El caso de los empresarios ‘acongojados’ con la que se avecina
La detective de empresas de EL ESPAÑOL se cuela en una fiesta de empresarios que le muestran su preocupación por la evolución de la economía.
Tengo la sensación de que a todos mis clientes les ha dado por reunirse antes de que lleguen las vacaciones. Las invitaciones para celebrar la llegada del verano y verse antes de que acabe el curso escolar se han multiplicado en los últimos días. Así que estos días me estoy dedicando a ir de ‘sarao en sarao’ para que luego no me digan que soy una soseras.
En uno de esos ‘saraos’ en el centro de Madrid, en una terraza con vistas de 360 grados a la ciudad, me encontré con lo ‘más granado’ de la política y la empresa. Políticos y empresarios unidos por una buena causa: el verano, pensé sin querer ser mal pensada. Ahí estaban todos, de izquierdas, de derechas, de... ¿centro? Del PP, Psoe, de Ciudadanos… ¡Y hasta de Podemos! Para que luego digan.
Así que entre copa y copa y mientras algunos de los asistentes cantaban en un improvisado karaoke, móvil en mano, quise tantear a algunos conocidos sobre su visión de la situación económica. Y qué quieren que les diga, la conclusión que saqué es que todos ellos andan acongojados con lo que está por venir en los próximos meses.
En concreto, su preocupación radica en el escenario electoral que se avecina a partir del último trimestre del año: Andalucía este curso; Municipales y Autonómicas en Mayo y, para terminar, Generales en el año 2020. Un caldo de cultivo perfecto para que comience la recolección de votos por parte de los partidos y, por tanto, todo quede paralizado.
“Espero que la gasolina que tenemos en el depósito aguante dos años”, explicaba uno de ellos.
¿En serio?, pregunté. “¡Claro!”, me dijo otro de ellos. “¿Tú crees que Sánchez se va a meter en camisas de once varas ahora? Se va a dedicar a cubrir el expediente, a tomar medidas que le atraigan votos y no tocar mucho la economía para que -con el motor al ralentí- llegue a las próximas elecciones”, me decía copa en mano.
Eso mismo se puede trasladar a las Comunidades y los Ayuntamientos, continuaban. “Todo está ahora mismo en stand by, la financiación autonómica no va a salir adelante a corto plazo, y todos tienen problemas con los votos, está todo abierto. ¿Crees que van a hacer algo positivo para la economía y la empresa?”.
El tono en el que me lo decía dejaba claro su pensamiento. Pensé en seguir tirándoles de la lengua, pero pensé que dadas las horas lo mejor que podía hacer era marcharme. Y eso hice. Cogí mi bolso, pedí un taxi, y me fui a mi casa mientras de fondo escuchaba a los empresarios cantar. Sólo les faltaba la corbata en la cabeza. Para que luego digan que son aburridos.