No es fácil hablar del cloud o nube, temática ciertamente compleja donde las haya, mucho más si se pretende que estas columnas las lean también aquellos que no son expertos en estas lides, es decir, la mayoría de la ciudadanía. Pero ahí vamos.
Buena parte de los servicios digitales —y también otros muchos que se sustentan en la arquitectura digital— que disfrutamos en la actualidad no serían factibles si las empresas y el sector público no trabajara con datos en las nubes. El salto cualitativo en términos de tecnología y gestión que nos ha permitido tener navegadores, redes sociales, buscadores, plataformas o aplicaciones de todo tipo sólo se explica por la existencia de la nube.
Los términos 'computación en la nube', 'cloud computing', 'nube' o 'cloud' se refieren a lo mismo y están de actualidad, o más bien podríamos decir que deberían estarlo debido a la crucial importancia que han cobrado en nuestras sociedades. ¿Por qué es importante la nube? ¿Qué soluciones se están planteando para un problema que afecta a startups, pymes y empresas de todo tipo en Europa? ¿Por qué necesitamos una conversación pública acerca de la nube?
La nube es un habilitador imprescindible en el camino de la transformación digital, tanto del sector público como del sector privado. Democratiza el acceso a la tecnología y, por tanto, al desarrollo y al crecimiento económico. En este sentido, cabe decir, sin temor a exagerar un ápice, que la mayoría de las startups simplemente no podrían existir sin la nube, ya que los altos costes y capitales de partida necesarios para adquirir la infraestructura y capacidad tecnológica necesaria en sus inicios, lo haría prácticamente inviable.
Lo mismo puede decirse para muchas pymes y otras empresas a la hora de gestionar una parte creciente de sus departamentos. La nube es por tanto un elemento dinamizador de nuestra economía (y también de nuestra sociedad), y promueve la creación de nuevas empresas y startups, además de contribuir en la escalabilidad de las ya existentes. En segundo lugar, y no por ello menos importante, la nube es una palanca decisiva para la innovación, una innovación menos costosa y más respetuosa con el medioambiente que la de otros sistemas alternativos.
Todos estos “atributos” hacen que sea necesario incentivar su despliegue y su uso. Por ello, en España esta tecnología habilitadora se ha posicionado como piedra angular en el proceso de transformación digital del tejido empresarial y de las Administraciones públicas. El Gobierno, en su Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia o en la Agenda Digital 2025, reconoce el potencial de la nube para la modernización de las Administraciones públicas y de las empresas. Por otro lado, la Estrategia España Nación Emprendedora señala a las startups como catalizadores de proyectos de nube, esenciales para favorecer el proceso de digitalización de las Administraciones públicas y los servicios públicos a la ciudadanía.
Sin embargo, más allá de este reconocimiento lo que se necesita es un plan claro y concreto de cómo se va a impulsar y resolver algunos de los cuellos de botellas que impiden generalizar aún más su uso. A pesar de sus innegables impactos y externalidades positivas para todos los actores sociales y económicos se echa en falta un abordaje suficientemente ambicioso y a la altura de la importancia de los retos que tenemos.
El carácter transversal de la nube hace necesario asegurar un entorno justo y accesible para todos los actores de la cadena de valor. En Europa ya se están promoviendo una serie de iniciativas que buscan potenciar la inversión en este campo y establecer un marco de competencia que sea justo y accesible.
El principal problema al que nos enfrentamos en España es que el rápido crecimiento del uso de la nube no ha venido acompañado de medidas o estrategias ad hoc que impulsen su adopción. A pesar de que nadie duda del potencial y del impacto tan positivo de esta tecnología el problema se concentra en las licencias que secuestran a las organizaciones públicas y privadas con sus proveedores tradicionales de otro tipo de tecnologías, lo que dificulta el acceso a este tipo de contratos y licitaciones a las startups o empresas más nuevas o pequeñas. A ello se une el problema de acceso a las licitaciones públicas como consecuencia de un sistema de contratación pública obsoleto y poco transparente. Es habitual que, en este tipo de contratos, se incluyan cláusulas por las que se licitan servicios y suministros de manera conjunta y, por lo tanto, no existe una libertad de elección real, limitando de este modo las oportunidades de innovación y mejora de las empresas, y de las Administraciones públicas.
