El Caso de la Escuela de Negocios a la que le ha tocado 'la Grossa’
La detective de empresas de EL ESPAÑOL recibe una noticia muy especial de un viejo amigo.
Estoy molida. El año hace mella y tengo ganas de cogerme unos días de vacaciones. Menos mal que me voy a Bruselas a pasar la Nochebuena. Sólo espero no encontrarme con Puigdemont por allí. Ya es lo que me falta, que me dé la turra con la República y el procés.
Como no tengo ganas de trabajar he optado por ponerme la retransmisión del sorteo de Navidad. No juego ningún décimo, pero me gusta oír el cantar de los niños de San Ildefonso. La muestra más inequívoca de que la Navidad ha llegado.
Enfrascada estaba en mis pensamientos cuando suena el teléfono. Veo en la pantalla que es un viejo amigo. Hace tiempo que no hablo con él. Sé que está trabajando en una prestigiosa escuela de negocios que últimamente está haciendo mucho ruido.
“¿Cómo estás? ¿Qué tal todo?”, me dice con voz alegre. Sinceramente, no entendía muy bien la llamada. No tenemos mucha relación, tan sólo algún devaneo más personal que profesional dada la buena planta que tiene el tipo en cuestión.
Algunos profesores de IESE y ESADE han sacado la patita en redes sociales en favor del independentismo.
“Te llamo para contarte que me ha tocado el Gordo” decía mientras reía. No me lo podía creer. “¿En serio? ¡Qué alegría!” le dije, pensando que se refería al sorteo de la Lotería.
Rápidamente me sacó de mi error. “¡No! ¡No! El Gordo de la Lotería no. El del procés”.
“¿Cómo?”, musité.
Comenzó a relatarme cómo con la llegada del referéndum independentista sus principales competidores -IESE y ESADE- las están pasando canutas. Muchos de sus profesores han sacado la patita a través de las redes sociales, y hacen gala del independentismo paseando el nombre de ambas escuelas de negocio y ligandolas a la deriva de Puigdemont, Junqueras y compañía.
Esto ha provocado, me explicaba, que muchos de los potenciales clientes de estas escuelas empiecen a alejarse de ellas. “Ten en cuenta que muchos de los cursos los pagan las empresas a sus ejecutivos; y otros son grandes directivos que no quieren verse salpicados por la independencia”, me decía.
Así que ahora resulta que dos de las escuelas de negocio más prestigiosas de este país se ven bajo el yugo del nacionalismo catalán y algunos sectores del país empiezan a mirarlas con un cierto recelo.
“No veas la cantidad de visitas que he tenido en los últimos días”. Resulta que, ahora, la formación empresarial que imparten las escuelas de negocios de origen vasco es mejor vista que la catalana. “Nunca había ocurrido eso”.
¿Y cómo lo estáis haciendo?, pregunté ingenua.
“Fácil", me dijo. “No haciendo nada. No posicionándonos y esperando a que nos vengan a buscar”.
Desgraciadamente creo que tiene razón. Vivimos en una sociedad cada vez más polarizada en el eje España-Cataluña; Madrid-Barcelona.
En efecto, le dije, “te ha tocado el Gordo”. Bueno, más bien “la Grossa”.