El jefe de gabinete Carlos Moreno, la vicepresidenta María Jesús Montero y el empresario Víctor de Aldama.

El jefe de gabinete Carlos Moreno, la vicepresidenta María Jesús Montero y el empresario Víctor de Aldama. ArteEE

Política caso koldo

Las relaciones entre Aldama y su jefe de gabinete que admite Montero bloquean la reacción del Gobierno

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"Todo es falso, salvo algunas cosas", dijo Mariano Rajoy cuando siendo líder del PP y presidente del Gobierno hizo frente a las graves acusaciones de Luis Bárcenas contra su partido por corrupción.

Ahora el PSOE y el Gobierno viven una situación similar respecto a las acusaciones de Víctor de Aldama que afectan a destacados miembros del Gobierno de Pedro Sánchez.

Por un lado, el Gobierno cree cerrada la puerta de las denuncias de supuesto pago de comisiones por obras en carreteras que denunció Aldama y, por otro, se abre paso la impresión de que el empresario y comisionista entró hasta la médula del Ejecutivo, casi siempre a través de jefes de gabinete de diferentes ministros.

En esa montaña rusa, el ministro Óscar Puente desmontó las supuestas irregularidades en las adjudicaciones de obras públicas, explicando que algunas no se han adjudicado siquiera o que se hicieron por gobiernos anteriores.

Y, por otro lado, la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, ha admitido por primera vez las relaciones de su jefe de gabinete, Carlos Moreno, con Aldama.

El comisionista aseguró ante el juez que pagó 25.000 euros a Moreno en un bar junto al Ministerio a cambio de que le agilizara una gestión sobre una deuda con Hacienda.

Montero rechazó que se produjera ese pago, negó que conociera a Aldama y puso la mano en el fuego por su jefe de Gabinete.

Ahora es preguntada por hasta cuatro reuniones con Aldama, en una entrevista publicada este domingo en Eldiario.es. La vicepresidenta no las niega y justifica las relaciones con el comisionista porque, según explica, el Gobierno debe tener contactos con empresas para ayudarlas.

“El Gobierno tiene contactos frecuentes con las empresas. ¿Qué gobierno cierra las puertas a que las empresas puedan trasladar desde su preocupación a sus perspectivas de crecimiento? Eso pasa todos los días y cada día y tiene que seguir siendo así”, asegura Montero en esa entrevista.

El viernes, durante el acto de aniversario de la Constitución en el Congreso, la vicepresidenta ya usó en un corrillo con periodistas este argumento para justificar que Moreno tratara con Aldama sobre asuntos particulares y gestiones ante Hacienda.

No negó que hubiera intercambio previo de WhatsApp como explicó Aldama. Ni siquiera desmintió que hablaran sobre ofertas de pisos en un momento en el que Moreno buscaba un inmueble para comprar y, de hecho, terminó adquiriendo uno diferente a los ofrecidos por Aldama.

Montero quita importancia a esas conversaciones, mantiene su apoyo a Moreno y, aunque se acoge a su deber de confidencialidad, niega que Aldama tuviera trato de favor de Hacienda.

Explica que hay empresarios que cobran comisiones legales y otros que no las declaran y además pueden incurrir en delitos de cohecho o similar.

Lo que sí hace Montero es admitir la relación con cuatro reuniones e intercambio de mensajes. Lo hace en vísperas de que se conozca el contenido del móvil de Aldama que podría probar esa relación, casi como si fuera una especie de “voladura controlada” antes de que se hagan públicas esas revelaciones.

Es decir, preparar el terreno antes de que se conozcan esos mensajes y ante la posibilidad de que en ellos se pruebe cierta relación entre Moreno y Aldama. Ahora ya son, según la versión de Montero, las relaciones normales del Gobierno con empresas.

De hecho, fuentes de Hacienda explican que Aldama no consiguió el aplazamiento de la deuda que pretendía con su acercamiento a Moreno. Si las reuniones e intercambios de mensajes coincidieran con el momento en el que Aldama realizaba las gestiones con Hacienda, la situación se le complicaría a Moreno y también a Montero.

El jefe de gabinete de Montero es pieza clave en las denuncias de Aldama porque supondría extender el caso a otro ministerio, que además es fundamental en el Gobierno. Porque está dirigido por la número dos del Ejecutivo y del PSOE, que ha puesto la mano en el fuego por su colaborador más directo.

En todo el caso Koldo o caso Ábalos hay un modus operandi que muestra cómo la trama presuntamente dirigida por Aldama penetraba en los distintos ministerios a través de los jefes de gabinete para sus diferentes gestiones.

Koldo García, asesor plenipotenciario de Ábalos, le ponía en contacto con jefes de gabinete. Como Juan Ignacio Bidart en Industria, Carlos Moreno en Hacienda, José Antonio Rodríguez González en Interior y el de Teresa Ribera, entre otros.  

De hecho, la agenda de Koldo García refleja citas con Carlos Moreno en fechas coincidentes con las que Montero admite de su mano derecha con Aldama. No consta si fueron reuniones a tres o encuentros diferentes.

La vicepresidenta explica de forma sorprendente en eldiario.es que es normal que todo el mundo tenga el móvil de un jefe de gabinete de un ministro, particularmente el de Hacienda, y para personas que se interesan por gestiones que realizan ante la Agencia Tributaria.

"El teléfono de mi director de gabinete lo tiene hasta el último alcalde de este país", asegura Montero, "cualquier alcalde se pone en contacto con el ministerio y lo puede hacer a través de otros cargos o del director de gabinete para cualquier cuestión, incluso para conocer información sobre dónde tiene que acudir para que le atiendan respecto a cualquier cuestión: desde un aplazamiento hasta un expediente que en un momento determinado le dice el ministerio correspondiente que está parado. Todas esas cuestiones son frecuentes”.