Un parque fotovoltaico en España.

Un parque fotovoltaico en España. Europa Press

Economía

Cereales y olivos contra placas solares: el campo se levanta contra la fotovoltaica, que crece un 20% al año

Actualmente hay 50.000 hectáreas de parques fotovoltaicos listas para duplicarse. Casi el 60% de esas tierras tenían otro uso hace 10 años.

2 julio, 2024 02:16

El rápido crecimiento de los parques fotovoltaicos en España, un boom alentado por la demanda de energía limpia, empieza a ser fuertemente contestado por agricultores y ganaderos. Les chirrían tantos cambios en tan poco tiempo, incluso hablan de "invasión" ante su avance: en ocho años, la superficie que ocupan las placas ha crecido un 166%. Ocupan ya unas 50.000 hectáreas que han desplazado a cereales, olivar y girasol; y pueden duplicarse en pocos años.

Son realidades y proyecciones recogidas en el documento 'Extensión de los parques fotovoltaicos en España', publicado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Es un informe que analiza los datos del Registro Administrativo de Instalaciones de Producción de Energía Eléctrica, del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, y los obtenidos a pie de campo a través de la Encuesta de Superficies y Rendimientos de Cultivo (Esyrce), del Ministerio de Agricultura.

Resultado: los parques fotovoltaicos han acelerado considerablemente, especialmente desde 2020. A partir de ahí cada año crecen a un ritmo superior al 20%, aunque su peso sigue siendo muy menor. Las 50.000 hectáreas que ocupan actualmente equivalen al 0,2% de la superficie agraria útil, indica el informe, que no obstante advierte: su avance ha "desplazado" tierras de cultivo de "cereal, barbecho, girasol y olivar".

[La fotovoltaica pierde competitividad por la caída de la luz en horas solares y por el sobrecoste del impuesto del 7%]

En concreto, el 82% de las nuevas hectáreas de paneles solares que se cuentan entre 2012 y 2022 provienen de tierras de secano, un 11% de tierras de regadío y un 7% de superficies forestales y no agrarias.

Es este punto el que inquieta al campo, que se siente amenazado porque entiende que el fenómeno se dispone a crecer. Y esto último lo confirma el informe, al recordar que los futuros proyectos de grandes instalaciones fotovoltaicas -aquellos de más de 50MW- que en enero de 2023 Transición Ecológica evaluó positivamente suponían unas 50.000 hectáreas adicionales a las ya existentes.

Recelo rural

"Con lo que, si finalmente se ejecutan la totalidad de proyectos evaluados, la superficie instalada rondaría las 100.000 hectáreas", concluye el documento.

El avance de las placas no ha dejado de generar recelos en áreas rurales, su zona de mayor implantación. Por provincias, Badajoz, Cáceres, Sevilla, Zaragoza, Ciudad Real, Cuenca, Murcia, y Albacete recogen entre el 4% y el 13% de la superficie nacional de parques fotovoltaicos, y en su conjunto suman casi 30.000 hectáreas, el 63% de la superficie de solar instalada.

Un técnico revisa placas solares.

Un técnico revisa placas solares. Europa Press

El retrato robot de estos parques apunta a que normalmente se instalan en terrenos que no exceden las 15 hectáreas, en las que pueden producirse entre 5 y 10 MW. Las tierras se explotan a través de contratos de alquiler que suelen durar lo que dura la vida útil de los paneles solares, entre 25 y 30 años.

Es una solución a la que se entregan dueños de tierras que experimentan crisis de rentabilidad en los cultivos o que no tienen relevo general que se ocupe del campo, un problema que afronta todo el sector primario. 

"Es muy fácil ponerlo en zonas rurales, donde tienes a gente envejecida. Les ofrecen el oro y el moro", asegura a EL ESPAÑOL-Invertia José Roales, responsable de cereales de COAG.

Roales conoce además el asunto de primera mano: reside en el municipio de Villamayor de Campos, en Zamora, que es justamente la provincia que mayor crecimiento ha registrado de superficie de fotovoltaica en el último año: un 806% más, hasta sumar ahora 3.223 hectáreas, señala el informe.

Más rentabilidad

A las puertas de su pueblo, además, ha llegado la propuesta para una instalación solar que supondría cambiar el uso de terrenos en los que se generan entre 5.000 y 6.000 kilos de cereales que suelen dejar un beneficio "de unos 600 euros por hectárea".

El proyecto fotovoltaico ofrece a los dueños de esas tierras un retorno de "entre 1.000 y 2.000 euros por hectárea", asegura, de los que desconfía. "Hay muchos condicionantes", advierte, especialmente teniendo en cuenta la caída del precio de la luz en las horas solares.

Los problemas de rentabilidad por la sequía también han sumado atractivo a la fotovoltaica.

Los problemas de rentabilidad por la sequía también han sumado atractivo a la fotovoltaica. Europa Press

"La pregunta sería: ¿cómo me vas a garantizar tú en el contrato que me vas a dar más de lo que va a generar mi tierra?", se pregunta. También le preocupa el impacto que tiene perder cultivos en una zona ya con escasa población. "Esto no genera puestos de trabajo, y si España ya es deficitaria en cereales, retirar tierras de cultivo puede acabar generando más escasez en el mercado", señala.

Y son los cereales los cultivos más afectados, advierte. ¿Por qué? Porque se ubican en zonas llanas, sin obstáculos, especialmente fáciles para la instalación de placas. En Villamayor de Campos, sostiene, ya se están "moviendo en contra" de proyectos de este tipo, una oposición que llevan practicando un año en el sur. 

Resistencia en Alto Guadalquivir

En Bujalance, Córdoba, un grupo de casi cien vecinos se aglutinan en la Plataforma STOP Megaplantas Alto Guadalquivir, creada cuando hace un año supieron que en la zona varios proyectos pretendían instalar una decena de parques solares.

En total, sería una nueva superficie de placas de unas 1.200 hectáreas. "Es el 10% del territorio de Bujalance", apunta a este periódico Juan Carlos Ruiz, miembro de este grupo, que ha acudido a la vía contencioso-administrativa argumentando que las autorizaciones a estos proyectos no se estaban haciendo conforme a la ley.

En algún caso han conseguido una suspensión temporal de autorización, como el de la planta solar en la aldea de Morente, ante la que se presentaron 99 recursos, pero no son excesivamente optimistas.

"Desgraciadamente parece que la cosa va adelante", lamenta. Ruiz tiene unas 30 hectáreas de olivar de regadío que lindan con un parque fotovoltaico. "Por mi finca pasa la línea de evacuación eléctrica de alta tensión y los vecinos de alrededor nos tenemos que aguantar", se queja.

Como Roales, su aviso se centra en el impacto inmediato para la población, no en si la presencia fotovoltaica es de envergadura en el conjunto de España. "Este tipo de proyecto lo que hace es que haya menos relevo generacional. Aquí hay bastante trabajo, sobre todo en época de recolección de aceituna, y el trabajo que dicen que dan las placas es momentáneo, montarlas y ya está", afirma.