Tras semana y media de intensas negociaciones y numerosas revisiones del borrador originalmente sometido, la Comisión Europea ha dado luz verde al Presupuesto General del Estado portugués para 2016 la tarde del viernes. La aprobación del borrador es un alivio considerable para el Gobierno minoritario del socialista António Costa ya que el texto conserva las medidas anti-austeridad que son la base de su frágil alianza con los partidos de la izquierda que le mantienen en el poder.
La aprobación del presupuesto llega con serias reticencias por parte del Colegio de Comisarios, factor en el que insistieron el vicepresidente de la CE, Valdis Dombrovskis, y el comisario de Asuntos Económicos y Financieros, Pierre Moscovici, durante la rueda de prensa posterior a la reunión extraordinaria de los comisarios en Bruselas.
“La Comisión no ha pedido una revisión formal del borrador presupuestario presentado por las autoridades portuguesas pero consideramos que los planes del Gobierno implican un serio riesgo de violación de las reglas del Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Invitamos al Gobierno Portugués a tomar las acciones necesarias para asegurar que el presupuesto de 2016 cumpla con las reglas”, declaró Dombrovskis.
Aunque la luz verde de la CE permite que el Ejecutivo luso prosiga con el proceso de aprobación del presupuesto a nivel nacional, Dombrovskis explicó que la Comisión volverá a revisar el estado económico de Portugal en mayo, momento en el que decidirá si el país está cumpliendo con sus obligaciones en el contexto del pacto, y específicamente cara a la reducción del déficit.
“Portugal tiene que reducir su déficit a menos de 3% del PIB de 2015”, afirmó Moscovici. “Para 2016 el Consejo ha recomendado que Portugal haga un ajuste fiscal del 0,6% del PIB como objetivo a medio plazo. El propio Gobierno portugués estima que el déficit de 2015 será de 4,2%".
"Han sido unas negociaciones intensas, pero con buen resultado para todos”, continuó el comisario. “No obstante, es importante entender que este no es el final del camino. Esto es apenas una etapa, y aviso que el camino es largo y arduo”.
Concesiones por ambas partes
El borrador presupuestario originalmente presentado por Portugal el pasado 22 de enero fue rechazado de manera de facto por los comisarios por su “evidente incumplimiento de las reglas del Pacto de Estabilidad”. En reacción a esa propuesta inicial, el comisario Moscovici envió una carta a las autoridades lusas indicando que serían necesarias por lo menos 950 millones de euros en medidas adicionales para que el presupuesto recibiera el visto bueno de la CE.
El equipo del ministro de Finanzas luso, Mário Centeno, presentó una primera revisión al borrador el miércoles, incluyendo nuevos impuestos sobre los combustibles, coches y la banca que eran equivalentes a unos 500 millones de euros, pero los comisarios indicaron que tampoco aceptarían esta propuesta, ni ninguna otra que no alcanzara los 950 millones de euros adicionales indicados por sus técnicos.
Al final ambas parte han hecho concesiones. El Gobierno portugués ha presentado un nuevo paquete de impuestos y tasas, equivalente a 845 millones de euros, que incrementa la carga fiscal sobre una ciudadanía portuguesa azotada por cuatro años de recortes y medidas de austeridad pero consigue mantener las medidas sociales cruciales para la supervivencia del Ejecutivo Costa. La CE, por su parte, ha renunciado tácitamente a los 950 millones de euros “innegociables” y ha aceptado esta última versión del borrador, que fue entregada a los comisarios a última hora de la noche del jueves.
Esta aparente flexibilidad con el presupuesto luso suscitó curiosidad en la rueda de prensa posterior a la reunión de los comisarios, en la que Moscovici fue preguntado si la luz verde podría servir como un antecedente en futuras negociaciones con teóricos gobiernos de la izquierda en España o Irlanda. El comisario evitó responder a la pregunta, insistiendo sólo en que “la Comisión está para aplicar las normas, sea cual sea el Gobierno que presenta el borrador presupuestario”.
La aprobación del presupuesto supone una victoria considerable para el primer ministro luso. Desde Berlín, donde se encontraba reunido con la canciller alemana Angela Merkel, Costa declaró sentirse “particularmente satisfecho” con esta oportunidad para “pasar página, continuar dentro del euro y seguir con un gobierno responsable y con una visión para Europa”.
“Es una buena noticia. La CE ha viabilizado este presupuesto. Considera que hay riesgos, pero no existe presupuesto alguno que no los tenga, y este Gobierno hará lo posible para evitar caer en ellos y reforzar la confianza en nuestra economía”.
Entre la espada y la pared
El Gobierno Costa depende de la mayoría parlamentaria que compone el Partido Socialista, los marxistas del Bloque de Izquierda y el Partido Comunista Portugués. La frágil alianza de la izquierda va ligada una serie de pactos, según los cuales el Ejecutivo se compromete a la aprobación de una serie de costosas medidas sociales que acaban con la austeridad del anterior Ejecutivo conservador de Pedro Passos Coelho. Por este motivo, para Costa era esencial mantener estas medidas dentro del presupuesto aprobado, fuera cual fuera el coste.
La versión original del borrador presupuestario, presentado el 22 de enero, intentaba salvaguardar estas medias –que incluyen la reposición de los salarios recortados de los funcionarios públicos y la reducción de la tasa extraordinaria sobre el IRPF– con unos pocos impuestos nuevos sobre la gasolina y el tabaco. La versión finalmente aprobada incluye medidas fiscales mucho más significantes.
