Cada vez que se asoma una crisis económica, en España resurge la controversia sobre el cambio de modelo productivo. En 2008, el foco se puso en la construcción. Ahora, en el turismo.
Sin embargo, como en todo debate, siempre hay varias visiones y lo cierto es que son muchos los economistas no ven motivo para renunciar a la riqueza que deja a España el turismo, si bien, consideran que hay que impulsar también otros sectores que no tienen la presencia que cabría esperar en la cuarta economía del euro.
El peso en el PIB de los sectores que dependen de la interacción social en relación con el que ocupa la languideciente industria ha hecho que la pandemia se convierta en un tsunami para la economía española mucho más devastador que para otros países de nuestro entorno.
En los últimos meses, desde la CEOE y el Consejo General de Economistas se ha reforzado el discurso de la necesidad de apostar más por sectores industriales por ser los que generan empleo de mayor calidad e indefinido.
Tras la última crisis económica, España se había marcado el objetivo de llegar a 2020 con un peso en el PIB de la industria del 20%. Lejos de haber conseguido ese reto, en los últimos años su presencia se ha desvanecido, hasta retroceder posiciones y situarse en el 16% del PIB (desde el 18,7% del año 2000).
Como país, se pueden dar facilidades para generar el caldo de cultivo adecuado para el desarrollo de determinadas actividades. Sin embargo, un Gobierno no puede propiciar -y menos de manera inmediata- un cambio de modelo. Necesita a los empresarios y a los inversores que son los que generan actividad y empleo.
Oferta y demanda
"El peso de un determinado sector dentro de la estructura productiva de un país no debería ser un objetivo de la política económica, sino el resultado de las necesidades de la demanda y de las capacidades que tiene la oferta para satisfacer dichas necesidades", explican a este periódico desde BBVA Research.
Sin embargo, añaden los economistas de ese servicio de estudios, "la actuación de la política económica en un determinado sector debería estar encaminada a resolver las externalidades, tanto negativas como positivas" que surjan. Es decir, en estos momentos, la política económica debe estar dirigida a ayudar a las empresas y las familias para que puedan "salir lo antes posible de la crisis".
En este contexto, dar una respuesta de apoyo más contundente al turismo habría sido necesario para sostener mejor la economía en estos meses de pandemia y a partir de ahí, ir apostando por otros sectores que completen nuestra oferta, según algunos expertos consultados.
El 'petróleo español'
"El turismo es nuestro 'oro negro', las costas son para nosotros lo que es el petróleo para Arabia Saudita", recuerda el analista financiero y colaborador de INVERTIA, Juan Ignacio Crespo. Por ello, advierte, "hay que salvarlo como sea".
Según Crespo, "el Gobierno se equivoca al no poner sobre la mesa más ayudas para el turismo". Partiendo de esa idea, considera que la política fiscal podría ser una herramienta para ayudar al sector con bajadas de impuestos temporales para impulsar su actividad. Algo que han hecho otros países mediterráneos para tratar de proteger a sus empresas.
Ante el elevado nivel de deuda y déficit que va a provocar esta crisis, junto con el largo tiempo que se espera que tengamos que convivir con la Covid-19, desde BBVA Research se considera "cada vez más necesario evaluar la eficiencia de los recursos utilizados" por el sector público. Así, creen que "la ayuda a ciertos sectores debe ir acompasada con la reactivación de la demanda".
Y ponen un ejemplo: "aunque la extensión de los ERTE hasta el 30 de septiembre es una medida necesaria para preservar puestos de trabajo, se echan en falta esfuerzos que ayuden a impulsar la formación de los trabajadores que permanecen en ERTE". Es decir, facilitar la transición de esos trabajadores hacia sectores o empresas "más productivos y en expansión".
Israel e Irlanda
¿Hay ejemplos que puedan servir a España para renovar su economía? Crespo señala dos. El primero el de Israel, que decidió apostar por la inversión en empresas tecnológicas de forma muy acertada, lo que ha permitido a algunas de sus compañías competir en el Nasdaq.
El otro ejemplo es el de Irlanda, un país que decidió utilizar su política fiscal para captar capital y empresas multinacionales. Las rebajas de impuestos funcionaron y la economía irlandesa salió fortalecida.
No obstante, imitar un modelo no garantiza el éxito. Crespo recuerda cómo los alemanes intentaron imitar la apuesta de Israel por el mundo tecnológico y no tuvieron éxito. Eso sí, "al menos, lo intentaron", apostilla.
Con estos dos parámetros: inversión pública (con cooperación privada) y la política fiscal, se puede acelerar un cambio de modelo o la llegada de capital de fuera a una economía. Pero, para ello, hace falta voluntad política.
La idea de Varsavsky
Empresarios de éxito como Martin Varsavsky han sugerido en los últimos tiempos aprovechar la fiscalidad para atraer talento a España aprovechando la oferta de la que ya dispone este país.
Como señaló en una entrevista con este periódico, si España estuviera dispuesta a rebajar los impuestos a los británicos que ahora con la pandemia decidan venir a teletrabajar a este país, se abriría una posible 'mina de oro' para los activos relacionados con el turismo o el sector inmobiliario.
Sin embargo, plantear este tipo de medidas es una quimera en un Gobierno en el que está presente Unidas Podemos.
Además, cualquier partida presupuestaria que el Ejecutivo quiera tocar tendrá que contar con el visto bueno de Bruselas, que va a monitorizar muy de cerca los próximos Presupuestos Generales del Estado.
Lo hará así para ir aprobando las distintas entregas de los fondos para la reconstrucción que pueden representar una oportunidad para reenfocar la economía y prepararla para los retos de la digitalización y el cambio climático.
Será vital que el Gobierno diseñe e implemente una estrategia eficiente para el uso de esos fondos. Incluso con las ayudas que puedan venir de la UE, "la crisis podría dejar consecuencias duraderas sobre nuestra economía si no se adoptan las medidas necesarias para recuperar el crecimiento y el empleo y reforzar la estabilidad presupuestaria a medio y largo plazo", advierten desde BBVA Research.
Pese a las dificultades, no todo es negro para el futuro económico de España. Como recuerdan desde el servicio de estudios del banco azul, "las empresas españolas están hoy mejor preparadas para lidiar con la crisis, lo que ayudará a que la economía española se adapte gradualmente". Y la respuesta de la UE y del BCE son un viento de cola para la larga travesía que queda por recorrer.