galván era muy guapa. José Rodríguez de la Borbolla, "Pepote" para amigos y enemigos, era uno de aquellos chavales que conspiraba en la clandestinidad.

No tuvo que esperar a que el partido de Tierno y el de Felipe González se unieran. Él se hizo del PSOE en 1972 porque Tierno era un fabulador, "una recreación de sí mismo". Por eso y porque muchos de sus amigos de Sevilla se fueron haciendo socialistas.

Lo cuenta en la biblioteca de su casa justo antes de que esta ciudad acoja el Congreso Federal de su partido, al que ha sido invitado y al que no piensa ir. No tiene que ver tanto con sus frontales discrepancias, sino con el aburrimiento. "Ir a un congreso de visitante es lo más aburrido que hay en la vida", dice mientras va sacando y metiendo libros de las estanterías.

A don José, lo de "Pepote" le sienta bien porque es un hombre corpulento que no ajusta sus palabras a esas faenas taurinas que tanto le gustan. Entra a matar sin poner banderillas, sin que hayan pasado los picadores. Es divertido porque suaviza las estocadas con cierto gracejo andaluz.

Esta conversación nos va a llevar continuamente de la Sevilla del tardofranquismo a la España del tardosanchismo. De aquella familia de la burguesía sevillana de la que nació un socialista a aquella burguesía madrileña de la que nació un sanchista.

Don José, presidente de esta tierra entre 1984 y 1990, líder de los socialistas andaluces de aquel tiempo, va desgranando poco a poco sus discrepancias: la amnistía, el cupo catalán, la corrupción, la sedición, la malversación.

Su bisabuelo fue ministro de Alfonso XIII y parece que consiguió para el Betis el título de "Real". Su abuelo fue alcalde de Sevilla. Su padre, científico. Y él, Pepote, marxista, socialista, doctor en Derecho... y hoy dolido de su lado izquierdo.

Nos abre la puerta de casa y sentimos interrumpirlo. Cuando llegamos, está leyendo sonetos de amor. De Antonio Gala y de Rafael de León. Quizá por eso le salga con vena poética el titular que ilustra esta entrevista: "El PSOE, el partido de mi vida, está desmontando España". Polvo seremos, don José, mas polvo enamorado.

Lo de Pepote, ¿de dónde salió?

Alguien, en algún momento, dijo: “Pepote es un muchacho noblote”.

¿Siendo usted niño?

No, no. Siendo un chaval, pero estando ya en el partido. Lo dijo alguien en una reunión de socialistas. De niño me decían “Pepito”. Hoy estoy acostumbrado a “Pepote”. En Sevilla, cuando me paran, me dicen… “¡Pepote! ¡Pepote!”.

¿Recibió invitación para el Congreso de este fin de semana?

Estoy invitado, sí, pero no voy a ir. Hace tiempo que no voy a congresos… El último al que asistí como miembro del comité federal fue el del año 97, cuando Felipe ya no se presentaba y salió Almunia. Después de ese, ya sin cargo, asistí al de 2012, cuando se enfrentaron Rubalcaba y Carme Chacón. Fui a enredar lo posible para que ganara Alfredo. Y ganamos por veintidós votos. 

¿Cómo se enreda en esas situaciones?

Hay un conflicto, una votación disputada y tú estás por el pasillo, que es lo que se hace en los congresos: andar por los pasillos. Entonces, te encuentras con el alcalde de Montoro, que te dice: “Joder, Pepote, tengo dudas, no sé a quién votar”. Y tú lo convences. Así con todos los que puedes. 

Es más fácil convencer, supongo, si se ofrecen cargos dentro del partido y en las instituciones, ¿no?

Supongo que sí, pero yo en ese momento no tenía nada que ofrecer más allá de mi credibilidad. En 2012, hacía tiempo que estaba fuera de la política. ¿Sabe usted? Un congreso federal como visitante es lo más aburrido que hay en la vida. Estás todo el tiempo saludando y tomando café. No es bueno tomar tanto café.

