El secretario general de Manos Limpias, Miguel Bernad, introdujo a la abogada Virginia López Negrete en el sindicato un día del año 2011. Cinco años después, el primero está en prisión provisional y la segunda citada como investigada para el próximo 27 de septiembre. Está relación, fortalecida en el tiempo, ha acabado rota tras las sospechas de extorsión en la que ambos habrían participado, según las investigaciones.
El aterrizaje de López Negrete en el sindicato se produjo un viernes, cuando los miembros de la organización estaban reunidos en la comida semanal que celebraban en el restaurante Nuevo Puerto de Vigo, sito en la misma calle de su sede en Madrid, para hacer balance de la semana.
En uno de esos encuentros, Bernad se presentó con la letrada, según relatan exmiembros del sindicato, que han declarado ante la Policía y están colaborando con la investigación por las extorsiones cometidas junto a la organización de consumidores Ausbanc.
La había traído de Valladolid. Bernad era de allí y conocía a la familia de la joven. Decidió convertirla en su protegida, según estos testimonios. Así comenzó un 'matrimonio de conveniencia' que se ha roto tras el ingreso de Bernad en prisión por orden del juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz.
Tras saltar el escándalo de las supuestas extorsiones por parte de Bernad y del presidente de Ausbanc, Luis Pineda, a empresarios, banqueros e incluso a la propia infanta Cristina de Borbón, López Negrete no tardó en desvincularse de los dos personajes. Sin embargo, la investigación ha llegado hasta ella por ser una parte más del engranaje.
Las primeras maniobras
López Negrete empezó en el sindicato como una ayuda. “Venía a Madrid de vez en cuando hasta que se instaló definitivamente”, cuentan aquellos que vivieron el devenir de Manos Limpias y que optaron por marcharse. En Valladolid se dedicaba a llevar asuntos de poca trascendencia, como recursos de multas.
En pocos meses ya había sido nombrada jefa de los Servicios Jurídicos de Manos Limpias, con despacho en el sindicato, provocando la ira y desazón de otros abogados que llevaban más tiempo trabajando por esta organización.
Aquellos que formaban parte del sindicato acusan a López Negrete de haber utilizado el nombre de Manos Limpias para hacer chantajes y apropiarse indebidamente de dinero que acabó en sus bolsillos y haber arrastrado a Bernad.
Su primera maniobra la sitúan a los pocos meses de aterrizar en Madrid. Bajo el sello de Manos Limpias, “chantajeó”, según los testimonios ofrecidos a la Policía, a la empresa Esabe, para la que ella había estado trabajando y de la que acabó despedida. Les hizo firmar un acuerdo para que ella se encargara de la defensa jurídica de la empresa a cambio de una iguala de 7.000 euros mensuales durante un año.
Sobre estos documentos, que ya fueron adelantados por ABC, López Negrete negó su veracidad. Ahora será un juez quien valore si esos documentos son auténticos o no. Las fuentes del entorno de Manos Limpias señalan que aquel movimiento se trató de un chantaje a Esabe. La abogada se puso en contacto con el dueño a través de un documento con el sello del sindicato, que ya empezaba a tener nombre por sus actuaciones judiciales. El mensaje que la abogada quería dar a su exempresa era lo que les podía ocurrir si no firmaban el contrato con ella.
Bernad lo consintió
Y todo eso con el consentimiento del secretario general. Estas fuentes aseguran que alertaron a Bernad de las intenciones de la nueva abogada pero él siempre la protegió. En esa época, Manos Limpias ya había conseguido que el Tribunal Supremo imputara al entonces juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón y había logrado que el Tribunal Constitucional les diera la razón con la 'doctrina Atutxa'.
“Virginia quería notoriedad, relevancia”, sostienen los testigos, que van a ratificar el papel de la abogada en Manos Limpias ante el juez.
