España recibirá el año 2021 con la vista puesta en dos vacunas que ayuden a pasar página a la crisis de la Covid-19. La primera llegará ya en enero y permitirá comenzar a atajar los contagios de la enfermedad en los centros sanitarios. La segunda llegará en verano y será dispensada desde Bruselas previa autorización de Fráncfort para financiar la factura de la pandemia.
De la primera, tienen la patente gigantes farmacéuticos como Pfizer, Moderna o AstraZéneca. De la segunda, el BCE y los 27 de la Unión Europea, que en el año marcado por la ruptura con el Reino Unido han dado un paso clave no solo para paliar los efectos de la pandemia, sino para no quedar atrás en la era de la Inteligencia Artificial.
Las economías asiáticas han aprovechado el coronavirus para acortar su distancia en productividad con Occidente. Según el FMI, el año que dejamos atrás el PIB mundial caerá un 4,4%. Pero en la zona euro, ese desplome alcanzará el 8,3%, mientras que en Estados Unidos se limitará al -4,3% y China crecerá un 1,9%.
Dentro de la 'tocada' Europa, España es el país que más ha sufrido en términos económicos la Covid-19 con una caída estimada del -12,8%, siempre según el FMI. Pero el año que ahora comienza, según esas mismas previsiones, nuestro país crecerá un 7,2%, por encima de la media del euro y del PIB mundial del 5,2%.
Ese dato no debe hacernos caer en un espejismo puesto que el punto de partida de España en esta recuperación es mucho peor que el de los países de nuestro entorno por la dependencia de nuestro modelo económico de sectores que se asientan en la interacción social, entre otros motivos.
Con tres de cada 10 empresas en riesgo de desaparición, según el Banco de España, y en un nuevo orden económico mundial basado en la tecnología y los robots, este país está abocado a una transformación cuando se supere la crisis sanitaria.
Sin embargo, es importante no perder el realismo. Los fondos europeos no serán una panacea sino una vitamina que si se administra bien podrá impulsar nuestro crecimiento con un modelo más sostenible en todos los sentidos: el del cuidado del medioambiente, el de la seguridad de nuestro mercado laboral y el de la ganancia de competitividad necesaria para hacer realidad promesas como la subida salarial sin tener que recurrir a los decretos del SMI.
En cualquier caso, conseguir esos efectos, no será inmediato. Habrá que esperar muchos meses, e incluso años, para que los fondos europeos hagan su trabajo, aunque el Gobierno haya pisado el acelerador adelantando dinero en los Presupuestos Generales del Estado que entran en vigor el 1 de enero.
Año de transición
Más que él año de un cambio radical, 2021 marcará el inicio de una transición que todavía arrastrará datos macroeconómicos preocupantes, pero no comparables a los de la recuperación de 2012 porque esta crisis ha tenido un origen distinto -y la vacuna permitirá recuperar la salud-. Además, la llegada de ese dinero bajo unas directrices va a animar la inversión pública y privada, impulsando el crecimiento.
"Esto es como construir una casa. 2021 es el año para establecer unos cimientos sólidos que garanticen que en el año 2026, logremos la foto de una casa como la que queremos. Una casa verde, una casa digital, una casa industrial. El año 2021 es crucial para que esos pilares sean sólidos", explica a este periódico el jefe de la Oficina de Proyectos Europeos de CEOE, Luis Socías.
Sin embargo, este experto advierte de que "los fondos europeos no son una varita mágica para solucionar todos los problemas de España". "Hay reformas de calado que hay que acometer y que tienen que ver con la fiscalidad, las pensiones, la Administración Pública, la reforma educativa en el déficit de competencias digitales…", añade.
En ese sentido, la inestabilidad política de España puede pasar factura en un momento en el que "el papel del Estado va a ser cada vez más importante" para no perderse las tendencias que va a traer la economía post-Covid, afirma el economista jefe de Julius Baer, David Kohl, en un documento sobre perspectivas mundiales para el próximo año.
Colaboración público privada
En el caso español, el sector privado lleva tiempo preparándose para jugar un papel destacado en este nuevo escenario en el que los Gobiernos van a marcar el paso a la economía. Pero para ello, ha diseñado planes acordes con la agenda marcada por las autoridades españolas y europeas.
"Ya se han hecho públicas las primeras Manifestaciones de expresiones de interés y hay grandes proyectos que son muy interesantes en campos como el hidrógeno renovable, el reto demográfico o la industria...", señala desde la consultora Euro Funding, María Victoria Palau. No obstante, "hasta el segundo semestre de 2021 va a ser complicado que esos proyectos se aterricen en algo real", advierte.
Las grandes empresas están preparadas desde hace tiempo para aprovechar esas ayudas, pero 2021 será el año clave para ver hasta qué punto los fondos de la Unión Europea llegarán a las pymes, los autónomos y las micropymes, que son el verdadero tejido productivo español.
Es aquí donde la economía española tiene que hacer un esfuerzo titánico de transformación para adaptarse a una era digital que la Covid-19 ha acelerado, pero de la que llevábamos mucho tiempo hablando.
¿Cambios estructurales?
En ese sentido, si las vacunas consiguen atajar la enfermedad, el año 2021 será clave para ver qué cambios de los que forzó la llegada del coronavirus han venido para quedarse. Del teletrabajo, a la reducción de aforos, pasando por los cambios en la movilidad...
"La crisis dejará un impacto en la sociedad. Es muy interesante ver cómo algunas ciudades están tratando de mantener lo que han establecido estos meses: más espacio para peatones y ciclistas, por ejemplo, y la mayor relevancia de los barrios a pequeña escala. Con suerte, estos elementos se mantendrán", señala Kohl.
En el caso del teletrabajo, el economista de Julius Baer considera que "trabajar desde casa será más común, pero no será la nueva normalidad".
Y sobre el ocio y la restauración, Kohl considera que "el verano mostró lo ansiosos que estábamos por volver a la normalidad".
Sin embargo, el director general de Economía y Estadística del Banco de España, Óscar Arce, sí considera que "no es descartable que en el largo plazo, la economía recoja cambios en las preferencias de los consumidores o en la estructura sanitaria" que afecten a los modelos de negocio de sectores como la hostelería. También incluye al teletrabajo en esas variables.
Crisis tras la vacuna
En este sentido, sigue habiendo sectores y trabajadores en España amenazados por una dura crisis estructural que supera el horizonte temporal de las vacunas contra la Covid-19.
Conforme avance 2021 iremos teniendo respuestas a todos estos interrogantes. Habrá datos macroeconómicos muy duros. La recuperación del PIB no será completa hasta 2023, la deuda pública cerrará el próximo año al 117% y el paro alcanzará el 18,3%, según el Banco de España.
Pero a diferencia de lo que ocurrió en 2012, esos datos macro estarán acompañados por una agenda clara de reformas e inversiones dictada desde Europa que harán posible avanzar en la transición hacia un nuevo modelo económico más sostenible y digital.
Una combinación que ha hecho que en el pensamiento económico se esté instalando con fuerza la idea de que 2021 será el año de una recuperación con forma de 'K'. Una letra que hace referencia a cómo unos sectores dispararán su crecimiento y otros seguirán hundidos. Una letra que también ilustra cómo la pandemia va a dejar un mundo con más desigualdad. De ahí, la importancia de que España no viaje en el vagón de cola de esta transición.