Fíjese, tengo la invitación aquí delante: habla de “ágoras”, “foros”, “homenajes”… ¡Buf! Para eso me quedo en casa. “Si deseas acudir, puedes inscribirte a través del siguiente enlace. Pincha aquí”. Y no pinché.

Tenía una razón muy poderosa para ir: es usted miembro de la Hermandad del Calvario.

Es cierto, pero la Hermandad del Calvario es una cosa mucho más seria que el PSOE.

En sus tiempos de socialista más convencido, decía que era mucho más del Betis que del PSOE. ¿Hoy sigue siendo afiliado? ¿Paga la cuota?

Sí, soy afiliado y pago. Mire, lo dice también la carta: “Como militante, formas parte de la gran familia que conforma el PSOE”. La frase que usted menciona tiene una explicación. Soy bético desde chico y socialista desde un poco más tarde que adolescente. 

¿Cómo se hizo del Betis?

Mi padre, premio nacional de investigación científica, pertenecía a la burguesía profesional sevillana. Vivíamos en el centro de la ciudad, íbamos a un colegio de la zona. Los demás niños eran hijos de médicos, abogados, militares…

El Betis estaba en Segunda y la gran mayoría de mi entorno era sevillista. Entonces, llegué un día casa y le dije a mi padre: “Papá, soy sevillista”. Me contestó: “Hijo, ten en cuenta que aquí somos todos béticos”. Lo interpreté como un riesgo de ser expulsado de la familia. Me hice rápidamente del Betis.

Con lo del socialismo, en cambio, no le hizo caso a su padre. Quiso ser socialista y fue socialista en la clandestinidad.

Un día, mi padre y yo estuvimos a punto de llegar a las manos. Él pensaba que yo estaba maleando a uno de mis hermanos pequeños. Decía que era el responsable de que comprara los mismos libros que yo. 

¿Qué tipo de libros?

Libros marxistas.

Qué buen gusto, don José.

Cuando llegábamos a la universidad, mi padre nos abría una cuenta en la Librería Internacional para que nos compráramos a plazos los libros que nos diera la gana. Mi padre me recriminó que estaba adoctrinando a mi hermano.

José Rodríguez de la Borbolla, presidente de Andalucía entre 1984 y 1990, en su biblioteca el día de la entrevista.

José Rodríguez de la Borbolla, presidente de Andalucía entre 1984 y 1990, en su biblioteca el día de la entrevista. Ángel García Martos

¿A usted ya lo daba por perdido?

Cuando se convenció de que yo no tenía arreglo, me llamó a su estudio en casa. Me dio tres consejos. Todavía me emociono cuando lo recuerdo… Me dijo: “Hijo, ya sé que no vas a ir por donde a mí me gustaría, pero quiero pedirte tres cosas”. 

“Te toque lo que te toque hacer, intenta hacerlo bien, no trampees nunca. Te toque lo que te toque hacer, hazlo pensando en la gente, y no en ti mismo. Te toque lo que te toque hacer, hazlo pensando en España”. He procurado seguir sus consejos al pie de la letra durante toda mi vida.

¿Su padre sabía, por ejemplo, que usted estaba fundando lo que se llamaba el Partido Socialista del Interior? Luego aquello derivó en el PSP de Tierno Galván, ¿no?

Exacto. Bueno, sí, mi padre sabía que yo iba a Madrid para reunirme con Tierno, con Pedro Bofill, con Pepe Bono… Y también sabía que muchos de nosotros, en realidad, íbamos para ver a Margarita, que era la secretaria de don Enrique Tierno, y que nos gustaba a todos. Era una mujer bellísima.

Pero luego usted no siguió con Tierno, se afilió al PSOE mucho antes de que los dos partidos confluyeran.

Felipe [González] fue profesor mío de clases prácticas de Derecho del Trabajo. A Alfonso [Guerra] lo conocí en las librerías. Porque había dos librerías donde se podían conseguir esos libros “non sanctos” que tanto me gustaban. Una era la “Lorenzo Blanco” y la otra la “Antonio Machado”, que era de Alfonso. Oiga, y es que Tierno era bastante fantasma, ¿eh? Fabuló toda su vida anterior a la política. Lea sus biografías, es impresionante. Tierno era una recreación de sí mismo. 