El siguiente movimiento fue reclamar más de 100.000 euros a afectados de Afinsa a cambio de emprender acciones legales por la vía civil. Estos testimonios sostienen que el recurso que pretendía interponer López Negrete no tenía recorrido porque se trataba de un asunto ya juzgado. Miembros de Manos Limpias advirtieron a Bernad del error que iban a cometer cobrando a cada afectado en torno a los 100 euros cuando luego lo iban a tener que devolver.
Sin embargo, Bernad hizo caso omiso y admitió el dinero. Según estos testigos, el “matrimonio” que se había formado decidió repartirse el dinero y sacarlo a otra cuenta ajena al sindicato.
Ese error hizo que el Banco de España alertara al Servicio de Prevención de Blanqueo de Capitales (Sepblac) de ese movimiento de dinero desde una asociación sin ánimo de lucro y sin justificar y es lo que llevó a la Fiscalía de Madrid a presentar una denuncia ante los juzgados y por lo que el titular del Juzgado de Instrucción número 18 de Madrid tiene imputados a ambos.
Juntos en una apropiación
Ese dinero nunca se devolvió a los afectados y ahora están siendo investigados por apropiación indebida en una investigación que podría acabar en manos de Pedraz dentro de la causa seguida contra los representantes de Manos Limpias y Ausbanc.
Esa presunta apropiación unió definitivamente a Bernad y López Negrete. “Si caía Virginia, caía Miguel”, destacan aquellos que todavía convivían con ellos en la sede de la calle Ferraz.
En esa época ya había comenzado la instrucción en Palma por el 'caso Nóos'. Varios miembros de Manos Limpias habían pedido a Bernad la expulsión de la letrada, tras ver con preocupación lo ocurrido con los afectados de Afinsa.
Sin embargo, Bernad hizo caso omiso y no sólo no la apartó sino que la respaldó y la puso al frente del caso instruido por el juez José Castro, en detrimento de otros abogados más expertos y que llevaban más tiempo trabajando para el sindicato.
“Virginia comenzó a estar descontrolada. Incumplía las órdenes del sindicato y actuaba a su antojo”, recuerdan estos mismos testigos, que recuerda que López Negrete, tras la declaración del exduque de Palma Iñaki Urdangarin, no pidió al juez las medidas cautelares de retirada de pasaporte y prohibición de salir del país, tal y como se había acordado desde el sindicato.
Su enfrentamiento con otra abogada del sindicato, Montse Suárez, por acaparar las intervenciones televisivas -esta segunda letrada fue nombrada portavoz del sindicato- o el hecho que López Negrete acudiera con su pareja sentimental a las declaraciones judiciales, fue muy mal recibido en el seno del sindicato, hasta que explotó y varios de sus miembros decidieron salirse, ante la pasividad de Bernad y su sobreprotección.
Una herencia no contabilizada
Luego vino la herencia. Un anciano fallecido, Eduardo Cuadros, decidió dejar la parte de su herencia de libre designación que alcanzaba los casi 180.000 euros al sindicato. Sin embargo, Bernad decidió no meterlo en la contabilidad de Manos Limpias y lo dedicó todo a sufragar los gastos de López Negrete por el 'caso Nóos'.
Fuentes jurídicas aseguran que ese dinero no aparece en la contabilidad del sindicato, analizada por la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal de la Policía (UDEF), que lleva la investigación. Como tampoco aparece en la contabilidad todos aquellos ingresos recibidos en metálico por parte de personas interesadas en la causa del sindicato o que buscaban que Manos Limpias actuara judicialmente contra alguien.
Exmiembros del sindicato reconocen la existencia de esos pagos en encuentros realizados en el restaurante Ferreiro (Madrid), que no aparecen en la contabilidad oficial. Estos testimonios sitúan la deriva del sindicato con la figura de López Negrete y la entrada de Luis Pineda en la vida de Bernad. El secretario general del sindicato se apoyó en estas dos personas. Una le ha arrastrado a prisión y de la otra todavía está esperando una visita en la cárcel, que no sólo no ha ocurrido sino que le ha dado la espalda alegando ser una víctima suya.