Ryanair se enfrenta este martes su segunda huelga coordinada de tripulantes de cabina en dos meses. Sus trabajadores en España, Portugal, Italia, Bélgica y Holanda -aunque todavía cabe que se sumen otros países-, no cejan en su empeño: que la irlandesa les haga contrato bajo la legislación local.

Por el camino, cientos de miles de nuevos afectados por las cancelaciones que realizará la aerolínea para manejar el día. Tiempo y dinero perdidos -para pasajeros y para la compañía, que tendrá que abonar las indemnizaciones pertinentes-, para todos por el empeño en mantener un modelo de negocio que exprime al máximo los costes con tal de ofrecer unas tarifas que ni siquiera son ya tan baratas.

Pero no es el único frente laboral que tiene abierta la aerolínea que dirige Michael O'Leary. Ryanair se verá las caras con sus pilotos españoles el mes que viene en los tribunales. Desde Sepla, el sindicato de sus pilotos, piden que se regularicen las contrataciones de personal y se rijan también bajo la ley española.

Las negociaciones con los trabajadores no avanzan. Pero desde Bruselas ya ha llegado el esperado tirón de orejas: "Las reglas son muy claras", dijo con rotundidad la comisaria de Transportes, Violeta Bulc. "El lugar donde el trabajador se levanta y regresa para ir a dormir sin que el empleador tenga que cubrir sus gastos es lo que determina dónde se aplica la ley", añadió la comisaria de Empleo y Asuntos Sociales, Marianne Thyssen. 

La situación con sus trabajadores está pasando factura a la aerolínea en Bolsa y, aunque sus accionistas parece que todavía respaldan la dirección de la compañía, está por ver cómo afrontará la necesaria transformación que se le empieza a exigir en los distintos mercados que opera. El modelo 'low cost' de la irlandesa está entre la espada y la pared... pero también lo está su propio CEO, que ha reconocido que no tiene muy claro si seguirá al frente de la aerolínea a partir del año que viene, cuando expira su contrato.

Esta semana pasada y esta que se presenta pasará, a buen seguro, factura a Amazon España. Como de costumbre, la tecnológica en España vuelve a ser noticia por sus conflictos con sus trabajadores y, lejos de apaciguarse los líos laborales, se han agigantado.

Este sábado, el abogado se reunía con muchos trabajadores de San Fernando de Henares para ultimar la vista que se producirá este martes. Los empleados del centro neurálgico exigen el cobro de varios pluses que se han evaporado tras la implantación del nuevo convenio sectorial.

Pero ahí no queda la cosa, además Trabajo ya está investigando a la tecnológica debido a su relación con los repartidores de los paquetes de su servicio de Amazon Flex. Por último, el plazo para llegar a un acuerdo con sus empleados de San Fernando después de la imposición del convenio colectivo. De no hacerlo, y tiene toda la pinta que así será, un juez acutará de oficio.

En definitiva, Mariangela Marseglia llegó antes del verano para apaciguar los ánimos e intentar acercar posturas con sus trabajadores, pero de momento no lo está consiguiendo. Y el horizonte tiene más nubes que sol. No son buenos tiempos para Amazon en España.