La Reserva Federal de EEUU (Fed) comienza a apuntar hacia una retirada de estímulos más ágil de lo previsto. El banco central empieza a señalar hacia subidas de tipos para 2023. Incluso por partida doble, aunque se mantiene fiel a su tesis de que el fuerte repunte de la inflación se debe a factores "transitorios". Y eso que vuelve a engordar sus previsiones al respecto.
Este miércoles, el foco indiscutible de las previsiones de la Fed estaba en el mapa de puntos en el que los miembros del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) recogen sus previsiones para una eventual subida de tipos. En este sentido, siete miembros del organismo ya apuntan a incrementar las tasas oficiales el año que viene. No obstante, lo que es definitorio es que ya son 13 de 18 los que consideran este paso como inevitable en dos años.
En sus previsiones del pasado mes de marzo la subida de tipos se retrasaba hasta más allá de 2023. No obstante, ya eran siete los que se decantaban por esta opción, dos más que tres meses antes. Ahora son casi el doble y se decantan por cotas muy superiores a las de entonces. El presidente de la institución, Jerome Powell, ha confirmado que la de este miércoles "ha sido una reunión para comenzar a hablar" sobre el tapering, que será "ordenado, metódico y transparente". Un tema que se esquivaba en el comunicado oficial.
Sin cambios este año
Si en marzo solo dos de los banqueros centrales de EEUU se decantaban por elevar los tipos por encima del 1% dentro de dos años, ahora son cinco los que apuntan hacia esta posibilidad. De ellos, dos consideran que la marca debería estar entre el 1,5% y el 1,75%. Si hace tres meses eran 11 los que consideraban que las tasas oficiales se mantendrían todavía en mínimos históricos, ahora solo cinco se decantan por esta estrategia.
Lo que se repite es que para el ejercicio 2021 nadie contempla subida alguna a pesar de la galopante inflación, cuyo repunte "transitorio" es díficil de limitar sobre el calendario, como ha reconocido Powell. Por tanto, la tasa oficial de EEUU se mantendría en mínimos históricos dentro de la horquilla entre el 0% y el 0,25% a la cual la Fed la rebajó por sorpresa en marzo de 2020, en pleno estallido de la crisis de la Covid-19.
La inflación salta al 3,4%
Por lo que se refiere a la muy vigilada inflación, ahora se contempla un salto del IPC hasta el 3,4% este año. En marzo no se esperaban tasas superiores al 2,4%. Mientras tanto, de cara al año que viene se prevé que el coste de la vida regrese al 2,1%. Hace tres meses se estimaba una suavización más profunda hacia el 2,0%.
En tasa subyacente las subidas se incrementan al 3% para este 2021. Así, se confirma que el gran reto de la Fed será seguir acompañando con estímulos la recuperación de la economía estadounidense sin sobrecalentar demasiado los precios de la cesta de la compra. Algo que, según temen los expertos, se traduciría en un drástico incremento de los tipos de la deuda soberana que pondría en aprietos la remontada acumulada por Wall Street.
De todos modos, la Fed ya se preparó para este escenario el año pasado, cuando en verano alteró la base de su mandato al introducir en el mismo el concepto de "inflación promedio". Una revolución que presentó en el simposio de Jackson Hole y dejó desde entonces la puerta abierta a tasas de IPC temporalmente superiores a la marca clave del 2% sin necesidad de corregirla.
Por lo que se refiere a las proyecciones macroeconómicas, si en marzo la Fed aguardaba una recuperación del 6,5% para el PIB de EEUU a lo largo de 2021, tres meses después engorda este crecimiento al 7%. No obstante, la institución mantiene su pronóstico medio de recuperación económica para el año que viene en el 3,3%, según recogen las conclusiones del FOMC publicadas este miércoles.
Pleno empleo en 2023
Del mismo modo, el banco central estadounidense ha dejado sin cambios sus previsiones en cuanto al paro. Se repite el pronóstico de un 4,5% de la población sin empleo para acabar este año. Ya para 2023 se insiste en que la tasa de paro caerá cinco décimas por debajo de la cota clave del 4%, que se considera entrada en pleno empleo para la economía estadounidense.
Con estas cifras sobre la mesa, la institución que preside Jerome Powell ha optado por mantener en activo su vigente programa de estímulos. Sin un solo cambio y sin mención alguna al tapering, es decir, hacia una moderación de los mismos. Apenas unos pequeños cambios de redacción para señalar que "el progreso en la vacunación ha reducido la difusión de la Covid-19 en los EEUU".
Compras y liquidez
A tenor de esta decisión, seguirán vigentes las compras por hasta 120.000 millones de dólares mensuales en los mercados de deuda. De nuevo, se ha descartado ampliar estas compras hacia activos de mayor duración, por lo que se seguirán dedicando 80.000 millones al mes a emisiones del Tesoro de EEUU y otros 40.000 millones a cédulas hipotecarias.
Sí que se han anunciado cambios para sus líneas temporales de swap de liquidez en dólares con nueve bancos centrales, que se extienden hasta el 31 de diciembre. Esto supone tres meses más de lo que hasta ahora se había establecido para este mecanismo que se fijó como medida de "choque" en marzo de 2020. Se mantienen los montantes de 60.000 millones para los bancos centrales de Australia, Brasil, Corea, México, Singapur, Suecia, Dinamarca, Noruega y Nueva Zelanda.