Movilidad del futuro: retos, oportunidades y claves
El sector por el que más se apuesta en el documento enviado a Bruselas es el de la Movilidad Sostenible, Segura y Conectada.
Si hay un plan europeo de ayudas que en los últimos tiempos ha suscitado grandes expectativas y no poca expectación, ese ha sido Next Generation EU.
Expectativas porque, tras el tremendo desplome de la economía y del empleo debido a los efectos de la pandemia, el anuncio de la puesta en marcha de estos fondos ha sido acogido, por las empresas y los ciudadanos europeos con alivio y con la esperanza de volver a esos tiempos pre-Covid donde éramos felices y no lo sabíamos.
Expectación porque los candidatos a beneficiarse de ese plan de ayudas sin precedente en nuestra reciente historia europea esperan ver, con vehemente interés, cómo se va a materializar la llegada de la ayuda y cómo será tanto la gobernanza como los procedimientos que regirán las convocatorias de las distintas administraciones públicas.
Si nos adentramos en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR), que el Gobierno español presentó en abril y donde puso negro sobre blanco los proyectos estratégicos de país que quieren que se vean beneficiados por el plan de ayudas, llama inmediatamente la atención que el sector por el que más se apuesta en el documento enviado a Bruselas es el de la Movilidad Sostenible, Segura y Conectada.
El montante destinado a este importante vector transversal socioeconómico asciende a 13.203 millones de euros, lo que supone un 19,9% del total. Estas cifras denotan que se trata de un ámbito especialmente relevante pero, sobre todo, de un catalizador que impulsará la transformación del conjunto de la sociedad.
Veamos, brevemente, solo algunos ejemplos de las iniciativas presentadas por el Plan enviado a la Comisión Europea.
En primer lugar, cabe señalar el apartado dedicado al diseño e implementación de zonas de bajas emisiones, medidas de transformación sostenible y digital del sistema de transporte público, fomento de la movilidad activa y otras medidas relacionadas con el objetivo de reducir el uso del vehículo privado.
Se establecen cuatro líneas de ayuda: transferencias a CCAA (900 M€); transferencias a ayuntamientos (1.500 M€); transformación de flotas de transporte de viajeros y mercancías de empresas privadas prestadoras de servicios de transporte (400 M€) y financiación de proyectos de mejora en entornos urbanos en la Red de Carreteras del Estado (105 M€).
Además, el Plan incluye varios programas de incentivos de inversión para el impulso de la renovación del parque de vehículos, implantación de puntos de recarga tanto en infraestructuras públicas como privadas, despliegue de recarga para flotas de empresas, proyectos singulares de innovación y proyectos de infraestructuras de recarga en la red de carretera, como hubs de recarga ultrarrápida (2.000 M€).
Igualmente relevante es la “Hoja de ruta del hidrógeno renovable” y su integración sectorial (1.550M€) y el refuerzo de la conectividad en centros de referencia, motores socioeconómicos y proyectos tractores de digitalización sectorial (480 M€). A la luz de estas cifras, parece evidente que España tiene claro que la apuesta decidida y necesaria por la transición ecológica y la digitalización tiene en la nueva movilidad un referente definido y estratégico.
El objetivo es claro: tenemos que aprovechar el mayor plan de ayudas que se ha puesto en marcha en Europa desde la Segunda Guerra Mundial para transformar la movilidad que, hoy por hoy, constituye el mayor desafío económico y medioambiental de nuestro tiempo. En pocas décadas, la población mundial se incrementará en varios miles de millones. Cuando África doble sus habitantes, el 80% de la población del mundo vivirán en entornos urbanos y los ciudadanos de los países emergentes o en vías de desarrollo podrán, cada vez más, acceder a vehículos privados.
Si estos desafíos que afectarán a la movilidad tienen un enfoque global, no menores serán los retos que deberemos abordar como continente en general y como país en particular, debiendo contribuir los fondos Next Generation EU a convertir esos retos en oportunidades de recuperación y transformación. En este sentido, merece la pena detenerse en algunos temas pendientes para entender mejor los retos que tenemos por delante.
