La tecnología está desplegando cambios a una velocidad vertiginosa, transformaciones que obligan a la sociedad a actualizarse y a las universidades en concreto a adaptarse para crear profesionales que sean capaz de dar respuesta a los nuevos restos que emergen. De momento, cunde el optimismo.
“Estamos en un momento apasionante, de cambio, y tenemos una oportunidad única: en nuestra mano está adaptar el talento a las necesidades de la sociedad”, ha afirmado Mariló Martínez, decana de la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación de la Universidad Europea en una mesa redonda celebrada en el marco del II Foro de Educación, Innovación y Tecnología celebrado este miércoles en Málaga.
La misma sensación ha compartido Tomás García Martín, decano de la Facultad de Tecnología y Ciencia de la Universidad Camilo José Cela (UCJC), que ha asegurado que en estos momentos las universidades tienen ante sí “un reto y una oportunidad”.
Ambos profesionales han compartido las experiencias que están desplegando en sus propios centros en una charla moderada por Arturo Criado, subdirector de EL ESPAÑOL-Invertia. En la Universidad Europea, ha explicado Martínez, llevan años trabajando bajo un “modelo experiencial” que coloca a las empresas “en el centro de la formación”. Un ejemplo de ello es que, desde el segundo año de grado, los estudiantes están en contacto con ellas, lo que permite al sistema formativo “estar muy cerca de lo que demanda el mercado”.
En la UCJC, ha expuesto por su parte García, trabajan junto a un consejo asesor empresarial formado por expertos que les ayuda a “dar forma” a los contenidos que ofrecen dentro del margen que permite la normativa, una fórmula muy similar que comparten en la Europea. Fruto de este trabajo, las empresas proponen proyectos que los estudiantes abordan durante todo el curso, lo que se une a fórmulas más clásicas como las prácticas, las visitas a las sedes de las propias corporaciones o la participación en foros empresariales.
“Colaboramos estrechamente en diseñar los perfiles que necesitan”, ha apuntado García, que corrobora con datos los buenos resultados de esta metodología: en el 63,2% de los casos, los alumnos que hacen prácticas en estas empresas continúan después en ellas con extracurriculares y en el 43,7% comienzan allí su andadura profesional.
En sendos centros, las sinergias entre el mercado laboral y la formación se materializan de diferentes formas y están a expensas de las últimas novedades. Para Martínez es imprescindible que los estudiantes trabajen en retos reales y que transmitan su propia visión de la realidad a las empresas al tiempo que aprenden de ella. Eso les lleva, ha asegurado, a que la empleabilidad tras cursar estos grados sea superior al 90%. “Cuando los estudiantes salen, conocen las necesidades de las empresas y están formados para afrontarlas”, ha apostillado.
No obstante, las universidades tienen que afrontar diversos obstáculos para llegar hasta este punto, principalmente, por los trámites administrativos que han de cumplir, ha apuntado la decana de la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación de la Universidad Europea. El camino más fácil es el de los títulos propios, aunque también trabajan en los ya establecidos, “sobre unos índices de contenidos genéricos que podemos adaptar a las empresas”.
Otro de los retos que abordan viene de la celeridad con la que aparecen nuevas herramientas que revolucionan lo hasta entonces conocido. Un ejemplo de ello es ChatGPT que, entre otras cosas, ha obligado a cambiar los modelos de evaluación. “Enseñamos a los estudiantes a optimizar estas herramientas, es imposible no utilizarlas, pero tenemos que hacerlo bien”, ha apuntado Martínez.
“La manera de evaluar ya no puede ser memorística”, ha añadido García, para quien ChatGPT “es el nuevo Google” y, como ocurrió con el navegador o con Whatsapp más recientemente, va a acabar implantado en el día a día de usuarios y empresas. No obstante, ambos profesionales miran más allá y apuntan a otras habilidades demandas por las empresas, como las dotes de comunicación.