El Gobierno de Pedro Sánchez sigue sin tenerlo claro con los impuestos. A los bandazos con la tasa a la banca y al diésel se ha sumado ahora la incertidumbre que se cierne sobre los anunciados impuestos a las tecnológicas. Este lunes, EL ESPAÑOL publicó que las empresas del sector y su patronal, Ametic, habían trasladado a Moncloa su preocupación por la “inminente” aplicación de estos impuestos, demandas frente a las que que el Ejecutivo sigue sin mover ficha.

También este lunes la Ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, inauguró el 32 Encuentro de la Economía digital y las Telecomunicaciones, que organiza Ametic en Santander, un momento propicio para que Moncloa diese algunas claves respecto de las intenciones del Ejecutivo con unos tributos criticados ampliamente por las tecnológicas y su patronal solo unas horas antes.

Pese a ello, Maroto no hizo ninguna referencia en este encuentro y, tras ser consultada por periodistas, echó balones fuera. Lo que quedó claro tras escuchar las palabras de la ministra es que los impuestos a las tecnológicas ya no son una prioridad y que se ha pasado de la beligerancia gubernamental inicial -en que se demandaba a las tecnológicas a pagar más impuestos- a un proyecto en buscará que el impacto sea el menor posible en la actividad económica.

Fiscalidad "del siglo XXI"

Este cambio de rumbo se produce después de que en las últimas semanas el Gobierno recabase la opinión de algunas tecnológicas que se opusieron a estos impuestos y que han indicado que una aplicación de nuevos tributos afectaría duramente a un sector que es uno de los primeros generadores de empleos del país.

En Santander, Reyes Maroto indicó que el Gobierno está trabajando para definir una fiscalidad "del siglo XXI" que incluye una revisión de las figuras impositivas, aunque ha incidido en que se evitará que genere una "disrupción" en la actividad económica y que se buscará una transición ordenada en todos los sectores hacia un modelo que tenga en cuenta las nuevas formas de la economía para que no haya competencia desleal.

La ministra de Industria, Comercio y Turismo señaló que con este fin se está trabajando con empresas de todos los sectores, incluido el tecnológico, con el objetivo de acompañar la transformación que necesita la economía para que España se un país más moderno y cuente con fiscalidad acorde a esa modernización.

Pedro Sánchez y los impuestos a las tecnológicas

Un cambio de rumbo que también se ha visto reflejado en el discurso del presidente de Gobierno. Pedro Sánchez dio su primera entrevista del curso político este lunes en Cadena Ser y confirmó que quiere poner en marcha un impuesto a actores contaminantes, incluido el diésel en 2019, que sigue firme su intención de aplicar una tasa a las transacciones financieras y que las grandes empresas deben tener un tipo mínimo impositivo del 15% para tener "justicia fiscal".

Una entrevista en la que Sánchez no se refirió a posibles impuestos a las tecnológicas, pese a anunciar hace tres meses que era una de las prioridades de su Gobierno. Desde Moncloa confían en sacar adelante una nueva fiscalidad que cuente con el consenso de las empresas; es por ello que ha preferido negociar y escuchar a todas las partes, antes de seguir adelante con el diseño de esta nueva normativa.

Detalles del impuesto

No se han dado detalles de manera oficial, aunque ha trascendido que este impuesto va dirigido a gravar la publicidad online, la venta de datos generados con información proporcionada por usuarios o las actividades intermediarias de plataformas digitales. Se ha hablado desde un impuesto del 15% hasta el 3% de la facturación frente al actual impuesto que grava los beneficios.

En el caso de estas empresas existe una coincidencia social y política en que compañías como Facebook, Amazon o Google deben pagar más impuestos en España. En nuestro país, muchas de estas sociedades derivan todos sus ingresos a filiales en otros países de Europa como Holanda, con una fiscalidad más favorable, y solo recaudan por servicios prestados a sus sociedades matrices.