Ignacio Calderón, doctor en Pedagogía y profesor titular del Departamento de
Historia y Teoría de la Educación de la Universidad de Málaga cree que "la escuela está plagada de desigualdades, al igual que las sociedades, ya sean personas con pocos recursos, alumnado inmigrante o niños en situación de discapacidad". Así lo ha dicho en la mesa redonda dedicada a la educación inclusiva en el II Foro de Educación, Innovación y Tecnología de EL ESPAÑOL.
Junto a las otras dos ponentes, la psicóloga clínica, logopeda y directora de Atención Temprana del Equipo Sidi y profesora asociada de la Universidad de Málaga, Francisca Cañete y la orientadora y profesora asociada del Departamento de Organización Escolar en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Málaga, Sonia Rodríguez, ha llegado a la conclusión de que el éxito de especialistas como ellos será "desaparecer".
Así, los tres han apuntado que la inclusión de las personas con discapacidad es ya un derecho que se debe cumplir en las aulas. "No se puede usar el argumento de los centros y aulas específicas por la incapacidad que tenemos desde las escuelas. Tenemos que entender que los especialistas, como maestros de pedagogía terapéutica, no pueden desarrollar su labor de forma paralela en un espacio segregado en el aula. Es fundamental que acompañen al tutor para que este sepa qué tiene que hacer en el aula", ha señalado Sonia Rodríguez.
Mientras que Rodríguez ha insistido en que "un buen sistema debe ser capaz de detectar lo antes posibles las desigualdades", Cañete ha señalado que ser conscientes en las etapas escolares es fundamental para ir avanzando en este sentido: "La educación empieza a los tres años. Es ahí donde hay que iniciar el proceso y que los niños con diversidad funcional tengan oportunidades para participar. Es una etapa donde imitan mucho a los compañeros".
Calderón ha manifestado estar en contra con la afirmación "La educación se trae de casa". "Estoy absolutamente en desacuerdo. Se trae de casa cuando la casa lo trae. Pero hay quien no tiene eso. Son las escuelas públicas las que se están haciendo cargo de una obligación moral y derecho con las personas con discapacidad. Todos los niños tienen derecho a aprender y participar con el resto de sus compañeras de su barrio y de su entorno", ha contado.
Francisca Cañete ha puesto también el foco en las familias, siempre fundamentales en niños con diversidad funcional. "Creo que tenemos que hacer equipo, así ganaremos mucho. No son cinco horas en la escuela ni mucho tiempo en casa", ha incidido, destacando en que lo fundamental está en aunar fuerzas para mejorar.
Misma idea ha comentado Ignacio, quien cree que para avanzar es fundamental "aprender de los niños y familias". "De esta forma aportaremos buenas y nuevas prácticas", ha continuado. Así, los tres ponentes han zanjado la conversación alegando que la universidad es la primera que debe cambiar para ir afrontando los diversos retos que quedan por delante en materia de inclusión. "Han de ser mucho más permeables. Un logopeda debería poder hacer alguna asignatura de Magisterio, o de lo que considere", ha añadido Cañete.