Dos ingenieros en telecomunicaciones, Javier Domínguez y Ramón Morillo, y un ingeniero agrícola, Víctor Fraile. Ese fue el equipo que fundó en 2014 de la destilería urbana Santamanía en Las Rozas (Madrid). "Nos pilló en un momento de impás en nuestras vidas laborales -cuando Vodafone compró ONO, la empresa en la que trabajaban- y nos lanzamos. El 98% de la gente nos decía que estábamos como una regadera", explica el CEO de la compañía, Javier Domínguez. Su objetivo, ofrecer "productos naturales" creados en su destilería: ginebra, ron y vodka.

"Salimos de nuestra zona de confort, en plan kamikaze, y seis meses después se nos había quedado pequeño lo que habíamos hecho", narra Domínguez. Hoy, tres años después, Santamanía exporta a 19 países pero quiere tener mayor presencia en España. "Desde que comenzamos, nos hemos rascado nuestros bolsillos para financiarnos", apunta el CEO, que recalca que había "un firme compromiso de todo el equipo". Pero ya no vale para seguir creciendo.

Por eso, la destilería urbana ha abierto una ronda de financiación internacional a través un equity crowdfunding con el que poder que potenciar el mercado local. Se trata de una modalidad de financiación mediante la cual un promotor de un proyecto solicita financiación a través de una plataforma- en este caso Crowdcube- para recibir aportaciones de inversores que apuestan por su proyecto a cambio de recibir beneficios, acciones o participaciones en la empresa. Pretende recaudar 400.000 libras en 30 días. Este martes, dos días después del lanzamiento de la campaña, había conseguido el 46% de su objetivo.

Las doce personas que forman la plantilla de Santamanía. Santamanía

¿Por qué un crowdfunding?

"Ese dinero podríamos pedírselo a un banco, pero no se establece la misma relación de confianza", asegura Domínguez. ¿A qué se refiere? "Así acercamos la compañía a pequeños inversores y los premiamos, porque se llevan una participación y ayudan a desarrollar la empresa", apunta. En este sentido, asegura que "no deja de ser una inversión" en un proyecto determinado, en este caso en una destilería urbana "que ofrece calidad y productos 100% naturales", insiste el CEO.

Y esa pretende ser su apuesta. "Nuestros clientes tienen que ser personas que prefieran una buena copa a tres malas. Queremos calidad, no cantidad", reseña Domínguez, que asegura que no pretenden que la gente "beba más, sino mejor".

En 2016, la compañía facturó 600.000 euros, cifra que esperan duplicar en este 2017 y alcanzar los 1,4 millones. "Pretendemos vender este año unas 230.000 botellas", indica el CEO. De éstas, la mitad en España y la otra mitad fuera de ella.

(ACTUALIZACIÓN) La compañía cerró el 'crowdfunding' tras cubrir el 250% del objetivo y después de sumar más de 800 inversores, lo que le permitió ingresar más de un millón de libras.