El nuevo plan de automoción en el que trabaja el Gobierno contendrá medidas para adaptar su fiscalidad y facilitar la liquidez y la financiación de las empresas, según ha señalado este miércoles en el Congreso la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto.
En una interpelación dirigida por la portavoz económica del PNV en la Cámara Baja, Idoia Sagastizabal, Maroto ha informado que el plan también atenderá "la urgente renovación del parque automovilístico", con estímulos a la compra de vehículos "más eficientes" (a principios de mes retrasó la aprobación del Plan Moves), medidas de inversión para favorecer la modernización de la producción, el impulso a la I+D+i y medidas de formación y cualificación profesional.
En su intervención, la titular de Industria que el plan buscará avanzar hacia la "autonomía tecnológica frente a terceros", con medidas para este mismo año, pero también a medio y largo plazo, con el objetivo de mantener y reforzar el "empleo estable y de calidad" en toda la cadena de valor, la multiplicación de inversiones y de la innovación y "acelerar la evolución del parque existente hacia vehículos más limpios y sostenibles".
Un plan muy esperado
Todo ello tras una intervención en la que Sagastizabal le afeara la falta de respuestas semanas atrás sobre medidas para el automóvil, el anuncio posterior sobre un plan y la incertidumbre actual sobre cómo y cuándo se pondrá en marcha, cuando países como Francia ya lo han definido e incluso se anuncian planes para otros sectores, como el aeronáutico, que "aquí ni se plantea".
El Ejecutivo está trabajando con el sector en un “importantísimo programa de reconstrucción” que se aprobará “en un próximo Consejo de Ministros, tan pronto como sea posible”, con parte de los 140.000 millones de euros que recibirá de la UE.
Eso anunció el presidente del Gobierno el pasado 31 de mayo y desde entonces el sector está más expectante que nunca a conocer en qué consiste el plan. Cabe recordar que es uno de los más golpeados por la crisis del coronavirus, ya que en marzo, abril y mayo las ventas de coches se hundieron y noticias como el cierre de Nissan en Barcelona han tambaleado los cimientos de la industria de la automoción en España.