"Me siento más lejos del PSOE que nunca antes en mi vida"

Aquellos partidos tenían ideología “marxista”. ¿Piensa que hoy su partido le considera “de derechas”? 

No lo sé [sonríe]. En estos momentos de turbación y consternación, es muy difícil saber lo que es el PSOE. Ayer, hablando con un veterano líder sindical, un hijo de encarcelados por el franquismo, me dijo: “Pepe, si hoy tuviera veintidós años, no estaría en este partido”. Me quedé muy impactado por la trayectoria de quien me lo decía. Tanto la suya como la de su familia.

¿A usted le pasa un poco lo mismo? 

No he hecho ese razonamiento, yo no tengo ni idea de dónde estaría si tuviera veinte años. Hombre, no me siento nada partidario de muchas cosas que hace el PSOE actual. Supongo que ahora hablaremos de ellas. Me siento más lejos del PSOE que nunca antes en mi vida. Lo cual no quiere decir que no lo votara la última vez.

Esta es una parte del razonamiento que no podemos entender quienes no somos militantes ni políticos. Si tan lejos se está de un partido, ¿cómo se le acaba votando? 

El socialismo tiene unos cuantos criterios básicos: procurar que la gente viva mejor, procurar que haya una justicia igual para todos, la redistribución de la riqueza… Votas creyendo que esos principios siguen ahí con independencia de quien lidere el proyecto. 

La amnistía, por poner un ejemplo, ya implica que la justicia no sea igual para todos.

Sí, tiene usted razón. Por eso me siento tan alejado de este PSOE.

Rodríguez de la Borbolla, en su despacho, durante un momento de la entrevista.

Rodríguez de la Borbolla, en su despacho, durante un momento de la entrevista. Ángel García Martos

En 2018, mucha gente dijo haber votado a Sánchez porque no sabía lo que iba a ocurrir. Pero en las últimas generales Sánchez fue de frente: la amnistía, los pactos con Bildu, la relación con Puigdemont… Todo eso se sabía. Sánchez gobierna, en cierto modo, gracias a usted. 

Y aquí estoy, dándome golpes en el pecho por haberlo votado. Como en aquella oración que rezábamos de niños: “Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa”. Una señora me dijo el otro día por la calle: “El PSOE sigue siendo el mal menor”. Pero, con esa tesis, nos vamos al precipicio. Nos precipitamos. O mejor dicho: nos “precipotamos” [suelta una carcajada].

Cuando lleguen las próximas elecciones, sé que me lo va a preguntar, no sé qué haré. Tengo mis dudas. No sé si, por primera vez, dejaré de votar al PSOE. Es que las cosas han ido in crescendo

Todos estos casos, aquella ceremonia orgiástica de Sánchez y sus dudas sobre la continuidad en la presidencia, ¡incluso hubo articulistas en El País que se tomaron aquello a cachondeo! Tengo aquí un texto de Luz Sánchez-Mellado. Tras esa maniobra, el partido invistió a Sánchez como… “¡el puto amo!”. 

Hay una cosa que sí puede agradecerle a Sánchez: la reconciliación entre viejos compañeros. Guerra y Felipe se han reconciliado, usted y Guerra también. ¿Algo ha tenido que ver la coincidencia de puntos de vista?

Con Alfonso tuve problemas, pero luego ha sido una historia bonita. Me lanzó una señal de humo, como los indios en las praderas. A través de otro compañero, me hizo saber que le había gustado una cosa que había escrito yo. Le llamé y estuvimos hablando. Hay un momento de la vida en que te preguntas: “¿Merece la pena estar mal? Estuvimos juntos, desde chavales, intentando construir un país mejor”. Pero esto fue antes de que llegara Sánchez. 

¿Existe un ‘congreso’ paralelo a este? ¿La vieja guardia conspira o la vieja guardia no tiene poder para conspirar? 

Hay como una falla tectónica entre generaciones distintas. No hay manera de razonar. El PSOE se ha convertido en un centro de búsqueda de posiciones personales. La mayoría de los que están moviéndose lo hacen para el “quítate tú que me pongo yo”.

