
El preidente de Vox, Santiago Abascal. ArteEE
De Navarra a Canarias pasando por Valencia: traiciones y purgas desgastan a Vox en pleno cisma por el apoyo a Trump
Vox acumula varios diputados no adscritos en distintos territorios que ya no acatan las directrices de Madrid. Varios cargos exigen ya una refundación.
Más información: Abascal nombra 12 nuevos portavoces para "impulsar figuras emergentes" en Vox tras el portazo de García-Gallardo
Mientras Vox refuerza su imagen en el exterior y Santiago Abascal proyecta su perfil más internacional en pleno auge de los partidos de corte trumpista, los problemas se le empiezan a acumular en casa. La última crisis ha estallado esta misma semana en Navarra, donde el grupo parlamentario ha saltado por los aires y se ha disuelto tras el portazo de una de las parlamentarias, Maite Nosti, con críticas al nuevo "rumbo ideológico" que ha adoptado el partido.
Con su salida, Vox se queda sin grupo propio en la Cámara foral, porque Nosti se ha aferrado a su escaño y se ha integrado como diputada no adscrita. A partir de ahora el partido verá reducido su tiempo de intervención en los debates y recibirá menos subvenciones públicas.
El de Navarra no es un caso aislado. Este incendio se suma a otros que se han propagado en varios territorios donde Vox logró representación. Pero ahora, a mitad de legislatura, la dirección ha perdido el control de numerosos diputados o concejales que un día fueron en sus listas y, por tanto, gozaron de la confianza del aparato del partido. En la actualidad, muchos de ellos, como es el caso de Nosti, mantienen su acta y no obedecen las directrices de Madrid.
La crisis foral es similar —por sus consecuencias— a la que estalló en el Ayuntamiento de Valencia hace dos semanas. Allí, la expulsión "cautelar" del vicealcalde, Juanma Badenas, como portavoz de Vox por un presunto caso de corrupción y la salida de otra concejal, su pareja sentimental, han hecho saltar en pedazos el grupo municipal.
El caso más sonado en los últimos meses fue el de Castilla y León, donde Vox pasó de 13 a 11 procuradores tras la expulsión de Javier Teira y Ana Rosa Hernando, ambos purgados tras pedir más democracia interna y criticar el giro de Vox en política exterior. La hemorragia interna se agravó con la salida inesperada de Juan García-Gallardo, uno de los rostros más visibles de la formación.
La crisis se trasladó también al ámbito municipal, con un golpe interno de los díscolos en el Ayuntamiento de Salamanca o la expulsión de la portavoz en Palencia.
¿Los motivos de las desavenencias? Son múltiples y variados. La mayoría pide un congreso de refundación y más participación en la vida orgánica del partido, porque muchas decisiones vienen "impuestas" por la cúpula, como la ruptura de los gobiernos autonómicos o la salida del grupo ECR en el Parlamento Europeo, donde se integra la italiana Giorgia Meloni, para alinearse en el grupo Patriotas impulsado por Viktor Orbán, el primer ministro húngaro.
También el apoyo incondicional a Donald Trump ha suscitado roces en el partido. Javier Ortega Smith, portavoz de Vox en el Ayuntamiento de Madrid, reclamó a su formación que "no comprara todas las políticas" del presidente norteamericano, sobre todo si perjudican a España o a Ucrania.
Muchos de esos críticos, entre ellos algunos cargos actuales, se reunieron el pasado 22 de febrero para firmar un manifiesto en el que acusaron al partido de montar un "chiringuito" en torno a Abascal, poniendo también en entredicho su financiación.
Más crisis
Esos enfrentamientos entre la dirección nacional y los sectores disidentes debilitan la implantación de Vox en varias regiones. También en Baleares el grupo parlamentario es un polvorín, hasta el punto de que a veces es difícil seguirlo, como reconoció el propio Santiago Abascal en una entrevista en El Mundo. Ahí acusó a los críticos de "dejarse llevar por la ambición y el exceso de protagonismo"
Cantabria, Ceuta, Canarias (Puerto del Rosario, Teide, Teguise... y una diputada autonómica), Cataluña (Reus, Alfarrás, Salou, Tarrasa, Cunit...) o Madrid (San Sebastián de los Reyes) se suman a ese mapa de crisis territoriales, con diputados que no acatan las órdenes de la dirección o directamente suspendidos de militancia.
