Seguramente hubo mucha gente que no se enteró en su momento y empieza a darse cuenta ahora que llega el verano y empezamos a querer ir a las playas. Pero, a finales de marzo, la costa mediterránea sufrió varios temporales que destrozaron múltiples playas y paseos marítimos. Pues bien, resulta que soy de Arenys de Mar, un pueblo de una de las comarcas más afectadas, el Maresme; así que tengo bastantes estímulos para reflexionar sobre los mencionados temporales, el cambio climático y el aprovechamiento de la energía de las olas.

El 9 de julio Arenys de Mar celebra su fiesta mayor en honor a San Zenón. Un mártir romano (la leyenda dice que Zenón era tribuno) que aparece en el martirologio romano porque sufrió martirio con sus soldados durante la persecución de Diocleciano (también conocida como la Gran Persecución) en un lugar llamado Aquae Salviae. Por casualidades de la vida acabó siendo patrón de mi querido pueblo; os dejo a vosotros que investigueis cómo es que en el año 1583 un clérigo de Fuentelsaz que volvía de Roma con las reliquias de nuestro santo patrón acabó pasando una temporada aquí y sus consecuencias.

Del mismo modo, dejo para otro día lo de pensar en el impacto medioambiental de todas las fiestas que se celebran a lo largo y ancho del territorio nacional durante todo el verano. Incluido el archifamoso San Fermín que también se celebra durante estos días.

Mi intención no es fomentar que nos hagamos los mártires del cambio climático, pero me parece interesante que reflexionemos sobre la fuerza, la energía de los temporales y de las olas. Como perspicaces lectores que sois, seguro que os habréis dado cuenta de que hoy todo nos conduce al agua.

Tanto es así que mientras preparaba mi columna me he topado con una interesante empresa sueca llamada CorPower Ocean. Ellos diseñan, fabrican y operan granjas de olas con un funcionamiento inspirado en los principios de bombeo del corazón humano, lo que le permite sobrevivir a las tormentas más duras. La tecnología de control avanzada hace que los convertidores de energía de las olas oscilen en el momento óptimo con las ondas entrantes, amplificando fuertemente la absorción de energía.

Como nos indican ellos mismos, esto permite una alta producción de energía en comparación con el tamaño, el peso y el coste de los equipos. Es más, la combinación de bajos costes, alto factor de capacidad y un esquema de mantenimiento efectivo hace que la energía de las olas sea una herramienta clave para acelerar la transición hacia energías cien por cien renovables.

Disculpad mi ignorancia, pero desconocía varios de los conceptos de los que hablan y la existencia de parques de energía de las olas. Incluso que existen máquinas que aprovechan la energía de las olas, lo que se conoce como convertidor de energía de las olas (WEC - Wave Energy Converter). Así que, lógicamente, me puse a investigar un poco sobre el tema y aprendí que se trata de la captura de energía de las olas del viento para realizar un trabajo útil, por ejemplo, generación de electricidad, desalinización de agua o bombeo de la misma. 

Las olas se generan principalmente por el viento que pasa sobre la superficie del mar y también por las fuerzas de las mareas, las variaciones de temperatura y otros factores. Mientras las olas se propaguen más lentamente que la velocidad del viento que corre por encima suyo, la energía se transfiere del viento a las olas.

Por otro lado, también he aprendido que la energía de las olas es diferente de la energía de las mareas, que busca capturar principalmente la energía de la corriente causada por la atracción gravitacional del Sol y la Luna. Sin embargo, la energía de las olas y las mareas no son fundamentalmente distintas y tienen importantes cruces en tecnología e implementación. 

Aunque es una idea muy atractiva, no debe ser nada fácil llevarla a la práctica. Llego a esta conclusión porque parece ser que los primeros intentos para utilizar esta energía datan del año 1890, aunque hay casos más recientes que datan de este siglo, como el primer dispositivo comercial de energía undimotriz, el Islay LIMPET, que se instaló en la costa de Islay en Escocia y el primer parque de olas experimental que se instaló en Aguçadoura (Portugal). En resumen, espero que la comunidad científica siga investigando para aprovechar la impresionante fuerza de la madre naturaleza para hacer un mundo cada vez más sostenible.