"No hay manera de razonar entre las generaciones distintas del PSOE"

A Andalucía no la reconoce ni la madre que la parió, parafraseando al propio Guerra. Hemos pasado de aquello de que si el PSOE presentaba una cabra ganaba la cabra a que ninguna encuesta dé a los socialistas la posibilidad de gobernar. ¿Qué ha ocurrido?

Hemos llegado hasta aquí degenerando y degenerando. ¿De quién era eso? ¿Groucho Marx? 

Otro acierto del marxismo. ¿Andalucía sigue siendo sociológicamente socialista? 

Andalucía sigue siendo sociológicamente cercana al socialismo, creo que sí. Pero el voto hoy, al contrario que hace décadas, está mucho menos relacionado con lo que podríamos llamar las ideologías. 

Usted acuñó aquello de hacer de Andalucía “la California de Europa” mediante la combinación del desarrollo tecnológico y las virtudes climáticas de la región. ¿Eso lo está haciendo ahora el PP? 

El PP está haciendo un trabajito de poquito a poco, de ir tocando temas sin levantar ampollas. Perfiles amables, no crispar por sí mismos… Eso hace que mucha gente se sienta serena y estabilizada. No digo siquiera satisfecha o contenta, sino “estabilizada”. En los tiempos que corren, eso es mucho. Y por eso, toda esta gente tiende a seguir por el mismo camino.

Supongo que una de las causas de la caída del PSOE andaluz fue la corrupción. Usted se marchó justo antes de que aquello empezara, pero muchos de los implicados fueron compañeros suyos e incluso he leído en prensa que un hermano suyo fue condenado. ¿Qué pensó al conocer todo aquello?

Dejé de ser presidente de Andalucía en 1990. El procedimiento específico de los ERE es, si no recuerdo mal, de 2001. Fíjese: cuando supe que habían creado un procedimiento para agilizar las ayudas a empresas en crisis, les dije: “Tened mucho cuidado en cómo lo hacéis”. Cuando me enteré de lo que había pasado, no me sentó nada bien, qué le voy a decir. Y sí, creo que sin duda influyó en la caída del PSOE en Andalucía. 

¿Está el PSOE de hoy en un momento parecido al del PSOE en los noventa? Lo digo por las tramas cruzadas de corrupción que afectan al Gobierno.

Por las mañanas, cuando me levanto, todavía sin quitarme las legañas, me siento frente al ordenador a leer los periódicos. Hoy he leído un artículo de Antonio Elorza que dice: “Si un animal camina como un pato, grazna como un pato y nada como un pato, lo más probable es que sea un pato. Por la misma regla de tres, si un gobierno tiene en su entorno inmediato a quienes practican la corrupción, no hace nada para acabar con ella y descalifica a quienes la ponen de manifiesto, existen severas razones para sospechar que por activa o por pasiva ese gobierno es la corrupción”.

Cuando nosotros éramos chicos, las madres y los padres nos decían: “Hijo, eso no se dice, eso no se hace, eso no se toca”. Intuyo que a Sánchez le ha faltado algo de eso.

La corrupción más acreditada documentalmente es la que tiene que ver con Koldo, Aldama y Ábalos. A través de los informes de la UCO, puede afirmarse que existía una trama en el corazón del Gobierno, en el ministerio que más presupuesto repartía. ¿Eso debería ser motivo de dimisión para un presidente?

Depende de la capacidad para sensibilizarse de cada cual. Yo no voy a pedirle a nadie que dimita. Simplemente, diré: “Que se lo haga mirar”.

Sánchez critica que se le dé credibilidad a un delincuente como Aldama. ¿Usted concede verosimilitud a las acusaciones del comisionista? 

Aldama dice que tiene pruebas, que las muestre y veremos. 

Usted sabe lo que es ser presidente estando casado. ¿Qué opinión le merece la investigación a Begoña Gómez y los hechos conocidos hasta ahora?

