La constructora OHL de la familia Villar Mir ha vivido una nueva semana negra en bolsa. Las dudas del mercado desatadas por el nuevo golpe asestado por la agencia de calificación Moody´s, llevaron a que la compañía se haya dejado un 19% en el parqué. La empresa trata de calmar los ánimos de los inversores reiterando sus fortalezas financieras. Defiende que acabará el año con una deuda neta de 2 veces su Ebitda y resalta la reducción de la deuda lograda con las desinversiones en Abertis y en el Metro Ligero Oeste, con unas plusvalías conjuntas de casi 410 millones de euros.
El pasado miércoles, la compañía revivió sus fantasmas con una nueva rebaja de Moody's que, según ellos, es “desmedida y sin precedentes”. ¿Qué ponía en duda la agencia de calificación? Los resultados de los nueve primeros meses del año. El descenso en la división de construcción y en su flujo de caja fueron los factores que pesaron en su decisión. Ante estas dudas, la compañía se defiende. Por un lado busca despejar toda incertidumbre sobre el valor de la compañía. Fuentes cercanas a la empresa aseguran que el precio objetivo del consenso de analistas recopilado por la agencia Bloomberg es de 4,36 euros, lo que supone un 68% superior a la cotización de hoy por hoy en bolsa.
1.500 millones de liquidez
Además de ello, el grupo quiere resaltar los esfuerzos en reducción de deuda con las dos desinversiones. Gracias a la de Abertis y las que aún están pendientes, “la liquidez con recurso alcanzará los 1.500 millones de euros”. Sobre el pasivo, vuelven a dejar clara su previsión: esperan cerrar con una deuda neta con recurso –a la que tiene que responder la matriz de manera directa- de 600 millones de euros y un Ebitda (con recurso incluyendo los dividendos de la división de Concesiones del grupo) cercano a 300 millones. Por tanto, se situaría en 2 veces, “cumpliendo con la política financiera autoimpuesta por la compañía”.
Las adjudicaciones
La compañía reitera la importancia de las adjudicaciones logradas durante los nueve primeros meses del año. En el lado de Concesiones, resalta tres adjudicaciones: una en Chile y dos en Perú. Y en el territorio de la construcción, destacan los contratos de obras nuevas hasta septiembre por más de 1.800 millones de euros.
En cuanto a los que llaman ‘proyectos legacy’, aquellos más grandes y con más problemas económicos, argumentan que cuenta una cartera de construcción “saneada, enfocada y sostenible”. “No será visible hasta que terminemos los trabajos pendientes de los proyectos legacy”, apuntan esas mismas fuentes.
Esperan que ese saneamiento se complete en un periodo de entre 18 y 24 meses y supondrá a medio plazo una salida de caja “que en su mayor pico de unos cerca de 300 millones de euros, que estará prefinanciada en el primer trimestre de 2017”. ¿Cómo? "Con los beneficios netos de las ventas de activos ya anunciadas", aseguran. En concreto, se trata de los 300 millones de sus desinversiones en el 'resort' Mayakoba, Canalejas y otros activos no estratégicos.
Valoración en bolsa
La compañía ha vivido dos semanas muy duras en bolsa. Tras la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos y el golpe de Moody`s la compañía se ha dejado un 26% de su valor en bolsa (aún sigue muy lejos del suelo alcanzado el pasado mes de agosto tras la nueva rebaja de calificación). Hoy su capitalización bursátil suma 812 millones de euros. La empresa resalta que sus participaciones en Abertis (2,5%) y su filial mexicana tienen actualmente un valor en bolsa de más de 1.100 millones de euros.
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