Los semáforos inteligentes llegan a Salamanca para priorizar el transporte público

Su aplicación aún no está muy extendida en España, aunque, por algunas referencias publicadas, comienza a estar en la mente de muchos gestores municipales. Hablamos de los semáforos inteligentes que, gracias a la inteligencia artificial, son capaces de regular el tráfico en función de parámetros como la seguridad o la densidad de circulación.

Hasta ahora, lo máximo que se había avanzado en este terreno era tener la capacidad de cambiar manualmente la duración de los estados de un semáforo (verde, rojo y ámbar) en una determinada zona en momentos puntuales. Pero la irrupción de la IA ha propiciado que este trabajo pueda a empezar a hacerse de manera automática.

Eso piensan en el Ayuntamiento de Salamanca (Castilla y León), donde ya hay un proyecto presupuestado para llevar a cabo esta iniciativa. El universo de las smart cities no deja de crecer y la movilidad es uno de los principales focos.

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Lo dicho, la ciudad de Salamanca va a recibir 5,6 millones de euros del programa de ayudas a municipios para la transformación digital y sostenible del transporte urbano y de la movilidad en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno de España, financiado por la Unión Europea a través de fondos NextGenerationEU.

Hay que decir que esa cantidad es la máxima que un consistorio puede recibir, por lo que la administración local salmantina podrá acometer un proyecto más completo del que podría haber realizado en caso de que la subvención hubiera sido menor.

En primer lugar, el Ayuntamiento presentó a la convocatoria un proyecto de mejora de la accesibilidad del transporte público mediante la adaptación e instalación de nuevas marquesinas, así como la adaptación de sus accesos.

En concreto, se preveía la adaptación de 175 marquesinas y la implementación de 30 nuevas en paradas en las que existe una demanda ciudadana para mejorar la accesibilidad tanto derivada de una discapacidad física como sensorial e intelectual.

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Al mismo tiempo, se podrá proceder a la digitalización del transporte público urbano con nuevos paneles informativos, algo que sí que está muy instaurado en la mayoría de capitales de provincia y que facilita la movilidad a los ciudadanos, contribuyendo a una mejor planificación de sus rutas y, por tanto, mejorando la eficacia y la eficiencia desde el punto de vista de la sostenibilidad.

Pero gracias a la subvención concedida, Salamanca podrá poner en marcha el plan semafórico que dará una mayor autonomía a estas herramientas de gestión de tráfico gracias a la IA.

Este sistema, en un principio, estará desarrollado para que los semáforos den prioridad al autobús. Un algoritmo modificará los ciclos de espera en función de la proximidad de los vehículos de transporte público.

Un ejemplo: si circulamos con un vehículo y llegamos a un cruce regulado con semáforos y nos parece que la luz roja lleva demasiado tiempo impidiéndonos el paso quizá sea porque el nuevo sistema semafórico ha detectado la presencia cercana de un autobús en la calle perpendicular y va a aguantar en verde el semáforo correspondiente para que no tenga que parar.

En otras ciudades europeas, se está desarrollando una tecnología similar pero que vela por la seguridad de los ciclistas. El sistema es el mismo, pero la diferencia es que en este caso los tiempos de espera son mayores si quien se acerca es una bicicleta.

De vuelta en Salamanca, cabe destacar que, según explican desde el consistorio, en un futuro  se pretende también mejorar la digitalización de la movilidad con la unificación en una plataforma de todas las aplicaciones para dispositivos móviles relacionadas con la movilidad en la ciudad de Salamanca.

El debate sobre la movilidad inteligente

Así, se ofrecerá información para personas con movilidad reducida, sobre autobuses, alquiler de bicicletas, párkings, estado del tráfico, estacionamiento ORA, carga y descarga, taxis, gestión de pagos, alertas y realidad aumentada.

De lo que no hay duda es de que la movilidad inteligente se está convirtiendo poco a poco en algo casi irrenunciable para las grandes ciudades, aunque ello conlleve ciertos debates.

Precisamente hace unos días, D+I hablaba con un directivo de la empresa Kapsch, especializada en este tipo de proyectos y que tiene planes en Ibiza, Sevilla o Santiago de Compostela, que se mostraba crítico con la ligereza con la que muchas ciudades están aplicando la tecnología.

No es que sea una mala idea acometer proyectos de este tipo, sino que debe existir, a su juicio, una mejor planificación.

En opinión de esta compañía, España tiene un problema estructural consistente en la falta de colaboración entre administraciones a la hora de compartir estrategias.

Pero también avanzaba que hay otro problema: "La tecnología no la estamos usando como deberíamos. Tenemos tecnología muy avanzada y no la estamos aprovechando", resumía el director de Ciudades de la compañía, Juan Marín.

Este aprovechamiento de la tecnología pasaría, según Marín, ya no sólo por recopilar datos, sino para obtener información de ellos y, lo que es más importante, poner esos datos y esa información a disposición de otras administraciones, es decir, colaborar.

Aplicando esto al ejemplo de Salamanca, su opinión iría en la línea de que los resultados que el Ayuntamiento obtuviera, por ejemplo, de la regulación inteligente de los semáforos en favor del transporte público, fuera compartida a otros territorios para crear dinámicas y patrones que pudieran enriquecer el propio sistema ya no sólo en esta ciudad sino en otras.