Para empezar, me llama mucho la atención que la abogacía del Estado se dedique a defender a la mujer del presidente del Gobierno por sus negocios privados. Para seguir: soy profesor universitario jubilado. No sabía que se podían crear cátedras para que las dirija una persona no cualificada académicamente. Quizá sea legal, no lo sé, pero me ha sorprendido mucho.

Y acabamos de conocer la imputación del hermano de Sánchez, contratado de manera presuntamente irregular por la Diputación de Badajoz.

Lo he leído, sí. Parece que en el entorno del presidente hay dos o tres cuestiones que están investigándose. No puedo decir más porque no tengo información.

Rodríguez de la Borbolla es doctor en Derecho y profesor de Derecho del Trabajo.

Rodríguez de la Borbolla es doctor en Derecho y profesor de Derecho del Trabajo. Ángel García Martos

 

El viernes, justo antes de que empezara el Congreso, declaró Juan Lobato ante el juez. Parece que Moncloa filtró el correo del novio de Ayuso a los medios y que lo puso en sus manos para que lo utilizara como munición. No es nuevo que un Gobierno se valga de las instituciones del Estado para triturar a un rival, pero no por eso deja de ser grave.

Estoy de acuerdo. No por eso deja de ser grave. A estas alturas, ya no me sorprende nada. Soy muy amigo de Carlos Herrera. Un día me dijo: “Pepe, ¿ves algún candidato a dirigir el PSOE en el futuro?”. Le contesté que no se me ocurría nadie. Él me dijo: “Hay uno que…”. Lo interrumpí: “No lo nombres que lo matas”. Lo nombró. Era Lobato.

En el congreso federal, se va a aprobar de manera tácita el cupo catalán.

Es algo que me indigna especialmente porque vulnera la Constitución, la igualdad entre los ciudadanos. El PSOE no concurrió a las elecciones con eso en el programa. He leído la ponencia marco de la dirección. 75 páginas sobre financiación autonómica. Son todo vaguedades. No aparece nada del cupo ni de la ordinalidad. El cupo catalán es un golpe de Estado institucional. 

El primero que se equivocó fue Zapatero cuando dijo que en Madrid se aceptaría el Estatuto tal y como saliera de Cataluña. El Perú, Zavalita, Zapaterito, se jodió ahí. Pero, en realidad, lo de que no aparezca en el programa, ¿qué importa? Tampoco aparecía la eliminación de la sedición ni la rebaja de la malversación.

"El cupo catalán me parece un golpe de Estado institucional"

Más allá de la corrupción, ¿cuáles son las otras posiciones actuales que le alejan de su partido? ¿La amnistía? ¿Los pactos con Bildu?

El desmontaje de España es lo que más me aleja del partido. El PSOE, el partido en el que he estado toda la vida, mi partido, está desmontando España. Lo digo porque lo pienso. Algunas veces, mis compañeros veteranos muestran mucha preocupación “por el partido”. Y yo digo: lo más perjudicial es lo que está pasando con España, lo del partido va después.

Usted fue uno de los mayores impulsores del federalismo en España. Decía hace años que la Constitución permite que, sin una reforma drástica, podamos convertirnos en un Estado federal. ¿Lo sigue pensando? 

Sí. Creo que España puede convertirse perfectamente en un Estado federal. El federalismo es un paso adelante en un proceso de descentralización, de gobernanza en cascada. Dar un mayor nivel de competencias, si se da a todas las Comunidades por igual y sus presidentes son leales a la idea de España, no tiene por qué suponer la disolución de la nación.

Explíqueme eso de que las Comunidades autónomas son como los hijos.

Una vez se tienen, ya no hay vuelta atrás [se parte de risa]. Hay que quererlos y tratarlos por igual. Una vez creada la estructura, hay que procurar que sobreviva decentemente. 

Don Pepe, que termine bien el fin de semana. Siempre le quedarán el Betis y la Hermandad del Calvario.

No se crea. Ahora, las hermandades en general también se están convirtiendo en un espectáculo. Se están produciendo excesos.

Bueno, pues siempre le quedará el Betis.

Dejémoslo en que siempre nos quedará algún amanecer glorioso.