1. ¿Qué es la inflación?
La inflación es el crecimiento sostenido del nivel general de precios durante un periodo de tiempo concreto. Esta subida de precios queda determinada por una cesta de la compra representativa de la región en la que se va a realizar el estudio. Los precios resultantes de la muestra quedan fijados en un indicador económico llamado Índice de precios al consumo, más conocido por sus siglas IPC, el cual refleja, en última instancia, el poder adquisitivo de los consumidores.
Varia escuelas de pensamiento económicas han intentado definir la inflación, desde la economía clásica de Adam Smith hasta el monetarismo de Friedman pasando por las teorías económicas de Keynes.
1.1 - Definición clásica
Para la teoría económica clásica, el aumento de los precios depende exclusivamente de la oferta monetaria existente. Cuando hay un exceso de liquidez, los precios suben y, por el contrario, si no hay suficiente dinero disponible, los precios tenderán a la baja.
1.2 - Definición keynesiana
De acuerdo a la corriente keynesiana, la inflación está estrechamente unida a la curva de la oferta y demanda. Ésta argumenta que cuanto más demanda haya sobre un producto concreto, la oferta tenderá a ser superior y viceversa. Según esta teoría, el precio de equilibrio se alcanzaría cuando la curva de la demanda se cruza con la de la oferta. Sin embargo, la demanda no es estrictamente estática por lo que irá fluctuando sobre ambos lados del precio de equilibrio. Cuando la demanda sea superior, el precio aumentará y se producirá inflación, y si por el contrario, la demanda es inferior, se producirá un deflación.
Estos dos fenómenos quedan normalmente definidos por el ciclo económico en el que se encuentre una economía en concreto. En tiempos de bonanza se producirá una mayor inflación ya que los consumidores serán más propensos a gastar, y sin embargo, en tiempos de recesión, éstos serán más reacios a consumir, provocando un descenso en la oferta y en el índice general de precios.
1.3 - Definición según Milton Friedman
El premio nobel de economía Milton Friedman, férreo defensor del libre mercado, utilizó una expresión que sintetiza de forma breve y clara el concepto de la inflación y su visión de la misma: “la inflación es un impuesto sin legislación”. Según él, los estímulos por parte del Gobierno a los que Keynes hacía alusión solo significan otra intromisión más del Estado en la vida de los ciudadanos, llevando, eventualmente, a una subida de precios, y con ello, a una subida proporcional de los impuestos sin tener que echar mano de una política fiscal, la cual sería más visible de cara a los contribuyentes.
Friedman también utilizó la metáfora del “helicóptero del dinero”, en la que explica que por mucho dinero que caiga del cielo, los consumidores no tendrían un mayor poder adquisitivo ya que se generalizaría la subida de precios y de esta forma, el helicóptero sólo traería inflación.
2. El proceso inflacionista a lo largo de la historia
Para entender mejor el concepto de inflación podemos ver cómo se ha comportado la subida de precios durante distintos momentos a lo largo de la historia.
2.1 – La inflación en el Antiguo Egipto
A falta de dinero tal y como lo conocemos ahora, los egipcios utilizaban el trueque como sistema de comercio. Este método consistía en intercambiar, por ejemplo, una cosecha de trigo por unas vasijas de cerámica. Si la cosecha era buena y había exceso de grano, la gente estaba dispuesta a comprar más vasijas. Pero el vendedor de las vasijas de cerámica, al percatarse de que la gente iba cada vez más a comprar sus productos, se vio forzado a pedir una mayor cantidad de trigo por cada artículo ya que si no lo hacía, él se vería cada vez más empobrecido.
También podía ocurrir que en un determinado año la cosecha fuese mala y los compradores no tuviesen suficiente trigo para comprar sus productos de primera necesidad. En ese caso reclamarían al manufacturero de vasijas un precio menor al del año pasado para poder sufragar sus necesidades.
A estos fenómenos son a los que hoy en día llamamos inflación, en el caso de que suba la cantidad de trigo necesario para una vasija, o deflación cuando con menos trigo se puede obtener una mayor cantidad de cerámica.
2.2 – La inflación: ¿Culpable de la caída del Imperio Romano?
Para entender las graves consecuencias que la inflación puede acarrear, basta con remontarse al siglo III d.C, en concreto al emperador romano Caracalla, quien, para financiar a sus tropas devaluó el precio del metal a unos niveles nunca vistos anteriormente.
