La caída de los precios del crudo se lleva por delante el balance de Repsol. La petrolera acaba de reconocer que ha tenido que realizar “provisiones contables extraordinarias por valor de unos 2.900 millones de euros en sus resultados del ejercicio 2015, tras lo cual situará su resultado neto en unos -1.200 millones de euros”, indica a la CNMV tras el cierre de la bolsa madrileña. En esa cifra, ya incluye la provisión de 500 millones que anunció en el tercer trimestre del año.
La compañía justifica esas pérdidas “ante el continuado escenario de bajos precios del crudo y del gas”. Por ello, asegura, su consejo de administración ha decidido realizar estas provisiones “aplicando criterios de rigor y prudencia”.
Al menos, lanza un mensaje de optimismo a futuro, dado que es una provisión extraordinaria que podrá revertirse cuando los precios del crudo retomen la senda alcista y abandone el entorno de los 30 dólares. “Estos saneamientos podrán revertirse positivamente en las cuentas de resultados de próximos ejercicios, cuando cambie el escenario de precios”.
Con esta situación, la compañía dirigida por Josu Jon Imaz sólo tiene como alternativa volver a ajustarse el cinturón. La petrolera asegura que va a “acelerar y aumentar las sinergias derivadas de la integración de Talisman”. En concreto, afirma que ha “identificado cerca de 400 millones de dólares anuales (frente a los 220 millones de dólares estimados a la fecha de la adquisición), y materializado más del 50% de las mismas.
Más desinversiones a la vista
Además, va a “profundizar en el programa de eficiencias”. “En su conjunto, el total de sinergias y eficiencias alcanzará en 2016 una cifra del orden de 1.100 millones de euros, más del 50% del objetivo incluido en el plan estratégico a alcanzar en 2018”. Para esa fecha, la intención de la compañía era ahorrar 3.000 millones de euros, según explicó la empresa en octubre. Una cifra que ya ha alcanzado con la venta esta misma semana de su negocio de propano canalizado en el norte de España y Extremadura.
Además, Repsol quiere “reducir en un 20% adicional las inversiones totales previstas para 2016, que se situarán en torno a los 4.000 millones de euros y profundizar y acelerar el programa de desinversiones no estratégicas”. Puede vender más activos pero, por el momento, no los identifica.
Al margen del varapalo que le ha supuesto el desplome del crudo, Repsol asegura a la CNMV que su negocio funciona. “El resultado de la marcha de los negocios de la compañía, que se refleja en el beneficio neto ajustado [precios del crudo al margen], mejora más de un 8% respecto a 2014, hasta alcanzar, aproximadamente, los 1.850 millones de euros”.
“Esta cifra supera las previsiones realizadas el pasado mes de octubre”, asegura. Entonces, preveía obtener un beneficio neto durante 2015 de entre 1.600 y 1.800 millones de euros. “El resultado neto ajustado del cuarto trimestre de 2015 se situará en unos 450 millones de euros, lo que representa un aumento de más del 20% respecto al último trimestre de 2014”.
También destaca a su favor que, pese a este escenario, ha logrado reducir su deuda en más de 1.000 millones de euros respecto a 2014 gracias a la generación de caja. Al cierre del tercer trimestre de 2015, la deuda de la petrolera se situaba en 13.100 millones de euros.
Repsol realiza este ‘profit warning’ (aviso de recorte de beneficios) a un mes de presentar sus resultados anuales, el próximo 25 de febrero, y con el mercado cerrado. Habrá que esperar ver cómo reaccionan este jueves los inversores. En el último año, sus títulos acumulan una caída del 45% y, en lo que va de 2016, de un 12,7%.