El crecimiento sin precedentes del uso de tecnologías en la nube ha abierto el debate sobre la obsolescencia de las tradicionales prácticas y modelos de contratación pública, que impiden en última instancia explotar todo el potencial de esta tecnología. ¿Qué se puede hacer? Por un lado, desde el ecosistema emprendedor se aboga por un modelo de compra pública que sea más ágil y transparente, que permita a las empresas emergentes competir en igualdad de condiciones. Se habla mucho de compra pública innovadora, pero no acabamos de dar con la tecla para que las prácticas concretas estén a la altura del discurso que las promueven. Se necesitan sistemas dinámicos de compra pública siempre accesibles para todas las empresas, sistemas de compra pública que no cierren el mercado a unos cuantos proveedores durante años. En suma, establecer reglas que aseguren la competencia justa en el acceso a la nube.
No hace falta inventar la rueda, simplemente analicemos los casos de éxito en otros lugares y tratemos de imitarlos, adaptándolos a nuestro país. En Reino Unido ha sido todo un éxito su Government Cloud, un marketplace de contratación de servicios y suministro de Nube a todos los departamentos del Gobierno, bajo condiciones muy ventajosas y atrayendo toda la innovación existente en el ecosistema de innovación, todo ello al servicio de los ciudadanos y la sociedad. En Portugal, existe un Plan impulsado desde el gobierno para la adopción de la nube pública, siempre que sea factible, como un modelo inteligente, seguro y eficiente. La línea a seguir en España es meridiana: hagamos del cloud first la seña de identidad de las políticas públicas en nuestro país.
Con la vista puesta en estos objetivos desde la Asociación Española de Startups hemos lanzado la iniciativa NUBES, que busca reunir a todo tipo de actores comprometidos y concienciados con el valor de la nube para construir una comunidad que contribuya al desarrollo de un entorno nube competitivo, justo y accesible para todas las empresas. En dicha iniciativa se puede encontrar un Manifiesto, compuesto de cinco principios, alineado con los principios sobre licencias de software justas para los clientes que utilizan la nube, promovidos en Bruselas por la asociación europea de proveedores de cloud (CISPE) junto con Cigref, organización que representa a las grandes corporaciones y organismos públicos franceses.
Estos cinco principios son: “más y mejores nubes” para la construcción de un sistema más justo; “nubes más seguras” para que se garantice un entorno nube más fiable; “nubes más competitivas” para asegurar la libertad de elección tanto de los proveedores como de los clientes finales; “nubes más transparentes” para que los usuarios accedan a más información para poder tomar mejores decisiones a la hora de elegir un servicio; y, finalmente, “nubes más sostenibles”.
En definitiva, el rápido crecimiento en el uso de la nube debe ir acompañado de una estrategia a escala nacional que impulse la inversión y adopción de esta tecnología habilitadora, teniendo en cuenta su importancia en el proceso de transformación digital. No se trata de una mera cuestión técnica, por muy compleja que esta sea. Se trata de abordar un proyecto estratégico para el país. Sin un marco estratégico de cloud eficiente, justo y competitivo la innovación en España no desarrollará todo su potencial. Sin un nuevo modelo, las startups y pymes tecnológicas difícilmente podrán competir en un mercado como el actual. Sin otro modelo de contratación y licitación las Administraciones públicas verán dificultadas cuando no directamente cortadas de raíz, muchas de sus actuaciones en materia de digitalización y, finalmente, de modernización.
***Agustín Baeza es director de Asuntos Públicos de la Asociación Española de Startups y coordinador del Grupo de Economía Digital en APRI (Asociación de Profesionales de las Relaciones Institucionales).