Con un coste de 446 millones de euros para las arcas del Estado, el borrador aprobado mantiene la reposición de los salarios de los funcionarios públicos, que se realizará por fases a lo largo de 2016. El presupuesto también conserva la supresión parcial de la tasa extraordinaria tendrá un coste de 430 millones de euros: quienes ganan menos no la tendrán que pagar, y se reducirá estamentalmente para todos los contribuyentes que tengan rendimientos inferiores a 80 mil euros anuales. A la vez, se incluye una reducción del impuesto sobre el trabajo por un 2,5% en comparación con 2015. Los impuestos directos se reducen en un 1,9%.
Otro pacto de la alianza de la izquierda, la actualización de las pensiones, se mantiene intacto en el borrador aprobado por la CE esta tarde. Las pensiones de hasta 638 euros serán actualizadas en un 0,4%, mientras que el abono familiar será actualizado escaladamente durante el próximo año. También queda reforzada el abono prenatal para las familias monoparentales, que aumenta en un 15%.
Aumenta la carga fiscal sobre las familias
Para conservar estas medidas, sin embargo, el Gobierno ha tenido que aumentar el impuesto sobre una enorme variedad de sectores, muchos de los cuales afectan a las familias portuguesas directamente. Entre los más llamativos es el impuesto sobre los productos petrolíferos, que sube seis céntimos de euro. La carga fiscal sobre los combustibles en Portugal es de las más altas de la UE: los impuestos representan entre el 60 y 70% del precio de venta al público. Se estima que el Estado recaudará 120 millones de euros con esta medida.
El impuesto sobre las transacciones financieras de crédito al consumo también será notable, ya que aumenta un 50%, haciendo que el uso de tarjetas de crédito sea más caro. Esto afectará a las familias con menos recursos, las que más dependen del crédito en Portugal.
El impuesto sobre el tabaco sube por 5 céntimos, mientras que el IVA aplicable a las bebidas espirituosas aumenta un 3%. Los bollos –entre ellos, el emblemático pão-de-leite que tantos lusos desayunan cada día– pasan a tener un IVA elevado del 23%. Y una de las medidas estrellas del Gobierno, la reducción del IVA del 23% aplicable a la restauración, queda retrasada a julio. Se reduce al 13%, pero no será aplicable a todos los productos vendidos por los restaurantes (se mantiene el IVA elevado para las bebidas alcohólicas, refrescos, sumos y agua con gas).
El Ejecutivo se ahorra 135 millones de euros al retirar la medida que hubiese reducido la tasa social aplicada a los trabajadores que ganan menos de 600 euros al mes. También conserva unos estimados 100 millones de euros al suprimir la medida que hubiese permitido la creación de nuevos puestos de trabajo dentro de la Administración Pública.
El incentivo estatal para comprar coches eléctricos también se ve reducido en la última versión del presupuesto, pasando de los 4.500 euros en descuentos fiscales a 3.000 euros. La banca tampoco se libra de la nueva carga fiscal. La tasa de contribución sobre el sector bancario, que revierte al Fondo de Resolución, aumenta del 0,085% al 1,05%, para los bancos extranjeros que tienen filiales en Portugal; se estima que la medida podría recaudar unos 50 millones de euros para las arcas del Estado.
El borrador aprobado también incluye un impuesto del 4% sobre las comisiones o contraprestaciones por servicios financieros, entre ellos las tasas relativas a las operaciones de pagamento con tarjetas bancarias, medida que afectará la tasa de servicio que los bancos cobran a los comerciantes.
Más trabajo, menos exportaciones
En la presentación formal del presupuesto en Lisboa, unas horas después del anuncio de la luz verde de Bruselas, el ministro de Finanzas luso reveló detalles adicionales del presupuesto, entre ellos las previsiones de empleo, crecimiento e inflación. Según Centeno, la economía portuguesa crecerá un 1,8% en 2016, y la reducción del déficit será del 0,9% del PIB, pasando al 2,2%, por lo que estaría dentro de los márgenes fijados por la Comisión. Las mismas previsiones indican que el empleo crecerá en un 0,8%, con una reducción del paro en un 1%.
El ministro también prevé una inflación del 1,2% durante 2016, comparado con el 0,5% de 2015, “causado por el aumento de las remuneraciones de los trabajadores y la reposición de los salarios de los funcionarios públicos”. Centeno aprovechó su comparecencia para revindicar que la luz verde de Bruselas implica “un voto de confianza” en Portugal, y aseguró que las reticencias de la Comisión no deben ser motivo de preocupación.
“Los presupuestos de España, Bélgica e Italia han recibido evaluaciones muy similares a la nuestra, esto no es nada fuera de lo ordinario”, afirmó, haciendo mención a la “tarjeta amarilla” que Bruselas mostró a Madrid –y que fue ignorada por el Gobierno de Mariano Rajoy–. “En poco tiempo hemos elaborado un presupuesto diferente, modificado para responder a imprevistos”, dijo Centeno, refiriéndose al reciente colapso del banco Banif. “Este es un presupuesto diferente, un presupuesto que demuestra que existen alternativas. Alternativas responsables y dialogantes”.