Miguel R. L. tenía 83 años y padecía alzheimer cuando aprovechó una visita a casa de su hijo para abusar de unas menores. El acusado pasaba unos días en casa de su vástago, que habían invitado a unos amigos y a las hijas de éstos, de 3 y 6 años de edad. Aprovechando que los padres estaban entretenidos, el anciano se llevó a las pequeñas a un cuarto con la intención de abusar de ellas.
Por estos hechos, la Audiencia Provincial de Zaragoza le acaba de condenar a tres años de prisión por un delito de abuso sexual de una menor y ejercer actos de exhibición obscena ante la hermana de ésta, la pequeña de tres años.
Según los hechos probados, sobre la 1 de la madrugada del pasado 2 de abril de 2015, con ocasión de encontrarse en casa de su hijo en la localidad de Alcalá de Ebro (Zaragoza), Miguel R. consiguió que las dos hijas de los amigos de su hijo se fueran con él a una habitación separada de los demás y sentándose en una silla con los pantalones y los calzoncillos bajados y el pene a la vista, “con una finalidad de satisfacción sexual”, sostuvo en sus piernas y a horcajadas a la niña de 6 años, a la que había quitado los pantalones y las bragas.
Sorprendido por la madre
La otra niña, se encontraba en el lugar viendo lo que ocurría con el acusado y su hermana. “De esta guisa fue sorprendido por la madre de las niñas, que al no ver a las niñas fue recorriendo la casa hasta encontrarlas de la manera descrita”, recoge la sentencia dictada por la Sección Tercera.
Miguel R. L., nacido en 1932 y sin antecedentes penales, padece un deterioro cognitivo leve-moderado que tiene su origen en la enfermedad de alzheimer por lo que el día de los hechos, sus capacidades volitivas y cognitivas se encontraban limitadas con carácter leve “pero sin llegar a anular completamente las mismas”, lo que ha hecho que se atenúe su responsabilidad a la hora de fijar la pena. La Fiscalía solicitaba seis años y medio de cárcel.
El ahora condenado es declarado civilmente y con carácter de plena, incapaz para regir su persona y bienes quedando sometido a régimen de tutela en la persona de su hija. Según el tribunal, a las menores no se les ha objetivado ningún trastorno o secuela por estos hechos.
Durante el juicio, el acusado aseguró no recordar nada, “lo que no es óbice para entender que ello no sea así dado el deterioro cognitivo objetivado y peritado que presenta”. Sin embargo, la declaración de la madre de las niñas fue “claro y contundente” al relatar cómo le encontró en la habitación con las pequeñas agarrando a una de ellas y con los pantalones bajados y el pene visible.
“Quiso besarme”
El anciano, que dijo no recordar nada durante el juicio, sin embargo sí sostuvo en su interrogatorio ante el juez en la fase de instrucción que la niña de 6 años “se dirigió a él, le “sobó” y fue a besarle, datos éstos que implican que el relato incriminatorio de la madre de las niñas tenga credibilidad”, recoge la Sala.
El tribunal descarta que los hechos se produjeran con el empleo de violencia o intimidación, tanto el abuso sexual detectado como el acto de exhibicionismo o de provocación sexual. Pero sí considera probado la existencia de un ánimo “claramente libidinoso y de pretender algún tipo de satisfacción sexual”.
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