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Macroeconomía

Radiografía de la renta en España: la buena marcha de la economía no compensa la década de la Gran Recesión

Entre 2008 y 2023, los ingresos medios por persona han crecido un 31,15%, mientras que los precios han subido un 34,64%.

19 mayo, 2024 02:50

España vive un momento dulce: el PIB sigue sorprendiendo al alza y Pedro Sánchez asegura que la economía "es un cohete". Sin embargo, los últimos años de crecimiento conviven con otras realidades que ensombrecen su vuelo: el descalabro de 2020, la alta inflación postCovid y la atonía económica durante la Gran Recesión. Así, pese a las recientes mejoras, las rentas de los españoles apenas se han recuperado del último quindenio.

Todos los indicadores constatan la recuperación tras la pandemia. El Producto Interior Bruto (PIB), los datos de empleo y la evolución de los salarios respaldan este extremo. El problema viene si se observa el devenir de la economía desde el bienio 2007-2008, es decir, desde el estallido de la crisis financiera.

Uno de los indicadores es la renta media neta, es decir, el total de ingresos que percibe una persona a lo largo del año. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), ha pasado de 10.737 euros al año por persona en 2008 a 14.082 euros en 2023. Es decir, en los últimos quince años, ha crecido un 31,15%. Esa misma variable, pero para los hogares (la suma de las rentas de todos los convivientes) se ha incrementado un 20,96%, desde 28.787 euros en 2008 a 34.821 euros en 2023.

Sin embargo, la evolución de la renta media neta es inferior al avance de los precios en el mismo período. Entre 2008 y 2023, el Índice de Precios de Consumo (IPC) ha escalado un 34,64%. De esta manera, la renta individual de los españoles ha perdido más de tres puntos de poder adquisitivo en quince años, mientras que en el caso de los hogares el diferencial se amplía a más de diez puntos.

Como se puede observar en el anterior gráfico, el principal avance de la renta se ha dado entre 2021 y 2023, los años de recuperación tras la pandemia. De hecho, durante el año pasado, la renta media neta por persona creció un 8,26%, casi cinco puntos por encima de la inflación.

Los datos coinciden con el último informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), según el cual los ingresos reales por habitante en España aumentaron un 5,16% el pasado año. Un alza del poder adquisitivo que sólo supera Hungría (5,3%) y que queda muy por encima de la media del conjunto de países desarrollados (1,21%).

De hecho, los datos del INE atestiguan que la recuperación de poder adquisitivo, pese a la elevada inflación, comenzó en 2019. Desde ese año, la renta media neta ha crecido un 20,56% y la inflación, un 15,32%. El problema, por tanto, viene de atrás.

Con datos hasta 2022, España se encontraba a la cola en PIB por habitante respecto a los niveles de 2007. En ese lapso de quince años, la riqueza del país dividida entre todos sus habitantes ha crecido un 2,15%, mientras que en el conjunto de los Estados desarrollados lo ha hecho un 15,13%. Sólo la comparación con Portugal arroja un diferencial de diez puntos a favor del país vecino.

Y es que, pese a la mejora de los últimos años, España sigue presentando un déficit con respecto a la media de la OCDE y otros países del entorno. Los datos de la oficina estadística de la Unión Europea (UE), Eurostat, que se exponen en el siguiente gráfico, reflejan también el daño a las rentas tras la crisis financiera.

El PIB real por habitante de España ha crecido un 11,16% en los últimos 20 años. Sin embargo, en el conjunto de la zona euro el crecimiento se eleva hasta el 17,7% y para la UE escala hasta el 24,7%. Es decir, la brecha no ha hecho sino ampliarse. Si en 2023 la renta media europea superaba en un 2,34% a la española, veinte años después el diferencial ha crecido hasta el 14,79%.

Se trata de un indicador útil para conocer el avance de las rentas, ya que el PIB real por habitante mide la producción económica promedio por persona en un país ajustada por la inflación y usando la paridad de poder adquisitivo (PPA). Esto último permite comparar los niveles de vida entre países eliminando las diferencias de precios.

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En el caso de España, la progresión de las dos últimas décadas es desigual. Tras avanzar a buen ritmo los años del boom inmobiliario, la renta cayó abruptamente hasta 2013. Desde entonces, experimentó una recuperación -en 2017 volvió a los niveles precrisis- que duró hasta la pandemia. Así, entre 2007 y 2019, el PIB por habitante de España sólo creció un 3,28%.

Desde entonces, la situación no ha mejorado de manera sustancial: desde el año inmediatamente anterior a la pandemia y el pasado curso, el PIB per cápita de los españoles apenas se ha recuperado (0,12%), por debajo de los avances en la UE (3,14%) y en la zona euro (2,12%).

La única buena noticia es el comportamiento del último año, con un ligero crecimiento del 1,61% frente al nulo avance medio del Viejo Continente. Se trata del primer paso de un camino que, de seguir el mismo curso, iría cerrando paulatinamente una brecha que viene de largo y que España no ha conseguido atajar en más de dos décadas.