En Aragón, por ejemplo, ha habido varios puntos de fricción. En el Ayuntamiento de Huesca, uno de sus tres concejales abandonó el partido apenas cinco meses después de las elecciones y ahora su voto es fundamental para la alcaldesa, del PP. En Cuarte de Huerva, en la provincia de Zaragoza, dos ediles se declararon en rebeldía tras denunciar "presiones" del comité ejecutivo del partido para "fomentar una mala relación con el PP".
Las desavenencias internas también han desangrado al equipo de Vox en Oviedo, con la salida de Elena Figaredo, prima de José María Figaredo, del grupo municipal, aunque mantiene su escaño.
Agenda internacional
La asignatura pendiente de Abascal pasa por consolidar la estructura territorial del partido, al menos en el ámbito doméstico. El objetivo, evitar que las desavenencias internas sigan debilitando su presencia autonómica. Sin embargo, el líder de Vox ha optado por refugiarse en sus alianzas internacionales.
Desde que a finales de 2024 fue nombrado presidente de Patriots, el líder de Vox ha intensificado su agenda internacional. Este año, sin ir más lejos, ya ha viajado dos veces a Washington en menos de dos meses: una en enero para asistir a la inauguración de la nueva Administración norteamericana y otra a principios de febrero para participar en Conferencia Política de Acción Conservadora, una cumbre en la que se fotografió con el magnate Elon Musk y coincidió con el presidente de Argentina, Javier Milei, y el propio Trump.

Elon Musk, junto a Santiago Abascal. EFE
También ejerció de anfitrión de la última reunión de Patriots, a la que asistieron líderes europeos como Orbán, la francesa Marine Le Pen o el vicepresidente italiano Matteo Salvini.
"Nadie es imprescindible"
Desde Vox minimizan estas hemorragias internas y también niegan que exista una purga en el partido. "Cada vez que alguien da un paso al lado, ya nos está matando todo el mundo", explican fuentes del partido a EL ESPAÑOL.
Esas mismas fuentes enmarcan las salidas en la "normalidad" de la vida orgánica de una formación todavía joven —se fundó en 2014— en comparación con el PP o el PSOE, y emergente: en algunos territorios, como el caso de Navarra, Vox no tenía representación institucional hasta mayo de 2023, con las últimas elecciones municipales y autonómicas, cuando irrumpió en el Parlamento foral con dos escaños.
Públicamente, y siempre que estalla una de estas crisis, la dirección insiste en que para Vox "lo importante son las ideas, no las personas". Lo han verbalizado ya varios mandatarios. "Nadie es imprescindible", advirtió el portavoz nacional, José Antonio Fúster. "El proyecto trasciende a las personas", lo respaldó la portavoz parlamentaria, Pepa Millán.
Y parece que ese mensaje cala en sus potenciales votantes. Las salidas de pesos pesados como Macarena Olona, Iván Espinosa de los Monteros, Rocío Monasterio o Juan García-Gallardo, unidas a todas las turbulencias internas, no parece que le estén reportando un desgaste electoral al partido, según las empresas demoscópicas.
La última encuesta publicada por este periódico y elaborada por SocioMétrica da a los de Santiago Abascal un porcentaje de voto del 14,1%, con lo que obtendría nueve escaños más que los actuales, hasta alcanzar los 42.
En privado, sin embargo, admiten que hay mucha labor de fontanería pendiente de cara a las nuevas citas con las urnas. Eso se traducirá, lógicamente, en una limpieza en las listas electorales. "Ríete del 80% de Feijóo hace un par de años", cuenta a este periódico un alto cargo del partido, cuando el líder del PP renovó a la mayoría de los cabeza de lista para los comicios generales del 23-J.
Ese reemplazo de caras, de hecho, ya ha arrancado. El pasado 10 de febrero, y coincidiendo con el incendio que generó el portazo de García-Gallardo, Abascal anunció una nueva reestructuración del partido con la designación de 12 nuevos portavoces. Se trata de "figuras emergentes" del partido y, por supuesto, de la "máxima confianza" de Bambú, sede del partido, cuentan fuentes de la dirección a este periódico. Entre los nombres, destacan rostros jóvenes como Isabel Pérez Moñino, Carlos Hernández Quero o Ainhoa García.
Eso sí, todos ellos deberán tener en cuenta que en Vox "no hay baronías, ni marquesados, ni emperadores", como advirtió Abascal hace un mes. Ya lo dijo en su día un portavoz parlamentario: "Salvo Abascal, todos los demás somos imprescindibles".