Montaje sobre las diferencias de alimentación entre generaciones.

Montaje sobre las diferencias de alimentación entre generaciones. Diseño: Arte EE

Economía

Lubina para los jubilados, macarrones para familias con hijos: así se alimentan los españoles según su renta

Los mayores de 65 años, con mayor poder de compra, lideran en consumo per cápita en de aceite, carnes, pescado y frutas y verduras frescas.

15 agosto, 2024 02:09

La lubina es uno de los pescados más vendidos y habituales en las pescaderías y supermercados, con un precio de unos seis euros cada kilo. Y su principal comprador son los jubilados, algo que ocurre con casi todos los productos frescos en España

Los mayores de 65 años de nuestro país consumen más aceite, carnes rojas, pescados, verduras y frutas frescas que los adultos solos, los jóvenes o las familias con hijos.

¿La razón? El aumento del poder adquisitivo de los jubilados, que contrasta con el recorte que ha tenido que hacer el resto de los hogares en su lista de la compra por el hachazo que ha supuesto la inflación de los últimos años en los presupuestos familiares.    

La pasta, para familias

Los jubilados son los que más consumen per cápita en casi todas las categorías alimentarias, menos en la de la pasta, un segmento en el que los reyes de la compra son las familias con menores a cargo. La ilustrativa excepción y el resto de estos datos quedan recogidos en el informe de Consumo Alimentario de 2023, elaborado por el Ministerio de Agricultura.

Se trata de una especie de biblia a la hora de reflejar cómo se alimentan los españoles y en la radiografía más reciente deja claro el papel predominante de los jubilados.

Son el tipo de hogar más numeroso (aglutina al 24,7% de la población) y ejercen una compra "intensiva". Es decir, consumen más que la media. Concretamente, los mayores de 65 años consumen 889,94 kilolitros, una ingesta promedio por persona y año "superior a la del promedio nacional", que se sitúa en los 574,29 kilolitros.

Es un dato llamativo porque la alimentación y sus precios han sido un quebradero de cabeza para muchos españoles, como prueba que los alimentos se encarecieron el año pasado un 7,3%, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Los precios de algunos productos se han disparado especialmente. El caso del aceite de oliva (que había subido anualmente un 54,6%) es el más llamativo, pero también lo han hecho las legumbres y las hortalizas (13,2%), la carne de cerdo (12,3%), las patatas (10,2%) y el pescado (8,4%).

Así, el año pasado los españoles gastaron un 9,6% más en comprar la misma cantidad de alimentos que en 2022, según sostiene el documento del Ministerio de Agricultura.

Productos en una caja de supermercado.

Productos en una caja de supermercado. Europa Press

No obstante, esa cantidad de alimentos se adquirió de una forma proporcionalmente superior en los hogares con mayores de 65 años. Su creciente capacidad adquisitiva, comparada con el resto de los hogares, les permite costearse una mejor alimentación sorteando la inflación del súper. La misma que ha llevado a familias y jóvenes a recortar en pescado, carne y verduras y, en su lugar, a volcarse hacia los mucho más económicos huevos.

Así, por ejemplo, la población jubilada duplicó el consumo nacional en el caso de aceite, carne, fruta fresca y hasta mariscos y compró un tercio del pescado vendido total. La diferencia con las familias con hijos pequeños es abismal. En algunos casos, estos hogares con niños han consumido tres veces menos de esos mismos productos.

Capacidad adquisitiva

El escaso impacto que el incremento de los precios de los alimentos ha tenido en el consumo de los mayores de 65 años no es sorprendente. La mayoría de los jubilados y los pensionistas han logrado mantener su capacidad adquisitiva gracias a que el Gobierno ha vinculado sus prestaciones a la inflación anual, sobre todo en los últimos años.

En cambio, en el caso de los trabajadores no ha habido alivio: las subidas salariales no han compensado los sucesivos golpes de la inflación.