El denario, la moneda de curso legal en el Imperio Romano, pasó de estar compuesta por un 95% de plata en tiempos de Augusto (hacia el 20 a.C.) a un 50% con Caracalla. Con esta pérdida del valor del dinero, los precios se dispararon y tras el asesinato del emperador, el denario siguió en caída libre hasta ser un pequeño trozo de bronce.
Para seguir financiando los gastos del estado, los futuros líderes romanos, como Constantino, tuvieron que elevar la presión fiscal, que unida a los altos niveles de inflación, causó tal malestar en la población que solo podría llevar a un desastroso final: la caída del Imperio.
3. Causas
3.1 – Vía demanda
Cuando existe un crecimiento a corto plazo debido a una elevación de cualquier componente de la demanda agregada – inversión, consumo o gasto público – se produce una inflación por la vía de la demanda. En este caso se suele producir un descenso del desempleo, y un déficit en la balanza exterior debido a un mayor movimiento en las importaciones.
3.2 – De costes
La inflación causada por los costes de los factores productivos se debe principalmente al aumento de los salarios o de los precios de los recursos naturales, en concreto los de materias primas y energía.
Cuando se produce este tipo de inflación, la actividad económica se contrae y suele repercutir en una subida del desempleo.
3.3 – Estructural
Si se produce una inflación en algún artículo en concreto, esta subida suele ir acompañada de un proceso inflacionario en el resto de la economía. Las compañías en un entorno poco competitivo podrían trasladar con mucha facilidad el incremento de los gastos salariales en los precios al consumidor. De la misma forma, los sindicatos también serían capaces de ejercer la presión suficiente para incrementar los salarios si los precios suben. Este tipo de inflación entraría en un círculo vicioso que retroalimentaría la subida de precios y el encarecimiento del nivel de vida.
4. ¿Cómo se retroalimenta?
4.1 – Espiral precios-salarios
Cuando los sindicatos consiguen aumentos salariales para sus trabajadores, éstos tienen, en un principio, un mayor poder adquisitivo para poder consumir más. Sin embargo, este aumento en el consumo, como ya hemos visto, supone un aumento de los precios. Una de las herramientas con las que el Estado cuenta para prevenir y controlar estos movimientos por parte de sindicatos o patronal es mediante el Pacto Social aunque con una eficacia limitada.
4.2 – Espiral precios-precios
De igual forma que ocurre con los salarios, también se da un fenómeno parecido en la capacidad mimética que tienen los precios para continuar con las subidas que se producen en los demás bienes o servicios.
5. Efectos
5.1 – Beneficio para deudores
La inflación favorece a los deudores en detrimento de los acreedores. Esto se debe a que con el paso del tiempo la deuda pendiente cada vez vale menos puesto que los precios han ido subiendo año tras año. De esta forma, el prestatario saldrá perdiendo ya que en el momento de vencimiento podrá comprar menos bienes o servicios con la cantidad devuelta que si se lo hubiese gastado un año antes, cuando los precios eran más bajos.
5.2 – Pérdida de poder adquisitivo
Para el común de los ciudadanos, la inflación supone un aumento general de los precios por lo que el efecto más directo es la pérdida de poder adquisitivo y por ello, un descenso en el nivel de vida. Si los ingresos de los contribuyentes se mantienen iguales, éstos podrán acceder a menos productos incluso aquellos de primera necesidad.
5.3 – Mayor riesgo a la inversión
El rendimiento generado por cualquier producto de inversión se verá afectado por la subida de precios ya que las ganancias generadas tras el paso del tiempo habrán perdido valor en relación a la fecha inicial en el que se compraron los títulos de inversión. Por ejemplo, si en un mercado de renta fija los tipos de interés ofrecidos son del 2% y la inflación al año siguiente crece por encima del 2%, el rendimiento real estará incluso por debajo del aumento de precios experimentados.
5.4 – Pérdida de competitividad exterior
Si la tasa de inflación de una economía es superior a la de los países del entorno, la subida de precios resultará en una menor capacidad exportadora ya que el resto de economías no estarán dispuestas a pagar un alto precio por sus bienes o servicios. De esta forma, el país perderá competitividad frente a los que ofrezcan un precio menor por los mismos bienes.
