¿Qué tal han ido las celebraciones Navideñas? ¿Os ha traído muchas cosas Papá Noel? ¿Y los Reyes Magos? ¿Cómo vais de propósitos para 2024? Yo, si me lo permitís, arranco el año poniendo un poco de cordura sobre eso de la inteligencia artificial generativa que tanto suena últimamente y que no sé yo si nos estaremos pasando.
Y es que parece que los nervios no han servido para nada. Sí, la inteligencia artificial ha llegado para quedarse, pero la afirmación de que a estas alturas de la película ya estaríamos todos respondiendo ante robots, o firmando el finiquito, está muy lejos de la realidad.
De hecho, para los que estamos más inmersos en este mundillo, el último año ha demostrado que los humanos somos importantes, muy importantes, para impulsar la innovación a través de la inteligencia artificial. Y venga, ya que hoy es Día de Reyes, os regalo cuatro razones.
1. Las personas impulsan una ideación más creativa. Esto es lo que suele ocurrir: le pides a tu herramienta de IA generativa favorita, gratis o de pago, me da igual, que escriba algo y el resultado es poco inspirador. Le pides que reescriba el texto y obtienes un resultado similar. Entonces, le pides que reescriba el pasaje "de forma más creativa" y te escupe lo mismo. Eso sí, con muchos más adjetivos. Qué pereza.
Ahora, imagina el mismo ejercicio, sólo que esta vez estás intentando desarrollar ideas para tu próximo producto disruptivo. Aquí es donde entran en juego las personas inteligentes de la organización: la búsqueda de ideas para nuevos productos requiere creatividad, criterio y perspicacia humanas. Es fácil enamorarse de lo que la inteligencia artificial generativa puede hacer en cuestión de segundos hasta que se analizan sus resultados.
Da a tu equipo libertad, y tiempo, para refinar las sugerencias e ideas generadas por la IA. Ellos sabrán cuándo una idea está fuera de lugar y cuándo hay una idea única que podría convertirse en algo grande. El toque humano requiere más tiempo, por lo que es posible que no lleguen a esas grandes ideas a la velocidad de la luz, pero quizá sí a la del sonido. Y eso sigue siendo mucho más rápido que las salidas anteriores a la IA. No está mal.
2. Necesitas humanos que examinen las cosas:
Tu equipo de innovación de producto conoce a la perfección los objetivos empresariales, la misión y los retos de los clientes. Lo viven, lo respiran y tienen la ventaja de la experiencia. La inteligencia artificial generativa es fantástica a la hora de procesar datos y producir conclusiones, pero las personas siguen siendo necesarias para tomar las mejores decisiones.
En primer lugar, los seres humanos son responsables de garantizar la exactitud de los datos que se introducen en los sistemas de IA. Recordad que "malos datos, mala IA" o "basura que entra, basura que sale". Una buena orientación basada en datos erróneos es una mala orientación. Por lo tanto, se necesitan personas con un contexto empresarial histórico para asegurarse de que los datos son precisos.
Pero, incluso si los datos que se introducen en un sistema de IA son precisos, no hay garantía de que su orientación sea correcta. Sigue necesitando expertos que examinen las sugerencias en busca de posibles sesgos. Las personas añaden matices que la IA no tiene. Es importante señalar que, con el tiempo, la IA puede adquirir contexto, pero eso requiere que las personas compartan esa orientación.
3. La gobernanza exige diligencia humana:
La innovación escalable requiere una gobernanza rigurosa que establezca normas específicas para la toma de decisiones en cada paso del proceso de innovación. La inteligencia artificial es una gran herramienta para crear un nuevo modelo de gobernanza o perfeccionar uno ya existente. Pero, de nuevo, las personas añaden matices que los sistemas de IA no pueden ofrecer.
Una cosa que hemos aprendido en los últimos años es que muchos modelos de gobernanza de la innovación han pasado de estar escritos en piedra a ser más flexibles en función de la situación.
Cuando surgen cambios inesperados, los responsables de la toma de decisiones deben tener la capacidad de llamar al orden. Al hacerlo, es fundamental que estos cambios se introduzcan en los sistemas de IA para que puedan aprender. A medida que la gente siga compartiendo las formas en que un modelo de gobernanza debe cambiar con la IA, las futuras iteraciones reflejarán esa aportación.
4. Cuestión de empatía:
La innovación no es una propuesta fría y carente de emociones. Los mejores productos tienen en cuenta los retos humanos, y esos retos pueden desencadenar frustración, ira e incluso emociones más profundas. Su sistema de IA más inteligente no entenderá cómo una UX defectuosa puede hacer perder el tiempo a un cliente y, cuando se combina con otros retos laborales, puede incluso llegar a degradar la satisfacción en el trabajo. Pero tu gente lo entiende.
Tu equipo entiende a los clientes. Mantienen conversaciones cara a cara, entienden sus obstáculos y pueden hacer preguntas cuando surgen nuevos retos. Tu equipo no puede enseñar empatía a la IA, pero puede aportar información obtenida de la atención y la preocupación reales.
Pues, lo dicho, si quieres sacar el máximo partido de la inteligencia artificial en entornos relacionados con la innovación, es importante incorporar a las personas en todo momento. Esta decisión quizás no producirá los resultados más rápidos, pero te llevará hacia unos resultados de mayor calidad. Es la diferencia entre eso que llaman "la basura inmediata y la grandeza tardía".
¿Te parece un mix justo? Feliz 2024. Mis mejores deseos para este año. Nos leemos en febrero.