En primer término, es preciso tener en cuenta que la descarbonización del transporte terrestre, marítimo y aéreo, responsable en buena parte de la emisión de los gases de efecto invernadero, es una necesidad que cuenta ya con fecha determinada: 2050. Ya tenemos una fecha de referencia que nos obliga a actuar con cierta urgencia y que marcará claramente el calendario de los compromisos que hemos asumido como miembros de la Unión Europea y como país. Afortunadamente en este proceso de cambio ya están participando tanto las administraciones como las empresas del sector.
Otro asunto clave a considerar es que la electrificación de la movilidad, sobre todo la más cotidiana, tendrá que abordar dos retos en paralelo. Por un lado, será necesaria la reducción del coste de los vehículos para los ciudadanos, así como solucionar asuntos clave relacionados con la conectividad, la autonomía o el reciclaje de las baterías. Por otro lado, hay que asumir que se necesita una verdadera red de recarga que sea accesible, homogénea y capilar, sin olvidar el propio precio de la electricidad.
Retos pendientes aparte, es preciso recordar el potencial de la movilidad del futuro desde el punto de vista medioambiental, pero también como elemento de cohesión social y territorial. La movilidad digital y conectada será la clave para revertir razonablemente la despoblación de la España rural vaciada a través de nuevas modalidades de movilidad compartida, además de hacer más sostenibles y habitables nuestras ciudades dando más protagonismo al transporte publico eficaz, limpio y seguro.
Igualmente relevante es apostar por nuevos modelos de movilidad por su capacidad para mejorar en términos de seguridad. La movilidad conectada será la protagonista de la revolución de la movilidad segura, bien con el dialogo digital entre vehículos, entre vehículos y carreteras 5G o con el avance hacia el vehículo autónomo. Cabe recordar que, a menor protagonismo del factor humano en la conducción, mayor seguridad vial, ya que el 95% de los siniestros de tráfico son debido a nuestras irresponsabilidades e imprudencias al volante.
En materia de movilidad es necesario analizar los retos, las claves y, sobre todo, las oportunidades que nos brinda como comunidad. La transformación de la movilidad es determinante para la economía del país y para sus ciudadanos y, como tal debe de ser tratada, como un proyecto de Estado. España ha sido el Estado miembro de la Unión Europea que mayor impacto económico ha sufrido a causa de la pandemia y, por tanto, no puede desaprovechar la oportunidad histórica que los fondos europeos nos brinda.
En otros países de nuestro entorno ya están avanzando y trabajando en esa transformación debido a los dos hitos inmediatos que tenemos por delante. Por un lado, en junio culminará la evaluación de la Comisión Europea del Plan remitido por España y se publicarán las primeras convocatorias simples de ayudas. Por otra parte, en agosto y septiembre se publicarán las primeras convocatorias oficiales de ayudas complejas y se concederán las primeras ayudas sencillas.
En este contexto y ante un reto en el que España se la juega, hay una palabra clave: colaboración. Es preciso avanzar en materia de colaboración público-privada y, sobre todo, avanzar en la colaboración más difícil de todas, que es la pública-publica, la que tiene que producirse con agilidad entre las distintas administraciones. Es imprescindible que todas las instituciones remen en la misma dirección con el fin de erradicar egos y egoísmos; eliminar la propaganda y el humo y ser capaces de aprovechar las oportunidades.
La movilidad sostenible es un ámbito crucial pero complejo, por lo que aquí es absolutamente necesario avanzar en términos de eficacia, generosidad, determinación y, sobre todo, en patriotismo, pero el de verdad, el que transforma la vida de los ciudadanos hacia el bienestar, la solidaridad y la prosperidad de las generaciones presentes y futuras.
Gregorio Serrano López
Senior Advisor en Movilidad Sostenible, Segura y Conectada de EY España