Así, los mayores de 65 años se han consolidado como el primer grupo de población en riqueza de nuestro país. Su patrimonio mediano supera ya los 220.000 euros, según datos de la Encuesta Financiera de las Familias (EFF) que elabora el Banco de España. 

Esta situación se explica por dos fenómenos. El primero, la revalorización de las pensiones: blindadas contra la inflación, estas prestaciones contributivas han subido cada año -un 3,8% este 2024- hasta alcanzar, según los datos más recientes de la Seguridad Social, los 1.443,1 euros de media. La cifra equivale al 65% del sueldo medio en España, que se sitúa en los 2.206 euros.

Por otro lado, mientras sus ingresos crecen, sus gastos bajan o desaparecen. La mayoría de los jubilados de nuestro país ha pagado al completo su vivienda habitual. Y no es raro que tenga más de una en propiedad. 

Según los datos del Banco de España, el 60% de los hogares cuyo cabeza de familia está jubilado cuenta con activos inmobiliarios adicionales a la vivienda en propiedad. Activos que suelen acabar en el mercado de alquiler. Es decir, que cuentan con otra renta fija además de la pensión. 

El doble de aceite y carne

Con esa mayor capacidad adquisitiva, los mayores de 65 años no han encontrado problemas en ser los que más aceite -el nuevo lujo- compraron el año pasado: se hicieron hasta con el 31,2% del volumen disponible.

De hecho, el informe de Consumo Alimentario incide en que los jubilados consumen "un 26,6% más de oro líquido de lo que les corresponde en función de su extensión en población", dado que suponen un 25% de los hogares.

Varias botellas de aceite en un supermercado.

Varias botellas de aceite en un supermercado.

En total, cada jubilado consume 7 litros de aceite al año, frente a los 3,2 litros del promedio nacional. En el extremo contrario están los hogares formados por parejas con hijos pequeños, que gastan sólo 1,47 litros por persona y año.

También son muy llamativas las diferencias en el consumo de carne. Los mayores de 65 años ingieren 57,82 kilos por persona al año, frente a los hogares formados por parejas con hijos pequeños. En ellos, el consumo de carne es menos de la mitad: sólo 25,32 kilos por persona y año.

Así, los jubilados comen más ternera (6,2 kilos por persona al año, frente a los 2,25 kilos en el caso de familias con hijos pequeños), pollo (15,7 kilos, frente a 7,7 kilos), carne de ovino y caprino (2,2 kilos frente a los 0,3 kilos) y conejo (1,4 kilos frente a 0,2 kilos).

En cerdo, sin embargo, están empatados en consumo con las parejas adultas sin hijos.

Compran un tercio del pescado

Los jubilados son líderes, con diferencia, también en pescado, pues compran casi un tercio del total que se consume en nuestro país, según el informe.

En concreto, cada uno consume 16,8 kilos de pescado fresco al año, frente a los 6,2 kilos en el caso de los jóvenes o los 2,9 kilos de las familias con hijos pequeños. También superan a los adultos independientes; cada uno de ellos consume unos 11,5 kilos al año.

Un pescadero atiende a una clienta.

Un pescadero atiende a una clienta. Europa Press

Los mayores de 65 años doblan la media nacional en mariscos, con un consumo por jubilado y año de 10,2 kilos, frente a la media de 4,8 kilos.

De hecho, superan, incluso, la ingesta que el informe atribuye a las clases socioeconómicas altas, con independencia de su edad, y con un consumo de unos 6,6 kilos por individuo. 

Las diferencias siguen extendiéndose por todo el informe y confirman lo rico de su alimentación. Este el caso de la fruta fresca. Consumen 159,5 kilos per cápita, es decir, el doble de la media nacional y cuatro veces más de lo que consumen las parejas jóvenes con hijos pequeños.

Por otro lado, en el caso de las hortalizas, consumen 89,7 kilos por persona y año, es decir, casi 41 kilos más que el promedio español.