Sale a la luz un rico castillo medieval del siglo XIV bajo un hotel en Francia: una gran obra de ingeniería
Fue construido en 1381 por el duque Juan IV de Bretaña en Vannes, la capital del ducado. Tenía entre tres y cuatro pisos de altura.
1 abril, 2024 15:03Las excavaciones de un equipo de arqueólogos franceses realizado en la primavera de 2023 en los sótanos y los patios del antiguo Hotel Lagorce sacaron a la luz los restos de un castillo medieval construido en el siglo XIV que llevaba cientos de años en el olvido. Además de los vestigios arquitectónicos que incluyen parte del palacio, un molino y un foso, se han podido recuperar toda una serie de joyas, monedas, ollas, sartenes y candados que dan varias pistas sobre la vida de los nobles que lo habitaron.
Conocido como château de l'Hermine, se sitúa en Vannes, en la costa oeste de Francia y antigua capital del ducado de Bretaña. Este ducado vivió prácticamente como un reino independiente dominado por linajes nobles hasta que en el siglo XV pasó a la corona francesa. Uno de los últimos duques semi independientes fue Juan IV, vencedor de la guerra de sucesión bretona en 1361. El nuevo duque construyó numerosas fortificaciones en sus dominios para reforzar su poder, incluyendo l'Hermine, levantado en 1381.
En el siglo XVII el castillo que sirvió como palacio, fortaleza y corte ducal ya estaba en ruinas. Desde esa fecha hasta la actualidad el lugar sufrió grandes reformas para reconvertirlo en una facultad de Derecho, oficinas gubernamentales y un hotel. Su plano original de época medieval era desconocido hasta que en 2021 se localizaron los primeros restos en una prospección arqueológica realizada como fase previa a la construcción y traslado al lugar del Museo de Bellas Artes de Vannes.
En las excavaciones de 2023, los arqueólogos del Instituto Nacional de Investigación Arqueológica Preventiva (INRAP) hallaron la planta baja de la residencia del duque junto con los restos de una torre que dominaba un foso exterior. Esta planta tenía 42 metros de largo y 17 m de ancho y sus muros alcanzaban en algunos tramos los 5,6 m de espesor.
En el interior se encontraron los restos de varias escaleras, incluida una ceremonial, junto con molduras talladas y jambas de puertas decoradas. "La construcción del edificio se desarrolló en una sola fase, lo que demuestra la importancia de los recursos económicos y humanos utilizados", informan en su reciente comunicado los arqueólogos del INRAP.
Hallazgos
En los extremos del yacimiento se ubicaron los restos de las letrinas y las tuberías de drenaje que indican que el castillo contó con hasta tres o cuatro pisos de altura. Gracias a la humedad del lugar los arqueólogos pudieron documentar elementos de madera como cuencos o fragmentos de barriles. Protegido por un foso, el castillo estuvo integrado dentro de las murallas de la ciudad y se comunicaba con esta mediante un puente levadizo del que se conocen los pilares.
En la limpieza del foso aparecieron decenas de elementos de uso cotidiano como monedas, hebillas de cinturón, alfileres, algunos zapatos y joyas, entre las que destacan algunos anillos. También se encontraron varias llaves y candados para abrir arcones, cajas o muebles datados entre los siglos XV y XVI, además de ollas y sartenes. El lugar además contó con un molino integrado en la torre. "Los elementos del molino han desaparecido, pero se ha podido localizar el lugar donde se insertaba la rueda en la mampostería", informan los arqueólogos.
Un canal de agua del cercano río Marle transcurría bajo las piedras del edificio impulsando su pesada rueda. Toda la estructura estuvo reforzada por grandes grapas y amarres metálicos y, a través de una rejilla en la fachada, el agua usada por el molino era expulsada hacia el foso.
Un siglo después de su fundación, el duque Fernando II, nieto de Juan IV, abandonó Vannes y trasladó su corte a la ciudad comercial de Nantes en 1470 que, bañada por el río Loira, estaba más cerca de la corte del rey de Francia. Para los arqueólogos queda claro que este castillo de Vannes fue una de las residencias favoritas de Juan IV quien, a juzgar por los restos encontrados, "supo rodearse de los mejores ingenieros y artesanos de la época".