El presidente de Argelia, Abdelmadjid Tebboune, desveló en una reciente entrevista con la prensa nacional que “los chinos aceptaron inicialmente realizar la obra de 6.000 kilómetros de red ferroviaria” conectando el país más grande de África, desde la costa mediterránea hasta las fronteras con Mali y Níger.

De hecho, el mandatario aseguró que el megaproyecto “ya está en marcha”, aunque el presupuesto de esta obra no ha sido comunicado aún. En todo caso, según las primeras estimaciones ronda los 50.000 millones de dólares (45.644 millones de euros), si se tiene en cuenta que el coste por kilómetro está entre los 7 y 8 millones de dólares.

El objetivo de desarrollar miles de kilómetros de red ferroviaria, según el presidente argelino, “es conectar el país, permitir más inversiones internas, y transportar pasajeros y mercancía con toda seguridad”. Cabe destacar que Tebboune ya había anunciado la realización de este proyecto en el transcurso de su campaña electoral, durante el último trimestre de 2019.

En cuanto al periodo de ejecución, el proyecto puede llevar más de una década. En todo caso, parece que el inicio de la obra no es inminente, dado el tamaño del plan.

¿Por qué China?

Parece que la economía sigue a la política y a la alianza estratégica entre Argel y Pekín. China en el Magreb se destaca como una alternativa al liderazgo occidental que se percibe como dominante.

Los observadores de la política nacional argelina e internacional consideran que Argelia está en la línea de Rusia y China, que buscan un mundo multipolar y que están inmersos en las infraestructuras del continente africano en el momento presente.

"Entre Argelia y China existe una relación histórica antigua y una proximidad política que explica la búsqueda de un nuevo orden mundial", declaró a EL ESPAÑOL-Invertia un político argelino que prefiere guardar el anonimato.
 
Cabe destacar que después de la polémica visita a Rusia, el presidente argelino realizó un largo viaje a China entre el 17 y 21 de julio, donde anunció desde Pekín la creación de grandes proyectos, entre ellos, las inversiones de multinacionales chinas en Argelia. Según escribe la prensa del país asiático, la visita fue una ocasión para “actualizar las convencionales estratégicas globales y ampliar las oportunidades de cooperación entre los dos países”.

Sumarse a los BRICS

A todo esto, hay que añadir el deseo de Argelia de sumarse a los BRICS, el grupo económico de países emergentes compuesto por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, creado en 2009.

Tebboune se uniría a los BRICS con una contribución de 1.500 millones de dólares (el capital total es de alrededor de 100.000 millones de dólares). Es importante saber que para el país magrebí adherirse a esta organización mundial tiene un objetivo geoestratégico y geoeconómico. No obstante, para formar parte de este bloque que pretende competir con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial y equilibrar la política mundial, Argelia necesita el apoyo de China y de Rusia.
 
China está muy presente económicamente en Argelia, como es el caso en otros muchos países en África. Otro sector interesante para los chinos en Argelia es el campo minero. De hecho, ya han empezado a trabajar el hierro en Ghar Djbilet, en la provincia de Tinduf, y el fosfato en Tebessa, en el este del país.
 
Además, miran con deseo el mercado de las nuevas tecnologías y de comunicación. El operador Huawei está presente en el mercado argelino y busca entrar con el 5G.

Alternativa a Occidente

Los socios chinos significan una alternativa a la de otros países de Occidente que proponen productos más caros o “fuera del presupuesto” para muchos países africanos.

"Las empresas europeas y estadounidenses prefieren que el pago sea en efectivo, y si se retrasa puede ser un inconveniente. Además, las preguntas que hacen las grandes potencias en cuestión de derechos humanos se consideran como un chantaje que surge solamente en momentos de crisis", detalla el político consultado.

Al contrario de todo esto, “los chinos traen fondos, no preguntan mucho y sobre todo no piden hacer concesiones políticas. Occidente quiere tomar todo sin contraparte”, explica la misma fuente, ilustrando su argumento con el caso de Francia en Níger.

Por supuesto, en el caso de Argelia, el Gobierno de Tebboune no otorgará proyectos ni abrirá mercados a aquellos países que le declaren la guerra política y económicamente, como ocurre con España desde 2022, cuando Pedro Sánchez apoyó la autonomía marroquí sobre el Sáhara Occidental. Desde entonces, Argelia bloqueó el comercio a las empresas españolas.