El lujo no entiende de épocas. Ni de tipos de motores. Hispano Suiza, la mítica marca automovilística española vuelve. Y lo quiere hacer por la puerta grande. El próximo mes de marzo, durante el Salón del Automóvil del Ginebra, Hispano Suiza presentará un deportivo 100% eléctrico de edición limitada.
Las palabras de Miguel Suqué Mateu, bisnieto del fundador y actual presidente de Hispano Suiza Fábrica de Automóviles, recogen el significado que esta decisión tiene para la familia: “Hemos llegado a hacer realidad un sueño que tuvimos hace muchos años, volver a ver circular un Hispano Suiza por las carreteras de todo el planeta”.
El directivo explica, de la misma manera, cómo incluso el concepto eléctrico está en el ADN de su compañía: “En 1900, en los orígenes de Hispano Suiza, se construyó el primer automóvil eléctrico en el mundo, un prototipo que no llegó a fabricarse de forma industrial. Transcurridos 119 años, en marzo de 2019, en Hispano Suiza tendremos nuestro primer automóvil 100% eléctrico, de altas prestaciones y fabricado en Barcelona, cumpliendo también el sueño de mi bisabuelo”.
Historia de un grupo legendario
La Hispano Suiza Fábrica de Automóviles S.A. fue fundada en Barcelona en 1904 por Damián Mateu con el apoyo del director técnico e ingeniero suizo Marc Birkigt, socio también de la compañía. Ambos formaron un tándem economico-ingenieril que fue referente para la época.
Con un criterio empresarial muy moderno para los inicios del siglo, impulsaron un proyecto que se transformaría en una de las empresas más punteras en lo que a tecnología automovilística se refiere. Además, la empresa no se quedó ahí y también aportó importantes innovaciones en el sector aeronáutico.
Los Hispano Suiza no tenían nada que envidiar a los Rolls-Royce. Reyes, aristócratas, banqueros y grandes empresarios no escatimaban en gastos para tener un Hispano Suiza entre sus coches. Hay que pensar que en los años en los que se funda la marca, el código de circulación español sólo tenía 12 señales de tráfico.
Si hay alguien al que se le puede considerar como uno de los principales valedores de la Hispano en sus orígenes ese fue, sin duda, el Rey Alfonso XIII. El monarca español fue reconocido por su gran afición al automovilismo y, al conocer los modelos de la marca, cuentan que el flechazo fue instantáneo.
Durante la segunda mitad de la primera década del siglo XX, los Hispanos fueron los coches favoritos de Alfonso XIII. Llegó a tener una gran colección e incluso en aquellos años se especuló con que apoyó económicamente a la empresa siendo inversor de la misma.
La industria automovilística era bien distinta en los primeros años de la empresa a lo que hoy conocemos. La marca se centraba en la mecánica. Luego era turno de los carroceros, los encargados en realizar al gusto del cliente la personalización de todo lo que tiene que ver con los elementos como los asientos o la tapicería. La manufactura era totalmente artesanal y entre los materiales podían llegar a encontrarse maderas de caoba o incluso el marfil.
El trampolín de las carreras y de la I G.M.
Los Hispanos consiguieron gran repercusión en sus sonadas presentaciones durante los salones del automóvil que, en aquella época, se celebraban en París. Lo que también llevaría a abrir una importante fábrica en la capital francesa. Los pedidos crecían a buen ritmo pero fueron dos carreras las que colocaron a los Hispanos en la pole del sector.
En 1910 dos Hispano Suizos ganan en los Grand Prix de Oostende y Boulogne, las carreras más importantes de la época. En medio de este éxito estalla la I Guerra Mundial. El conflicto, lejos de cortar la vitalidad de la empresa, no hizo sino mejorarla. Los principales aviones de los aliados durante el conflicto volaron propulsados por un motor de la Hispano Suiza.
Además de los importantes contratos, se cifran en más de 50.000 motores, los Hispanos se llevaron del conflicto bélico el símbolo que presidiría sus carrocerías desde ese momento: la cigüeña. Un distintivo que los coches portarían en honor a Georges Guynemer exitoso aviador aliado de la época que murió en 1917.
La guerra ayudo a la empresa a dar un salto ingenieril muy grande. Los motores de la época, la mecánica o los frenos evolucionaron de forma importante y colocaron a la empresa española muy por delante de su competencia.
A diferencia de la I Guerra Mundial tanto la Guerra Civil española como la II Guerra Mundial supusieron un impacto muy negativo para la salud empresarial de la Hispano Suiza. La dureza de los conflictos, la desaparición del mercado interno español y las políticas arancelarias hicieron que la empresa entrara en graves problemas económicos.
En España la división de automóviles fue nacionalizada por el Instituto Nacional de Industria (INI) en 1946. De esa operación saldría ENASA, fabricante nacional de automóviles que utilizaría la marca Pegaso.
En Francia la empresa no corrió mejor suerte. El Estado nacionalizó la división de motores aeronáuticos en 1920. De ahí se crearía la Societé Française Hispano Suiza que posteriormente sería absorbida en 1968 por Snecma.
Intentos de relanzamiento
En el año 2000 Hispano Suiza llegó a un acuerdo de cesión de marca con la ingeniería Mazel para fabricar un prototipo. El superdeportivo biplaza de lujo HS21, vio la luz en Ginebra ese mismo año. En 2001 y 2002, se presentaron los modelos K8 y el HS21-GTS, sendas evoluciones del primero.
Cuatro generaciones de la familia Suqué Mateu han intentado preservar la marca familiar. Damián Mateu, bisabuelo del actual presidente, fundó la compañía. Posteriormente su hijo Miguel Mateu continuó al frente del proyecto, fabricando los automóviles de alta gama y prestigio.
A su fallecimiento, su hija Carmen Mateu fue nombrada presidenta y prosiguió la labor de su padre a través de diversas actividades encaminadas a mantener viva la esencia de la marca. Además de empresaria, Carmen Mateu hasta su fallecimiento el pasado mes de enero ha sido considerada una gran mecenas e impulsora de actividades culturales.
Ahora llega el turno de Miguel Suqué Mateu. El bisnieto del fundador ha puesto la mira en el próximo Salón de Ginebra como día D para el relanzamiento de la marca. Aunque existe muy poca información sobre los planes de la compañía se especula con que en el arranque la empresa fabricaría ediciones limitadas que podrían no llegar a la decena.
¿El precio? Los primeros rumores apuntan a un punto de partida en los 100.000 euros, cifra a partir de la cual los dueños de los modelos podrán personalizar sus coches a su gusto. Nadie dijo que fuera barato conducir a lomos de una cigüeña eléctrica.