6. Tipos
6.1 – Moderada
Este tipo de inflación se da en un entorno de crecimiento económico y siempre que se mantenga controlada acarrean unos efectos positivos en la economía. Los precios aumentan de una forma lenta y estable. Si la economía goza de una sólida confianza, el ahorro y la inversión no se verán alterados ya que el crecimiento de los precios es moderado y paralelo al poder adquisitivo de los contribuyentes.
6.2 – Galopante
Este tipo de inflación es el que produce una mayores efectos negativos ya que siempre consta de más de un dígito, es decir, de un incremento de los precios de un 10%, 20%, 30% … En una economía con una inflación galopante los precios van cambiando a un ritmo impredecible y ocurren situaciones de descontrol donde los contratos de compra-venta suelen ir acompañados de cláusulas donde esta anormalidad quede patente para ofrecer una cierta garantía de pago acorde a la situación inflacionaria.
6.3 – Hiperinflación
La hiperinflación se da en economías con un grave escenario de crecimiento económico cuando la inflación puede alcanzar hasta un 1.000%. En estos casos, la inyección monetaria se realiza sin ningún tipo de control y el poder adquisitivo de los ciudadanos es prácticamente nulo ya que los billetes y monedas van perdiendo valor a un ritmo frenético.
Un claro ejemplo de este tipo de inflación se puede encontrar en la Alemania de los años 20, cuando, tras la resolución del Tratado de Versalles y un ultimátum por parte de Londres, el país tuvo que afrontar unos pagos extraordinarios para las reparaciones por la Primera Guerra Mundial. Para hacer frente a esta deuda, se imprimieron billetes sin control hasta el punto en el que el tipo de cambio pasó de ser en enero de 1923 de 7.792 marcos por un dólar a los 4,2 billones de marcos por cada billete verte en el mes de noviembre del mismo año. Llegado ese momento, los billetes perdían valor constantemente hasta el punto en el que el papel había perdido prácticamente todo su valor y se utilizaba como combustible para chimeneas, para empapelar paredes o incluso los niños los usaban para jugar.
7. ¿Cómo se mide?
7.1 – Índice de Precios al Consumo
El IPC es un indicador económico que mide la evolución de los precios de los bienes y servicios que consume la población residente en viviendas familiares en España. Estos bienes y servicios quedan determinado en una cesta de la compra, que recopila todos los hábitos de consumo más repetidos por los españoles. En esta cesta, cada elemento está ponderado según la importancia que las consumidores le otorguen en cada momento y se va actualizando a medida que los patrones de consumo de la sociedad van cambiando con el tiempo.
El organismo encargado de medir este indicador es el Instituto Nacional de Estadística (INE), el cual resume de la siguiente forma su metodología para el cálculo del IPC:
Tipo de encuesta: continua de periodicidad mensual
Período base: 2011
Periodo de referencia de las ponderaciones: año anterior al corriente
Muestra de municipios: 177
Número de artículos: 489
Número de observaciones: aproximadamente 220.000 precios mensuales
Clasificación funcional: 12 grupos, 37 subgrupos, 79 clases y 126 subclases; 57 rúbricas y 29 grupos especiales
Método general de cálculo: Laspeyres encadenado
Método de recogida: agentes entrevistadores en establecimientos y recogida centralizada para artículos especiales
7.2 – Inflación subyacente
A modo de eliminar la información subyacente que pueda alterar los valores recogidos por las medidas de inflación, se suele excluir del cálculo aquellos componentes que puedan responder a un patrón coyuntural de un momento concreto más que a un modelo generalizado. Estos elementos excluidos son los productos energéticos como la gasolina, electricidad o gas y los alimentos no elaborados como frutas y verduras.
La inflación subyacente sería el resultado de restar al índice general los precios recogidos por estos dos tipos de productos debido a que puede haberse originado por una disminución de la producción por cuestiones medioambientales y otras razones alejadas del factor puramente humano y económico.
8. Objetivo del Banco Central Europeo
El Banco Central Europeo (BCE), con Mario Draghi al frente, comenzó con un programa de estímulos en el 2014 (Quantitative Easing) para aumentar la oferta monetaria en la zona euro a través de unos bajos tipos de interés. El objetivo era fomentar el consumo, y con ello la actividad empresarial para salir definitivamente de la Gran Recesión. Como ya hemos visto anteriormente, si el consumo se recupera, la inflación también tiene a subir.
