Este martes OHL presenta los resultados al cierre del 2016 -los analistas avanzan beneficios de unos 125 millones tras reducción de gastos financieros- y, con este motivo, han vuelto al primer plano las disputas que, desde hace dos años, mantienen la filial azteca de la constructora con Infraiber -inicialmente contratada por el Gobierno del Estado de México para controlar la afluencia de tráfico en sus autopistas-, a cuenta de la contabilidad que OHL hace de sus concesiones viarias en torno al Distrito Federal.
Hace casi un año, en marzo de 2016, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) mexicana -el equivalente en España a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV)- terciaba en la polémica para instar a OHL México a cumplir con las normas internacionales de contabilidad en sus cuentas “por no elaborar sus estados financieros conforme a principios contables reconocidos”, recogía en un oficio el supervisor bursátil azteca.
Las concesiones no son activos financieros
Con esta sugerencia, la CNBV daba carpetazo al expediente abierto por las irregularidades contables de OHL en el país centroamericano. En ese documento, la CNBV señalaba que la filial azteca debía, como había hecho hasta ahora, dejar de contabilizar las concesiones como activos financieros, para hacerlo como un simple activo intangible.
Una modificación que, a grandes rasgos, supondría valorar a la mitad los activos y reducir los ingresos. Y que, en 2015, en lugar del beneficio registrado de 7.558 millones de pesos (unos 395 millones de euros), hubiera arrojado unas pérdidas de 242 millones de pesos (alrededor de 13 millones de euros).
Además, el supervisor mexicano dejaba la puerta abierta a que OHL México, de la mano de su auditor Deloitte, ajustara las cuentas para “dejar de registrar como ingreso la diferencia entre la supuesta rentabilidad teórica y una supuesta rentabilidad real de sus concesiones”. Al final, el pasado 17 de febrero, una semana antes de presentar las cuentas, OHL México presentaba ante la CNBV el mecanismo para cumplir con la exigencias del supervisor.
Mismo resultado por distinta vía
A la vista de una y otra contabilidad, se observa que la filial azteca de OHL que, en 2015, había englobado bajo el epígrafe “inversión en concesiones neto con rentabilidad garantizada”, por un total 102.859 millones de pesos (casi 5.000 millones de euros), ahora separa el total de inversión en concesiones (50.856 millones de pesos), del valor de los flujos futuros del peaje medidos a valor presente, denominado activo intangible (por un valor de 39.000 millones de pesos), y suma 13.000 millones de pesos más por el déficit estimado recuperable a través del concedente, en caso de que los flujos de peaje no sean suficientes.
El resultado es el mismo (los 102.859 millones de pesos que daban hace una año), lejos de los 47.000 millones de pesos (casi 2.300 millones) que, según la CNBV, debían contabilizarse.
Se mantiene el 10% de rentabilidad garantizada
De esta manera, tomando el mismo esquema de contabilidad, OHL México incrementa el valor de sus concesiones en 2016 -el equivalente al 10% de rentabilidad garantizada- para llegar ya a los casi 115.000 millones de pesos (unos 5.600 millones de euros).
Si se observa con detalle, OHL México no aplica ese 10% de manera equitativa entre los tres nuevos apartados. Aumenta solo un 1,5% el valor de la inversión en infraestructura recuperable a través de los flujos futuros de peaje, pero, en cambio, incrementa casi un 21% la porción del activo intangible recuperable y un 25% el déficit a cargo del Estado de México, un derecho incondicional de cobro a favor de OHL (ya cuantificado en 785 millones de euros) por importe igual al de la inversión más el rendimiento que la filial no hubiera podido recuperar con las cuotas del peaje.
Las cuentas de OHL México sobre el grupo resultan claves, sobre todo a nivel del beneficio operativo. De los 690 millones de ebitda que OHL registraba a 30 de septiembre de 2016, las concesiones mexicanas aportaban el 68%.