La jefa de Servicio de la CHJ pidió 3 meses antes de la DANA "sistemas de alerta temprana" para el barranco del Poyo
- Clara Estrela defendió el SAT el 30 de julio, en una jornada de "autoprotección" con los 100 municipios en riesgo de inundación. En octubre de 2023, la CHJ lo había desechado aunque, según Teresa Ribera, es "lo único que salva vidas".
- Más información: La Confederación del Júcar no convocó el Comité Permanente de emergencia el día de la DANA pese a que lo exige la ley.
La jefa de Servicio de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) defendió, tres meses antes de la riada que causó la DANA el 29 de octubre, que para reducir la vulnerabilidad de los municipios ante inundaciones como la del barranco del Poyo, "los sistemas de alerta temprana [SAT] nos resultan muy útiles".
Sin embargo, CHJ había decidido no instalarlo apenas nueve meses antes, al adjudicar la vigilancia de esta rambla y del resto de las demarcaciones a una licitadora privada con una oferta a la baja del 21%.
La jefa de Servicio en la Dirección Técnica de la CHJ, Clara Estrela, participó el 30 de julio en una jornada sobre Medidas de autoprotección frente a inundaciones organizada por la Confederación.
El objetivo era reunir a los más de 100 ayuntamientos de la Demarcación con territorio en riesgo de inundación para darles una especie de cursillo con soluciones prácticas para "mitigar o reducir los daños provocados por las avenidas".
En su charla, Estrela destacó los SAT como una de las herramientas "muy útiles" de las que disponen las Administraciones para "reducir la vulnerabilidad" de los municipios ante inundaciones. “Aumentan el tiempo de reacción y aportan más información sobre este tipo de fenómenos", insistió.
"Únicos que salvan vidas"
El 30 de octubre de 2023, sin embargo, el Ministerio de Transición Ecológica había adjudicado a la Unión Temporal de Empresas (UTE) Matinsa-Ofiteco la gestión de estos Sistemas Automáticos de Información Hidrológica (SAIH). El contrato, al que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, se cerró por un periodo de tres años, hasta 2026.
Sólo ahora, después de la tragedia, el organismo de cuenca adjudicó el pasado 20 de noviembre la instalación del SAT en el barranco del Poyo y otras demarcaciones del Júcar. Lo hizo mediante un "contrato verbal" de emergencias en unas circunstancias muy dudosas.
Primero, porque la licitación se enuncia para "la reparación de los Sistemas Automáticos de Información Hidrológica (SAIH) afectados por la DANA" y, sin embargo, prevé sustituirlos por los Sistemas de Alerta Temprana (SAT).
Y segundo, porque la beneficiaria fue Senda SL, una empresa que no cumple los requisitos de solvencia para un contrato de 22,5 millones de euros, según la Ley de Contratos del Sector Público (LCSP).
En su comparecencia ante el Congreso, el mismo día de la licitación, Ribera proclamaba que "lo más importante" ante el riesgo de grandes inundaciones es contar con "un Sistema de Alerta Temprana [SAT], que es lo único que salva vidas".
De algún modo, la hoy número dos de la Comisión Europea admitía que en desastre que causó la riada con más de 220 muertes el 29-O pudo haber posibles causas señalables en aquella última privatización de la vigilancia de caudales en la CHJ, a la baja y sin proveer de Sistemas de Alerta Temprana (SAT) ni para el barranco del Poyo ni para cualquier otra demarcación de la cuenca del Júcar.
Este periódico se puso en contacto aquellos días con la Confederación para conocer los motivos de que estos sistemas no fueran recogidos en el pliego del contrato de octubre de 2023.
Según un portavoz, la CHJ "trabaja desde hace tiempo" en ello, sabedora de que "permitiría mejorar el conocimiento hidrológico en diferentes episodios, tanto de fuertes lluvias como de sequía". Pero que en riberas cortas y escarpadas como la del Júcar es un trabajo "más complicado" que en otras, como la del Ebro, que sí cuenta con el SAT desde hace años.
SAIH, 'abuelo' del SAT
El SAIH se podría decir que es el abuelo del SAT. El primero se limita a entregar información numérica y periódica extraída de sensores estáticos ubicados en lugares teóricamente estratégicos.
El segundo es un sistema mucho más moderno e informatizado, que combina modelos meteorológicos preinstalados con información pluviométrica e hidrológica en tiempo real que le permiten predecir escenarios de manera automática, antes de que se produzcan.
La tarde fatídica del 29 de octubre, una riada brutal bajó por el barranco del Poyo, que llegó a superar a las 18:55 horas los 2.200 metros cúbicos por segundo, cuatro veces el volumen normal del Ebro.
Precisamente a esa hora, el único sensor del SAIH que la Confederación Hidrográfica del Júcar había considerado necesario instalar en este cauce se rompió, y dejó de ofrecer datos. El obsoleto sistema es una estación de obra que data de 1989.
Ese sensor reventó cuando la estructura de ladrillo que lo alojaba se vio arrasada por la riada. Pero en todo caso, tanto su ubicación como el "apagón informativo" de los técnicos de la CHJ durante dos horas y media, evidenciaron que esta DANA superó cualquier previsión.
El sensor del SAIH estaba ubicado en el municipio de Ribarroja, pasada ya la mitad del curso del barranco desde su nacimiento en Chiva. Es decir, cuando sus metros sobre el nivel del mar, 1.023 metros en cabecera, ya son sólo 100.
Y esa rotura llegó cuando habían pasado sólo 12 minutos desde que, a las 18:43, se habían recuperado los emails del SAIH de la CHJ.
Desde las 16:13, los técnicos contratados por la concesionaria de la Confederación no habían comunicado el súbito y brutal cambio de tendencia en el Poyo. Antes de ese silencio, tres correos seguidos habían bajado las alarmas al confirmar caídas de caudal a niveles de no desborde. Después, el volumen se había multiplicado casi por 100.
En ese tiempo, los responsables del SAIH incumplieron hasta 15 veces sus protocolos, que les obligan a comunicar de inmediato a Emergencias de la Generalitat cualquier aumento del caudal por encima de 150 m3/s.
Las angostas riberas de ese empinado y breve barranco no dieron abasto para encauzar en tan poco tiempo el equivalente a cuatro veces el Ebro.
Precisamente, la del Ebro es una de las cuencas españolas que sí tienen instalados los SAT. Y fue Senda SL, la misma empresa contratada ahora para la del Júcar, la que hizo los trabajos. Un portavoz de la CHJ asegura que "son los mejores del mercado", para explicar que se le haya adjudicado "sin publicidad", es decir, a dedo, este jugoso contrato a una compañía con sólo dos empleados.