Desde su fundación en el año 1998, el Consejo de Gobierno del BCE fijó un objetivo de inflación en torno al 2% para la zona euro, que fue recogido en el Informe anual de ese mismo año. Desde entonces, esa cifra no ha variado en ningún momento y ha sido ratificado durante las sucesivas decisiones del Consejo de Gobierno.
9. Historia de la inflación en España
9.1 – Llegada de metales preciosos de América en el siglo XVI
El descubrimiento de América supuso una entrada ingente de metales preciosos procedentes del Nuevo Mundo hacia Europa y sobre todo, hacia España. Debido a este aumento en las arcas de Estado, la moneda en circulación también aumentó considerablemente llevando todos los precios al alza.
Los precios en España, por su privilegiada situación geográfica en cuanto a la entrada de esos metales preciosos, se vieron afectados de una mayor manera que en el resto de Europa. Hay historiadores que sostienen que este desequilibrio con los países del entorno llevó a una pérdida de la competitividad exterior frente al resto de economías puesto que les costaba más comprar a nuestro país que a cualquier otro. Como consecuencia, la producción española podría haber experimentado un declive ya que se abarataron las exportaciones.
9.2 – Siglo XX
Un estudio de la revista de Información Comercial Española llevado a cabo por José Luis García Ruiz examina los momentos de inflación por los que ha pasado nuestro país a lo largo del siglo XX. Estos son los hechos más relevantes:
1946: inflación más alta alcanzada
En pleno periodo de posguerra, la política del momento primó la recuperación a la estabilidad a través de fuertes estímulos. Debido a las grandes inyecciones de moneda para reconstruir el país, la inflación alcanzó un crecimiento del 31,20%, la cifra más alta en nuestro país en todo el siglo.
1975-1985: fenómeno altamente inflacionista
A partir de 1974, debido a la crisis del petróleo a nivel mundial los precios fueron aumentando hasta alcanzar un 24,5% en el 1977, y hasta 1985 no volvieron a recuperarse los niveles pre-crisis. Aún así, este ascenso de precios también se vivió de una manera parecida en el resto de Europa.
1985: la entrada en la UE obliga a bajar lo niveles de inflación
En el año 1985, España aún anotaba unos altos índices de inflación, en concreto este año llegó al 8,8% cuando el resto de países del entorno como Alemania, Francia o Reino Unido se movían en torno al 5%. A partir de la entrada de nuestro país en la Unión Europea las cifras fueron descendiendo para llegar a una integración económica europea.
2000: estabilidad entorno al 3% con el euro
Tras la firma del Tratado de Maastricht en 1992, todos los países miembros se comprometían a no superar en 1,5 puntos la inflación media de los tres Estados más fuertes de la Unión Europea. A partir de aquí, y como se puede observar en las tablas recogidas en el estudio, los índices de inflación fueron descendiendo hasta encontrarse en un 1,8% en el año 1998.
10. Pero… ¿cómo me puede afectar la inflación a mí?
Hemos visto todas las causas, las consecuencias, algunos ejemplos y hasta hemos recorrido la historia de la inflación por distintos procesos históricos, pero… ¿cómo afecta la inflación a mi bolsillo en el día a día?
- Subida de intereses en préstamos e hipotecas
Cuando la inflación es nula o existe la deflación, lo intereses que pagamos por los préstamos o hipotecas son mucho más bajos. De hecho, si no fuese por las cláusulas bancarias que tienen estos productos financieros para generar ingresos, los intereses serían cero o incluso podrían pagarnos por pedir dinero. Sí, así es, hasta hace muy poco, debido a las políticas ultraexpansionistas del BCE, el índice de referencia de muchos productos financieros, el Euríbor, se encontraba en negativo. Por esa razón, el banco aplica un diferencial para que el interés que se paga por un préstamo siempre sea positivo.
- Pagar más en el IRPF
Si los precios suben, pero el Gobierno no actualiza las tablas de Hacienda en función de la subida del IPC, acabarás pagando más al hacer la declaración de la renta. A esta actualización de los tramos de IRPF en función de la inflación se le llama deflactar. La última vez que se deflactó la serie fue en el año 2008, por lo que toda la inflación acumulada desde el estallido de la crisis (3,45%) no se ha visto representada en nuestras cotizaciones de IRPF.
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