El Caso de Eneas, el fondo del entorno de Rato que te graba en su sede
La detective de empresas de EL ESPAÑOL atiende a un directivo que, a partir de ahora, llevará inhibidores a las reuniones.
Tuve que esperar largo tiempo a mi cliente en una popular cafetería. Lo cual me vino fatal para los propósitos de año nuevo. Ya estaba pensando en calzarme el segundo croissant a la plancha cuando lo que llegó a la mesa, bien calentito, fue el directivo de telecomunicaciones. Y no porque hubiera tenido un pequeño retraso en la consulta del médico, que también. Estaba enfadado porque, en su largo periodo como consejero delegado de compañías cotizadas, jamás se había encontrado con algo así.
El caso es que la compañía que dirige, una telco recién comprada por un fondo, tiene algunos problemas. Las cosas no son como se las esperaban y van a tener que hacer algo de chapa y pintura para sacarla adelante. “Que la sacaremos”, advierte.
El caso es que, nada más llegar al puente de mando de su nueva nave, se encontró con un pleito por parte de uno de los anteriores accionistas, el fondo Eneas, que pertenece a la adinerada familia asturiana de los Alvargonzález. Se trata, sí, de los navieros que en 2014 evitaron el embargo de los bienes de Rodrigo Rato y le otorgaron el aval para hacer frente a la fianza de 3 millones de euros. Gente de bien.
Así fue la reunión
Con el objetivo de aligerar la tensión e intentar embarcar al fondo de los navieros en el nuevo rumbo de la compañía, el CEO propuso una reunión en la sede madrileña, en pleno paseo de la Castellana, con los dos socios fundadores del fondo, Jaime Gimeno Alvargonzález y Juan Carlos Smith.
El caso es que Smith no llegó a la reunión y ésta se celebró a dos manos. En el transcurso de este encuentro, cordial, se habló de la situación de la compañía y de los retos que ésta tenía por delante. Eneas insistió en que la suya era una inversión a corto plazo y que quería recuperar de inmediato su dinero, y el directivo pidió tiempo para reflotar la compañía, como está en sus planes.
El juicio
Lo único que no se esperaba el consejero delegado fue que, en la siguiente sesión del juicio, el abogado de Eneas intentase presentar la grabación de una reunión como prueba. “En toda mi carrera jamás he visto nada igual”, me dijo el directivo. Tenía confianza en que lo tratado iba a ser un pacto entre caballeros.
El problema es que la pasta es la pasta, la ley es la ley, y los pactos entre caballeros son, a veces, sólo letras de Joaquín Sabina.
El Tribunal Supremo ha establecido en numerosas ocasiones que “la grabación de una conversación que tiene lugar entre dos personas y que uno de los intervinientes desea conservar para tener constancia fidedigna de lo tratado entre ambos, no supone una invasión de la intimidad o espacio reservado de la persona ya que el que resulta grabado ha accedido voluntariamente a tener ese contacto y es tributario y responsable de las expresiones utilizadas y del contenido de la conversación, que bien se puede grabar magnetofónicamente o dejar constancia de su contenido por cualquier otro método escrito. Cuando una persona emite voluntariamente sus opiniones o secretos a un contertulio sabe de antemano que se despoja de sus intimidades y se las trasmite, más o menos confiadamente, a los que les escuchan, los cuales podrán usar su contenido sin incurrir en ningún reproche jurídico”.
Moraleja
“Pero una cosa es lo jurídico y otra cosa es el día a día de los negocios”, clamó el directivo. “¿Voy a tener que ir con un inhibidor cada vez que hablo con alguien?”.
Al parecer, los socios de Eneas llamaron después para hablar y se excusaron. Aseguran que Gimeno sólo grabó sin avisar para tener algo que mostrarle a su socio cuando llegase y que el abogado, que pasaba por allí, escuchó la conversación y quiso incluirla en el pleito.
“Ningún problema”, repuso el directivo agraviado. “Vosotros tenéis libertad para grabarme y yo para advertir a todo el que trabaje con vosotros que ésta es vuestra manera de trabajar”. Esta frase, en todo caso, es una recreación literaria. No estaba allí y no puedo responder de su precisión.
Para más detalle, pueden consultar con Juan Carlos Smith y Jaime Gimeno. Ellos seguro que la tienen grabada.